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05 septiembre, 2010

Tregua de ETA, nada nuevo

El anuncio de tregua realizado por ETA vía vídeo de encapuchados no contiene ninguna novedad que permita deducir que ha cambiado ni un ápice, que ha hallado la salida del laberinto en el que lleva medio siglo perdida. Salvo aportaciones posteriores -que se aguardan, pero sin esperanzas-, ésta es una más de las treguas tácticas planteadas por la banda, forzada en este caso no sólo por su situación de debilidad sino también por la presión crítica de la izquierda abertzale.

Dado que ya existe experiencia suficiente respecto a estos movimientos, la respuesta del Estado no debe ser otra que una negativa terminante a cualquier tipo de diálogo porque el diálogo otorga a ETA una entidad política y una representatividad de las que objetivamente carece. Y además cualquier compromiso al que la banda pueda llegar puede transformarse en papel mojado en cuestión de horas, dadas las divisiones dogmáticas y sectarias que subsisten en su interior.

La "solución democrática" que ETA insiste en defender no puede ser planteada por un grupo de terroristas que siempre ha despreciado las urnas y que, estúpidamente, ha pretendido arrancar el derecho de autodeterminación por las armas. ¿Está "agotado" el marco autonómico, como ellos afirman, en sintonía con todos los nacionalistas? No, en absoluto; sólo los que pretenden imposibles lo ven agotado.

Lo pida quien lo pida, la exigencia de que (sólo) los vascos decidan requiere una reforma constitucional esencial, que tendría que ser votada por todos los españoles. Ellos y nosotros sabemos cuál sería el resultado de ese referéndum. Entonces, ¿por qué insisten?

No sólo no ha logrado ninguna conquista política a lo largo de su historia, bañada en sangre y brutalidad, sino que ha perjudicado severamente a la causa que dice sostener. El rechazo de la izquierda abertzale a la violencia como arma política es expresivo del fracaso histórico etarra. Si ETA quiere ser realmente y consecuentemente útil a Euskalherría el camino pasa por la entrega de las armas y la disolución. Cuanto más tarden en asumirlo, peor para todos, pero sobre todo para ellos.

17 octubre, 2007

Despropósitos, aspavientos, mentiras y delirios


Hay que admitir que a la hora de escenificar aspavientos y despropósitos el Partido Popular es imbatible. Y últimamente están sembrados. Tras el númerito 'institucional' de Rajoy vía vídeo en plan "le roi c'est moi" sólo nos faltaba Mayor Oreja resucitando y rehabilitando al muerto.

"¿Cómo voy a condenar lo que, sin duda, representaba a un sector muy amplio de españoles?", se pregunta en una entrevista publicada en 'La Voz de Galicia' este demócrata de toda la vida. Naturalmente ni se le ocurre plantearse la ilegalidad de origen de la dictadura o el hecho de que el golpe de estado del 18 de julio no fue contra ningún régimen despótico sino contra una república legítima, regida por un Gobierno que tenía su origen en unas elecciones democráticas.

Para Mayor Oreja, la larga y brutal dictadura fue una Arcadia feliz, caracterizada por una "extraordinaria placidez" para aquel sector supuéstamente "muy amplio" de españoles. La paz de los grandes cementerios bajo la luna; la del exilio forzado; la de las prisiones atestadas; la de los juicios injustos, sumarísimos o no; la del silencio por decreto; la de la ley de vagos y maleantes; la del tribunal de orden público. La España 'plácida' del silencio y la conformidad por decreto, la de la propaganda ilegal y el miedo omnipresente, casi supersticioso. ¿Quién si no él y los suyos siente nostalgia de tan selectiva y falsa placidez?

En el caso de Aznar, del que constan artículos publicados en los últimos años 70 en la prensa de La Rioja añorantes de la dictadura e inquietos ante la Constitución y el Estado de las autonomías, ya nada puede sorprender. Su manera de contar la reciente historia de España -la que todos hemos vivido- es un desafío a la memoria colectiva y a la inteligencia de los españoles. Su última intervención, en Salamanca, trasudó el inextinguible rencor que le posee desde el aciago 14-M.

Decir que el PSOE, cuando él gobernaba, negoció simultáneamente con el PP y con ETA es mentir cínicamente y por partida múltiple. Tratándose de Aznar, lo habitual. Fue el PSOE quien propuso el pacto antiterrorista, que Aznar contempló en principio con reticencias y resistencia. Con bastante posterioridad (no simultáneamente), un miembro del PSE, Jesús Eguiguren, concluye de sus encuentros personales con miembros de Batasuna no sólo que el entorno radical abertzale está abierto al diálogo, sino que ETA podría declarar un alto el fuego e incluso abandonar las armas tras una presumiblemente larga negociación. Lo que se inicia entonces es un proceso de exploración mutua entre Batasuna (no ETA) y PSE (25 reuniones, se dice) que sólo cuando el PSOE llevaba dos años en el Gobierno (22 de marzo de 2006) conducen a la declaración de alto el fuego por parte de ETA. Si eso es simultaneidad, que baje dios y lo vea.

En cualquier caso, el diálogo con ETA, que al contrario del que mantuvo el Gobierno de Aznar no supuso ninguna contrapartida para la banda (el Gobierno del PP acercó presos a la península y, dentro de la península, al País Vasco), sigue siendo uno de los caballos de batalla en los que el PP funda su política de oposición.

Ayer, sin ir más lejos, el portavoz parlamentario del PP, Eduardo Zaplana, aseguraba con su habitual rostro, aceitunado y pétreo, que Zapatero no está capacitado ni tiene legitimidad (¿legitimidad?) para afrontar el "desafío" que plantea Ibarretxe con su referéndum. "Después de todo lo que ha ocurrido esta legislatura, que ha sido una fábrica de independentistas, y de que se haya negociado con ETA, Zapatero no está en condiciones de hacer frente a este desafío", dijo el inefable.

Mientras Rajoy aseguraba que el presidente del Gobierno había hecho lo que él le había pedido, lo único que se puede hacer, Zaplana insistía en que “si hubiera voluntad inequívoca para frenar este desafío, el comportamiento sería radicalmente distinto". ¿Cuántos partidos hay en el PP para que sea posible que mientras su presidente se atribuye parte del mérito en la firmeza con que Zapatero le dice a Ibarretxe que no hay camino el portavoz constate tibieza e insuficiencia en la actuación presidencial?

También ayer, Zaplana consideró necesario salir en defensa de Mayor Oreja y, aunque aseguró que no había leído sus declaraciones (¡ !) aludió, cual si de perros se tratase, a su “pedigrí”, a su carácter de "demócrata de la cabeza a los pies" desde siempre, y cuya biografía es más "contundente" que cualquier declaración.

Dada su fe de intoxicador profesional en que no hay mejor defensa que un buen ataque ni arma más eficaz que una insidia, el hombre que está en política para “forrarse” dejó caer que “muchos de los que hoy se meten con nosotros no estaban en las filas de los que peleaban por la libertad (...) y tenían cargos públicos en la administración franquista".

¿Quiénes? Es inútil preguntar. Lo dice Zaplana y ya está. Es como cuando afirmó que Aznar nunca había asegurado la existencia de armas de destrucción masiva en Irak. En media hora las ‘históricas’ grabaciones le estaban desmintiendo con contundencia más que suficiente como para desautorizar a un político y más al portavoz de un partido de por vida.

Para completar el cuadro, Ana Botella, esposa de Aznar y concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, insistió –sin nombrar a nadie, claro- en que era un hecho el pasado franquista tanto de miembros del PP como del PSOE (ella no fue franquista, por supuesto). Cualquiera, sin embargo, podría nombrar, a título meramente indicativo, a dos luminarias del franquismo que están en el PP y cuya relevancia es incomparable con la de cualquiera de los innombrables franquistas que supuestamente hay en el PSOE: el padre fundador, Manuel Fraga Iribarne, y el escurridizo y siempre sonriente Rodolfo Martín Villa. ¿Quién da más?

En cualquiera caso, ya puesta en modo disparate sobre la memoria histórica, la ex presidenta consorte comparó el 18 de julio de 1936 con la huelga minera asturiana de 1934 (bañada, por cierto, en sangre por Francisco Franco, entonces al servicio de la república). ¿Condenaría el PSOE aquella huelga?, concluía.

Esto es el delirio.

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08 junio, 2007

¿Quién es el villano de esta historia?

No es mi intención extenderme, una vez más, en la consideración de cuánto tiene de deslealtad y de falta de escrúpulos la actitud del PP en relación con la política antiterrorista del Gobierno. Simplemente quiero someter a la consideración de los lectores un texto del que se habla mucho y que, paradójicamente, es desconocido en su integridad por la mayoría de los españoles: el Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo.

En su artículo primero se expresa, por parte de los dos partidos que lo suscribieron, la “voluntad de eliminar del ámbito de la legítima confrontación política o electoral entre nuestros dos partidos las políticas para acabar con el terrorismo”, pero antes de ello, en su primera línea, el artículo afirma que es al Gobierno a quien “corresponde dirigir la lucha antiterrorista”.

Durante 39 meses de vigencia del Acuerdo bajo el Gobierno del PP, el PSOE, en la oposición, fue leal e incluso perrunamente fiel a su letra y a su espíritu. Todo cambió, sin embargo, cuando el PP pasó a la oposición sin aceptar la limpieza y justicia de su derrota electoral. No contentos con insistir, desde antes de su fracaso hasta el día de la fecha, en la participación de ETA en el ataque terrorista del 11-M deciden traicionar ese artículo 1 del Pacto para convertir todo lo relativo a la lucha antiterrorista en materia de confrontación con el Gobierno.

Para ello ‘fabrican’ previamente la mentira de que es el Gobierno quien rompe el pacto y encuentran la ocasión idónea en las elecciones autonómicas de 2005 en el País Vasco. Pese a que la candidatura de Aukera Guztiak es ilegalizada por sus nexos con Batasuna, el PP insiste en que se haga lo mismo con EHAK (PCTV), partido legalizado en 2002 por el Ministerio del Interior dirigido por Ángel Acebes.

Las exhaustivas investigaciones policiales no logran evidencia alguna de que exista relación entre el PCTV y Batasuna o ETA, pero el PP halla motivo suficiente en su no ilegalización para dar por roto el pacto.

Entonces, como ahora, el PP encuentra el pretexto en la legalidad de unas determinadas candidaturas para sacar provecho partidista. Ahora reclama la anulación de las listas de ANV en las pasadas elecciones que no anuló el Tribunal Supremo por falta de pruebas. Pretende que el Gobierno actúe como si España fuera un Estado totalitario y lo pretende a sabiendas de que no lo hará. Reclama un imposible para mantener su juego sucio y desleal con la política antiterrorista.


TEXTO DEL ACUERDO POR LAS LIBERTADES Y CONTRA EL TERORISMO

1. El terrorismo es un problema de Estado. Al Gobierno de España corresponde dirigir la lucha antiterrorista, pero combatir el terrorismo es una tarea que corresponde a todos los partidos políticos democráticos, estén en el Gobierno o en la oposición. Manifestamos nuestra voluntad de eliminar del ámbito de la legítima confrontación política o electoral entre nuestros dos partidos las políticas para acabar con el terrorismo.

2. La violencia es moralmente aborrecible y radicalmente incompatible con el ejercicio de la acción política democrática. Quienes la practican, quienes atentan contra la vida de aquellos que no piensan como ellos sólo merecen la condena y el desprecio de los partidos políticos democráticos y del conjunto de la sociedad. No existe ningún objetivo político que pueda reclamarse legítimamente en democracia mediante coacciones o asesinatos. El único déficit democrático que sufre la sociedad vasca, el verdadero conflicto, es que aquellos que no creen en la democracia ejercen la violencia terrorista para imponer sus objetivos a la mayoría. Por ello, el PP y el PSOE nos comprometemos a trabajar para que desaparezca cualquier intento de legitimación política directa o indirecta, de la violencia. Por eso, también, afirmamos públicamente que de la violencia terrorista no se extraerá, en ningún caso, ventaja o rédito político alguno.

3. Durante más de dos décadas de democracia, el pueblo vasco ha desarrollado su capacidad de autogobierno en el marco de la Constitución y delEstatuto de Guernica. Ese marco ha permitido la expresión política, cultural y social de la pluralidad que alberga la sociedad vasca. Cualquier discrepancia política existente entre vascos puede y debe plantearse en ese marco institucional. Cualquier proyecto político, incluso aquellos que pretenden revisar el propio marco institucional, debe respetar las reglas y los procedimientos en él establecidos. El diálogo propio de una sociedad democrática debe producirse entre los representantes legítimos de los ciudadanos, en el marco y con las reglas previstas en nuestra Constitución y Estatuto y, desde luego, sin la presión de la violencia. La paz, la convivencia libre y el respeto a los derechos humanos son valores no negociables.

4. La defensa de los derechos humanos y de las libertades públicas corresponde, en primer lugar al conjunto de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: Guardia Civil, Cuerpo Nacional de Policía y, en su ámbito, la Ertzaintza. De su capacidad y eficacia depende que se erradique en el País Vasco y en el resto de España la violencia, las amenazas y los chantajes de los terroristas y de quienes los sostienen. Por ello, reiteramos nuestra confianza en su trabajo y apoyaremos su dotación adecuada de medios humanos y materiales para desarrollar la labor que tienen encomendada. Es una confianza, un apoyo y un compromiso que queremos hacer extensivo a Jueces y Fiscales, a todos los que trabajan al servicio de la Justicia para asegurar nuestra convivencia libre y pacífica.

5. Los delitos de las organizaciones terroristas son particularmente graves y reprobables porque pretenden subvertir el orden democrático y extender el temor entre todos los ciudadanos. Nuestro sistema penal ofrece una respuesta jurídica adecuada para reprimir esos delitos. No obstante, si nuevas formas delictivas o actitudes y comportamientos que constituyeran objetivamente colaboración o incitación al terrorismo exigiesen reformas legales, nos comprometemos a impulsarlas en el marco del mutuo acuerdo.

La política penitenciaria forma parte de la estrategia de persecución contra las bandas terroristas y, por tanto, se sitúa en el marco de acuerdo entre ambos partidos y con el Gobierno. Dentro de nuestro ordernamiento jurídico, la legislación penitenciaria ha de aplicarse asegurando el más completo y severo castigo a los condenados por actos terroristas. La política penitenciaria contemplará las formas de reinserción de aquellos que abandonen la organización terrorista y muestren actitudes inequívocas de arrepentimiento y voluntad de resocialización tal y como establece nuestra Constitución.

6. La experiencia de las actuaciones policiales ha puesto de manifiesto reiteradamente la importancia que tiene la cooperación internacional para la lucha antiterrorista. Los partidos firmantes del presente Acuerdo nos comprometemos a trabajar para reforzar nuevas iniciativas de cooperación, singularmente con Francia y en el marco de la Unión Europea. A tal efecto, ambos partidos creemos necesario mantener una actividad informativa permanente, a escala internacional, en el ámbito de las instituciones y de las organizaciones políticas y ciudadanas.

7. Las víctimas del terrorismo constituyen nuestra principal preocupación. Son ellas quienes más directamente han sufrido las consecuencias del fanatismo y de la intolerancia. Sabemos que la democracia nunca podrá devolverles lo que han perdido, pero estamos dispuestos a que reciban el reconocimiento y la atención de la sociedad española. La Ley de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo ha sido una expresión unánime y cualificada de su reconocimiento moral y material. Pero nuestras obligaciones no han terminado.

Debemos esforzarnos por preservar su memoria, por establecer un sistema de atención cotidiana y permanente. Su colaboración con la sociedad española en la batalla contra el terrorismo sigue siendo necesaria ya que nadie mejor que las víctimas para defender los valores de convivencia y respeto mutuo que quieren destruir aquellos que les han infligido tal sufrimiento. Para promover esa colaboración, ambos partidos nos comprometemos a impulsar, junto con las asociaciones de víctimas, la creación de una Fundación en la que estén representadas dichas asociaciones que coordinará sus actividades con las fundaciones ya existentes.

8. Pero la definitiva erradicación de la violencia terrorista en España no es una tarea exclusiva de los partidos políticos democráticos. Exige el compromiso activo de todos, instituciones, gobiernos y ciudadanos en la afirmación constante de los valores cívicos y democráticos. PP y PSOE reafirman su determinación de impulsar y apoyar la movilización de los ciudadanos en contra de la violencia terrorista y en repudio de los asesinos. Ambos partidos expresan su apoyo a los medios de comunicación y a los profesionales que en ellos trabajan y subrayan la importancia de su función para transmitir los valores que garantizan la convivencia entre los españoles y que aparecen recogidos en nuestra Constitución.

La libertad de expresión y el pluralismo informativo constituyen un patrimonio democrático esencial frente a la coacción, la amenaza y la imposición del silencio buscada por los asesinos y sus cómplices. En este Acuerdo, queremos dirigir un llamamiento especialmente a los jóvenes. Son ellos los que deben protagonizar, de una forma singular, la rebelión contra la violencia. Es a ellos a quienes corresponde principalmente extender la ética de los valores democráticos y de la convivencia. ETA debe perder toda esperanza. Y esa esperanza la perderá con la respuesta firme unida y democrática de los ciudadanos vascos y del conjunto de los españoles a cada una de sus vilezas.

Nuestro compromiso es poner en España y singularmente en el País Vasco, toda nuestra energía de partidos democráticos para conseguir un gran impulso cívico al servicio de la salvaguarda de las libertades y de los derechos de todos los ciudadanos. Este no es un compromiso coyuntural. Queremos dar a nuestro acuerdo eficacia de presente y proyección en el futuro. Para ello trabajaremos conjuntamente para que los valores y principios plasmados en este acuerdo alcancen el máximo apoyo social y de las instituciones, en las que ambos partidos nos comprometemos a defenderlos.

9. El objetivo de este Acuerdo, impulsar conjuntamente las libertades y la política contra el terrorismo, exige una colaboración permanente entre el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español, que implica el intercambio de información, la actuación concertada en los ámbitos recogidos en el presente Acuerdo –reformas legislativas, política penitenciaria, cooperación internacional, movilización ciudadana e instituciones– y la búsqueda de posiciones conjuntas ante todos los acontecimientos que afecten a la política antiterrorista. A tal fin, se creará una comisión de seguimiento que se reunirá periódicamente y en la que se integrarán representantes de ambas fuerzas políticas y, con el acuerdo del Gobierno, representantes de éste.

10. Con la firma del presente Acuerdo PP y PSOE queremos ratificar públicamente nuestro compromiso firme de trabajo en común, para la defensa del derecho a la vida y a la libertad de todos los ciudadanos españoles. Ambas formaciones políticas coincidimos en los principios que deben inspirar la lucha antiterrorista y, en los términos aquí recogidos, en la política que debe desarrollarse.

Queremos, finalmente, convocar a las demás fuerzas democráticas a compartir estos principios y esta política, convencidos como estamos de que son un cauce adecuado para expresar su voluntad de colaboración en el objetivo de erradicar la lacra del terrorismo.

En Madrid, a ocho de Diciembre de dos mil.


APÉNDICE: Punto 2 (el esencial) de la propuesta aprobada por el Congreso sobre el diálogo con ETA con el voto en contra del PP

Expresamos nuestra convicción de que el Estado de Derecho ha demostrado su fortaleza y superioridad frente al terrorismo. A ETA sólo le queda un destino: disolverse y deponer las armas. Ésta es la exigencia de la ciudadanía vasca y ésta es también la actitud de la totalidad de los grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados.

Por eso, y convencidos como estamos de que la política puede y debe contribuir al fin de la violencia, reafirmamos que, si se producen las condiciones adecuadas para un final dialogado de la violencia, fundamentadas en una clara voluntad para poner fin a la misma y en actitudes inequívocas que puedan conducir a esa convicción, apoyamos procesos de diálogo entre los poderes competentes del Estado y quienes decidan abandonar la violencia, respetando en todo momento el principio democrático irrenunciable de que las cuestiones políticas deben resolverse únicamente a través de los representantes legítimos de la voluntad popular. La violencia no tiene precio político y la democracia española nunca aceptará el chantaje de la violencia.

El diálogo con ETA (que no negociación) ha respetado estrictamente lo acordado por el Congreso, que, por otra parte, es suscribible por todo partido democrático digno de tal nombre. El alto el fuego se ha roto por la insistencia de ETA en plantear un temario político y el rechazo del Gobierno a admitir como interlocutor político a una banda armada.

Mientras ha durado ese proceso, el Gobierno ha tenido que soportar una sarta permanente de intoxicaciones y mentiras que le pintaban de rodillas ante los terroristas o dispuestos a anexionar Navarra al País Vasco a cambio de la paz.

Juzgue cada cual quién es el villano de esta historia.

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05 junio, 2007

El PP insiste en la insidia

De la declaración de Rodríguez Zapatero tras el anuncio de ETA:

"La respuesta a esta nueva equivocación será la que siempre han dado los gobiernos de España, las fuerzas democráticas y la sociedad en su conjunto. Una respuesta anclada en la defensa común de los valores e instituciones democráticas, en la estricta aplicación del estado de derecho, en la eficacia de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado y en la cooperación internacional. Somos un país fuerte, la sociedad española ha mostrado a través de un periodo ya muy largo que su dolor no debilita su fortaleza, que el sufrimiento no merma su determinación. Lo mostrará ahora de nuevo, sin ceder a ninguna de las amenazas o los desafíos a los que se le quiere someter. La decisión de ETA va radicalmente en la dirección contraria al camino que desean la sociedad vasca y la española, el camino de la paz. Un camino que sólo tiene un final, el del abandono definitivo de las armas, un camino que sólo puede iniciarse y recorrerse con la renuncia completa a la violencia."

De la declaración de Rajoy, tras conocer la del presidente:

"Yo deseo que el Gobierno de España rectifique. Le pido al Gobierno de España que lo haga. Le pido claridad, certidumbre, seguridad y que no haya ningún tipo de ambigüedad. La declaración de esta mañana del presidente del Gobierno no ha sido una declaración clara en este sentido.Yo le pido que afirme que ya no habrá ninguna cesión ni ninguna negociación con la organización terrorista ETA. Le pido que active todos los mecanismos que son propios de un Estado democrático y de derecho. Y le pido hechos y pruebas, que todos los españoles necesitamos, de que, efectivamente, tiene voluntad de rectificar".

Es evidente que el Partido Popular insiste en la insidia y en la explotación partidista de la política antiterrorista. ¿A qué cesión se refiere? ¿Ha acercado Zapatero a presos de ETA a la península o, dentro de la península, al País Vasco? ¿Ha llamado Zapatero a ETA Movimiento de Liberación Nacional Vasco? No, eso lo hizo Aznar en su día, so pretexto de explorar la voluntad de ETA de ‘rendirse’.

¿A qué ambigüedad, falta de claridad, de seguridad o de certidumbre alude Rajoy? ¿Qué hechos y pruebas reclama y sobre todo qué rectificación cuando Zapatero anuncia que la respuesta que dará a ETA “será la que siempre han dado los gobiernos de España”?

A lo que dice Rajoy se le llama indecencia política, algo que está en las antípodas de la “absoluta lealtad” que pretexta en el inicio de su declaración. Y la dramática pregunta que cabe hacerse ante este posicionamiento en las graves circunstancias actuales es si se puede esperar de este Partido Popular, encanallado en la mentira y en la falta de escrúpulos, que forme un frente unido junto al Gobierno y el resto de las fuerzas políticas.

Si no lo hace, si insiste en la “absoluta deslealtad” de dividir a los ciudadanos y a las víctimas, como ha venido haciendo cuando atribuía al Gobierno la cesión de Navarra y le describía genuflexo ante ETA, que los ciudadanos se lo demanden.

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ETA: La burbuja fanática

Se veía venir, pero ello no limita la tristeza ni la indignación que produce el anuncio por parte de ETA de que pone fin al alto el fuego, finiquitado ‘de facto’ con el atentado brutal en la T-4 de Barajas.

Los ‘cerebros’ de la banda han esperado a la celebración de las elecciones para hacer oficial la ruptura con ‘argumentos políticos’ recientes y supuestamente contundentes, pero, inmersos en su burbuja fanática y maximalista, lo único que aciertan a emitir en su comunicado es una especie de eructo ideológico inane.

La lectura de su ‘aclaración’ nos lleva, una vez más, a la constatación de la miseria intelectual -y por ende moral- que habita en las mentes de quienes rigen esta banda armada, empeñada en erigirse en representante de los ideales de todo un pueblo y en defensores de un sueño de independencia que siempre deviene pesadilla en sus manos.

En el panorama político español hay dos áreas necesariamente forzadas a definirse sin ambigüedades ante la nueva situación: a nivel del Estado, el conjunto de los grupos políticos democráticos (todos, no sólo los dos partidos mayoritarios), y a nivel del País Vasco, la izquierda abertzale, habitual cobertura política de los asesinos.

Ha llegado el momento de recuperar la unidad en la lucha contra el terrorismo, rota interesadamente y erróneamente (como lo prueban los hechos) por el principal partido de la oposición en su propósito de obtener réditos políticos de la intoxicación permanente acerca del alcance de un diálogo, que, en la medida en que era y debía ser secreto, facilitaba sus deliberados e irresponsables excesos de interpretación.

Ese frente antiterrorista debe incluir, ineludiblemente, al conjunto de las fuerzas que rechazan la violencia como instrumento de la acción política. Un nuevo consenso contra el terrorismo debe ser un auténtico pacto de Estado que represente al conjunto de la sociedad y a sus diversas opciones políticas y no sólo, como era en el pasado, a los dos partidos que se turnan en el Gobierno de la nación.

Para Batasuna debería haber llegado la coyuntura histórica precisa que marque su ruptura con la insostenible y dictatorial tutela de los violentos; la autonomía y liberación de su discurso político; el fin de la justificación del callejón sin salida de la lucha armada.

Lamentablemente, si alguna reacción en ese sentido cabe esperar tras la nueva vuelta de tuerca de ETA, no será en absoluto colectiva. Existe una larga tradición de apartamiento individual y silencioso de los disidentes que tiende a perpetuarse. El miedo tiene mucho que ver en el hecho de que las divergencias no se exterioricen y el discurso sea panfletariamente monolítico.

Hay, sin embargo, un caso paradigmático de coherencia valiente e impune: Patxi Zabaleta, miembro fundador de la coalición Herri Batasuna en tanto que representante del partido HASI. Su trayectoria es buena prueba de la viabilidad, credibilidad y utilidad de la autonomía del discurso político independentista sin la muleta asesina de la lucha armada. Los resultados obtenidos en las elecciones pasadas por la plataforma Nafarroa Bai, en la que se integra su grupo, Aralar, son elocuentes al respecto.

Nos toca seguramente a todos los españoles volver a vivir momentos duros; asistir indignados e impotentes a la brutalidad de los atentados; compartir, sin posibilidad de consolar, el dolor de las familias de los que caigan como consecuencia de la irracionalidad homicida de la burbuja fanática. Sólo nos cabe el consuelo de esperar que la Justicia actúe con el máximo rigor contra los asesinos y que éstos acaben admitiendo algún día la magnitud de su error y de su culpa.

Pero también ha llegado del momento de asumir, sin el menor ápice de duda y de modo definitivo, como sociedad estigmatizada por las consecuencias de cuarenta años de estúpido voluntarismo tercermundista, que no hay nada que negociar con esa banda de acémilas que no sea las condiciones de su rendición.

A lo largo de estos 29 años de democracia todos los gobiernos han dialogado en su momento con ETA en la esperanza de poner fin a su actividad. Lo que ahora ha ocurrido tiene ya suficiente número de precedentes para que nadie, en el futuro, caiga en el error de conceder la más mínima credibilidad a una organización que parece interpretar triunfalistamente tales aproximaciones como signos de debilidad de su enemigo.

Una banda armada carece, por principio, de toda representatividad política a estas alturas de la historia. Dialogar con ella, incluso si se excluye contra sus deseos el temario político, conlleva atribuirle implícitamente esa representatividad que tanto necesita para justificar su existencia y sus acciones. Ha quedado definitivamente claro que es un gravísimo error. Punto y final.

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25 mayo, 2007

Génesis y desarrollo de la crispación (y III)


7 de enero de 2006: Tras las declaraciones del teniente general Mena Aguado sobre la responsabilidad de las Fuerzas Armadas en el caso de que el Estatut sobrepase a la Constitución, el PP afirma que tales declaraciones son “inevitables” como “reflejo de la situación que estamos viviendo”.

Con pólvora del Rey


25 de Enero de 2006: El PP inicia la recogida de un millón de firmas para exigir la convocatoria de un referéndum sobre el proyecto de Estatuto catalán, pese a que no tiene ninguna viabilidad legal. Piqué amenaza con dimitir tras ser desautorizado y amenazado por Acebes. Rajoy conversa con él y conjura la crisis.

El barco borracho


10 de Febrero de 2006: Rajoy responde a la petición de responsabilidad y colaboración formulada por Zapatero al PP para lograr el fin de la violencia etarra proponiendo un debate televisivo sobre la política antiterrorista del Gobierno, lo que califica como “la petición más democrática”.

Gamberrismo político

15 de Febrero de 2006: "Aunque a su partido le puede reportar votos, ¿podemos vivir los dos años que quedan de legislatura en este estado constante de crispación?” Esa es la pregunta que el presidente del selecto Círculo Ecuestre de Barcelona plantea a Rajoy en el curso de una ‘fraternal’ comida. El dedo en la llaga.

Rebelión a bordo

17 de Febrero de 2006: Se extrae de las hemerotecas la positiva acogida que obtuvo en noviembre de 1998 el anuncio de la apertura de contactos entre el Gobierno de Aznar y ETA, que contrasta con el rechazo del PP y sus medios afines al diálogo entre los terroristas y el Gobierno de Zapatero.

Vuelva usted, señor Aznar (2) ( )

6 de Marzo de 2006: La celebración de una gran convención ‘popular’ en Madrid confirma que nada más lejos de los propósitos del PP que variar su rumbo de colisión. Aznar es el ‘héroe’ de la jornada, por encima de Rajoy, que es incluso superado en la calidez de la acogida por Acebes y Zaplana.

Más pasado que futuro

12 de Marzo de 2006: El PP, con el apoyo mediático previsible, insiste en arrojar dudas sobre la autoría real del ataque del 11-M y especula con hipotéticas complicidades. A ello se une la división e instrumentación de las víctimas del terrorismo.

¡BASTA YA!

13 de Junio de 2006: A raiz de desagradables incidentes que Rajoy hubo de soportar en Granollers Acebes afirma que “quien siembra vientos al final recoge tempestades”. La Espiral coincide en la apreciación.

Acebes (por una vez) tiene razón

3 de Octubre de 2006: El sigunlar ‘caso del ácido bórico’ pone en evidencia la sincronización de ciertos medios con el PP, que acusa al Gobierno de “ocultación de pruebas” que hipotéticamente vinculan a ETA con el terrorismo islámico.

¿Existe el Estado de Derecho?

21 de Noviembre de 2006: En su nunca bien ponderado esfuerzo por cargar las tintas contra el Gobierno, el PP difunde un video sobre la inseguridad que reproduce escenas correspondientes a momentos en los eran ministro del Interior Rajoy y Acebes. Y como ‘value pack’, violencia en Medellín (Colombia).

Mentiras, miedo y cintas de vídeo

23 de Noviembre de 2006: Alborozado por los resultados de una encuesta del CIS, Rajoy alaba el acierto de la estrategia del partido, que califica como moderada, reformista y de centro”.

El PP, entre Alberto y Esperanza

5 de Enero de 2007: Tras la ruptura ‘de facto’ de la tregua de ETA con el brutal atentado de la T4 se recapitula la política insolidaria e irresponsable realizada por el PP durante el periodo en que el alto el fuego estuvo vigente.

Tras el fin de la tregua; 2.- El villano

12 de Enero de 2007: El PP y la AVT rechazan apoyar y participar en las manifestaciones contra el terrorismo convocadas tras el atentado de la T4, argumentando que son partidistas.

Asco infinito

14 de Enero de 2007: Rajoy dice que “a los españoles hay que decirles la verdad” y subraya que España “no tiene un problema de paz, sino de libertad”. Con el apoyo de algunos videos imposibles de desmentir se repasa el conjunto de “verdades” que el Gobierno del PP dijo a los españoles.

A los españoles hay que decirles la verdad

19 de Enero de 2007: Tras ver rechazada por la Mesa del Congreso su pretensión de que la Cámara debatiese las propuestas de política antiterrorista del PP, éste denuncia el “totalitarismo” e incluso “estalinismo” del Gobierno.

Delirios falsarios

6 de Febrero de 2007: El Tribunal Constitucional acepta la recusación del magistrado del mismo Pablo Pérez Tremps para el estudio de su recurso contra el Estatuto Catalán, formulada por el Partido Popular.

Por la ‘resurrección’ de Montesquieu

22 de Febrero de 2007: El sondeo del CIS pone fin a las especulaciones acerca de las consecuencias que para el PSOE podría tener el atentado de la T4. El partido del Gobierno desciende el 0,5% en la intención de voto, pero el PP también baja (0,3%). Rajoy, por su parte, desciende al quinto puesto en la popularidad de los líderes.

La encuesta del CIS: Jarro de agua fría para el PP

24 de marzo: El PP declara el boicot a los medios de Prisa tras las declaraciones de su presidente, Jesús de Polanco. Rajo asegura que su partido ha sufrido una agresión “como jamás la había habido hasta ahora en España”. Repasamos unas cuantas cosas que tampoco había habido nunca.

Lo que ‘jamás’ había habido en España

12 de Abril de 2007: El avance del juicio del 11-M y en especial el testimonio de la cúpula policial desvelan la magnitud de las mentiras del Gobierno del PP en aquellos trágicos días.

El boomerang de la mentira, contra el PP

5 de Mayo de 2007.: Un informe difundido por Cuatro TV bajo el título “11-M, la derrota de los embusteros” recapitula, a la luz de los testimonios aportado en el juicio por el atentado, la magnitud de los embustes del PP.

Por higiene pública


26 febrero, 2007

Batasuna: 'Rebajas' insuficientes

Otegui está que lo tira. Ante la inminencia de las elecciones ha iniciado -con el apoyo de la totalidad de su coalición, se supone- una temporada de 'grandes rebajas' que van desde la asunción de las limitaciones que la Constitución impone a los antojos territoriales abertzales al reconocimiento de que el Estado no debe pagar precio político alguno por la renuncia de ETA a las armas.

Son signos positivos, especialmente si se considera la delirante 'carta a los Reyes Magos' que eran sus anteriores exigencias, las que dieron lugar al alto el fuego que terminó de modo abrupto y brutal tras el atentado en la T-4 de Barajas. Aquello era pura y simplemente innegociable.

Sin embargo, tales gestos son notoriamente insuficientes. Lo que Otegui y los suyos no parecen comprender es que no es el momento de las buenas palabras, sino el de los hechos significativos y definitivos. El atentado de ETA ha situado el reloj cuatro años atrás, sino más atrás aún. Ni Batasuna ni -mucho menos- ETA ofrecen fiabilidad alguna acerca de su capacidad para sostener cualquier compromiso que puedan contraer.

Sólo hay dos cosas que esperar: por parte de Batasuna, la condena de todo tipo de violencia como instrumento de presión política; por parte de ETA, la renuncia a la lucha armada y la entrega de su arsenal.

Si Otegui no puede lograr que la coalición abertzale dé ese paso crucial es, obviamente, porque la organización política sigue en manos de la banda armada, es su rehén. Sobre esa base, sobre la intransigencia y la falta de realismo político de ETA, no hay ningún futuro que construir. Y menos aún a corto plazo, en un horizonte tan breve como las elecciones de mayo.

Se han equivocado gravemente. Y los errores se pagan.

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10 enero, 2007

Tras el fin de la tregua: Epílogo

No pensaba volver sobre este tema, pero la singularidad del comunicado que ETA difundió ayer, diez días después del atentado de la T4, un día después de que Otegui le instase a confirmar el mantenimiento del alto el fuego y el mismo día en que Rubalcaba iniciaba los contactos con los partidos en busca de la definición de un nuevo consenso contra el terrorismo, me inclina a hacer algunas consideraciones.

Tales consideraciones no pueden ser, lamentablemente, otras que una recapitulación de lo ya afirmado sobre la banda a lo largo de esta serie. La lectura del texto íntegro del comunicado remitido a ‘Gara’ conduce de modo ineludible a la conclusión de que ETA no sólo sigue embrutecida en su línea voluntarista y ahistórica, sino que ha alcanzado un nivel de degradación política, intelectual y moral probablemente inédito en su nada edificante historia. Su comunicado es basura en estado puro desde cualquier punto de vista que se le considere.

De entrada, no se puede pasar por alto la paradoja que significa asegurar que mantiene el alto el fuego permanente y al tiempo reiterar que “responderá a los ataques a Euskal Herria”. Ahora ya sabemos en qué se puede materializar esa amenaza, que ya formuló en su comunicado del 18 de agosto pasado: en un bestial atentado que causa dos muertes y pudo causar muchas más. El cinismo de culpar a la policía de su propia irresponsabilidad es la marca de la casa: ellos nunca se equivocan, nunca yerran. El mal está siempre del otro lado. El conflicto son los otros.

Es una auténtica tomadura de pelo -incluso si es involuntaria- intentar sostener la validez de una tregua permanente que resulta de hecho ser intermitente y cuya intermitencia depende en exclusiva de lo que esta banda de descerebrados fanáticos juzgue que son “agresiones a Euskal Herria”. Ellos se dan a sí mismos la capacidad y la libertad para decidir qué es una agresión y cual es su gravedad y de responder dónde cuándo y cómo les parezca.

A cambio de tan ‘tranquilizadora’ oferta pretenden el desarme -o mejor, la desaparición o suspensión- del estado de derecho, evidenciando así su ignorancia profunda y/o desprecio de lo que es una democracia, pese a que es una solución ‘democrática’ lo que insisten en reclamar. Como si España fuera la dictadura que acaso añoran querrían que, por dictado del poder ejecutivo, la Justicia se inhibiese, la Policía mirase para otro lado y la oposición al Gobierno fuese silenciada.

La única conclusión que se obtiene de la lectura del comunicado, que sólo al final y como de pasada aborda el tema del atentado, es que ETA no puede ser interlocutor para nada. Está incapacitada para realizar un análisis mínimamente objetivo de la realidad y no ofrece ninguna garantía de que vaya a cumplir ningún compromiso que surja de una hipotética negociación.

Si debe retomarse el proceso de paz en algún momento debería ser Batasuna el único interlocutor. Que sea Batasuna quien intente convencer a ETA de que no se llega a ningún lado con la violencia y quien traslade a los jerarcas de la banda lo que se negocia. Parece claro que convertir a la banda en interlocutor del Gobierno le lleva a perder el horizonte de lo real mucho más de lo habitual.

Que se peguen (o se maten) ellos. Ya estuvo bien la broma pesada de tener que tomar en serio a quienes deberían empezar por alfabetizarse cultural y políticamente: en euskara y en castellano.

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08 enero, 2007

Tras el fin de la tregua: y 5.- El Respetable

Nosotros, los ciudadanos, los integrantes de los pueblos del estado español, somos, junto a los muertos, mutilados y damnificados, las grandes víctimas del delirio de omnipotencia y de razón histórica absoluta de ETA. Nosotros, El Respetable, somos algo más que el espectador, el público, el sujeto pasivo de acciones que superan nuestra comprensión y nuestra capacidad de perdón.

ETA pretende arrojar nuestro miedo e incluso nuestro odio a la cara del Estado. La banda, siempre obsesionada por condicionar la política a través del terror, considera que todo vale si conduce a situarla en el centro de la acción y de la expectación política, protagonista, cualquiera que sea la consecuencia. Siempre encuentra justificación a sus dislates, nunca parece practicar la autocrítica.

En tiempos de la dictadura intentaron desatar la espiral de la violencia desde el culto a la paradoja revolucionaria que asegura que “cuanto peor, mejor”. Buscaron -inútilmente- el estado de excepción y la respuesta militarista brutal. Soñaban con un levantamiento popular que encontraría el apoyo internacional contra la dictadura y les convertiría en héroes salvadores con derecho a tomar el poder en el País Vasco e imponer un estado socialista de connotaciones stalinistas. Soñaban y mataban.

Cuando asesinaron a Carrero Blanco, presidente del gobierno y delfín de dictador, se creyeron dioses y con tal complejo de providencialidad afrontaron la transición política. Seguían soñando y seguían matando. Entonces más. Mataron hasta la exasperación, hasta el hartazgo. Intentaban beneficiarse de las contradicciones de un sistema (contradicciones reales, por cierto) que chirriaba estrepitosamente a medida que se metamorfoseaba en una democracia.

El golpe del 23-F es, seguramente, una de las consecuencias más graves de la enloquecida violencia etarra de aquellos años. Seguramente les hubiera gustado más el retorno a un régimen militar, que habría producido repugnancia y boicot en todo el mundo, que lo que realmente cosecharon (ellos y nosotros):

- La legitimación de una monarquía cuestionada hasta ese momento.

- Un golpe de timón político (Tarradellas ‘dixit’) que aplaca los ánimos y el rigor del juego político entre herederos del Régimen y ‘advenedizos’ demócratas y modera las tensiones nacionales, hurtando al debate cuestiones esenciales.

- La respuesta ciudadana, que concede una abrumadora mayoría absoluta al PSOE.

- La entrada en la OTAN, que se convierte en ‘inevitable’.

Luego no sólo no cejaron, sino que pisaron el acelerador estúpidamente. Llegaron los años de plomo. La muerte, servida con regularidad casi semanal en nuestras mesas, imperaba. Todo valía. Y el Estado se mancha y nos mancha a todos al aceptar la misma filosofía. Nacen los GAL Vergüenza de la democracia española. Vergüenza para nosotros también porque no eran pocos los que demandaban que se respondiera a la muerte con la muerte.

Todavía, en abril de 1995, intentan condicionar el juego político al atentar con un coche bomba cargado con 40 kilos de amosal contra el jefe de la oposición, José María Aznar. ¿Qué pretendían? ¿Reeditar el carisma del asesinato de Carrero? No se puede ser más estúpido.

Cuando ellos, El Cortejo y todo el entorno nacionalista –incluso el moderado- protestan por la política penitenciaria de excepción que se aplica a los presos de ETA no carecen de razón objetiva. Las leyes no deben admitir excepciones. Otro tanto ocurre si se considera la discutible constitucionalidad de la ley de partidos o el englobamiento de todo el entorno abertzale en lo que Garzón dio en denominar el ‘complejo ETA’.

Si alguna influencia política efectiva ha tenido ETA ésta ha consistido en condicionar la evolución de la democracia en un sentido restrictivo. Esa es la gran utilidad final del terrorismo: servir de coartada a los enemigos de la libertad. El ejemplo de la ‘Patriot Act’ en Estados Unidos tras el ataque del 11-S no deja lugar a dudas respecto a que el terrorismo saca a la luz los peores reflejos de las democracias.

Si los políticos, con sus cálculos electoralistas y sus miserias partidistas, no construyen un amplio consenso contra ETA habremos de ser los ciudadanos los que nos echemos a la calle para evidenciar y urgir la unidad. Especialmente urgente es que eso se haga realidad en el País Vasco, donde el terrorismo ha conseguido anular libertades esenciales incluso a nivel de vida privada.

Cuando el tema político queda excluido del diálogo familiar, amical y de trabajo, como ocurre en Euskadi, es que el miedo se ha impuesto sobre todas las cosas, como en los tiempos de la dictadura.

Hay que acabar con el tirano. Nosotros, El Respetable pueblo, somos algo más que el público que llora o aplaude la tragedia. Somos la víctima y hemos de responder al verdugo.

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07 enero, 2007

Tras el fin de la tregua: 4.- El Cortejo

Entre los aspectos más sorprendentes de la situación creada por el atentado de Barajas del pasado 30 de diciembre -aparte de la ruptura de la tregua sin previo aviso que el propio atentado significó- se halla el aparente desconcierto de Batasuna. Ni siquiera el Gobierno parece más desconcertado que la propia coalición abertzale por el ‘inesperado’ y brutal ataque.

Especialmente patético aparece el portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegui, que se apresura a comparecer públicamente para negar que el proceso esté roto, al menos hasta que ETA así lo afirme en un comunicado. Todo sugiere que 'El Cortejo' de 'El Criminal' no está mínimamente bien informado de lo que pasa en el seno de la banda. Y resulta evidente que -contra lo que suele afirmarse- Batasuna carece de peso político en las decisiones de 'El Criminal'.

ETA manda, Batasuna (antes Euskal Herritarrok, antes Herri Batasuna) obedece. Así ha sido desde el principio (1978). Hace años, muchos años, alguien me hizo el relato de lo que a él, a su vez, le habían relatado sobre el desarrollo de una asamblea en la que los diversos grupos (grupúsculos, para ser exactos) de la izquierda radical vasca de los últimos años 70 debatían las condiciones para la acción conjunta. “Entonces -me contó- llegaron los de la pistola, la pusieron sobre la mesa, dijeron lo que había que hacer y se acabó el debate”.

Ese es el problema. Los de la pistola, que no son precisamente los más capacitados para hacer análisis políticos -como se ha comprobado a lo largo de toda su historia-, no sólo actúan con total independencia del criterio y los intereses de quienes constituyen su apoyatura política, sino que les dictan lo que hay que hacer o no como consecuencia de una dinámica interna de la banda que sólo podemos imaginar en términos más próximos a los de la mafia que a los de un sedicente grupo político.

Nadie sabe qué ha pasado realmente para que ETA decidiera atentar. Lo que se cree saber sugiere que ha habido un brusco golpe de timón en la banda, coincidente con la reducción del protagonismo de 'Josu Ternera' en el diálogo. Tras la reunión mantenida a mediados del pasado mes nada indicaba que se fuera a romper la tregua. Y menos, contra su costumbre, sin previo aviso. El hecho de que hubiera un compromiso para mantener un nuevo encuentro este mes abonaba la idea de que, pese a los notorios desencuentros que sin duda surgieron, el diálogo iba a continuar.

Hay razones para la sorpresa y el desconcierto del Gobierno, pero Batasuna suma a la sorpresa y el desconcierto la humillación y el ridículo. A ello han de añadir que si alguna posibilidad existía de que pudiera presentarse a las próximas elecciones sus presuntos socios las han echado a perder sin apenas pensarlo. Las estadísticas han puesto en evidencia que Batasuna crece electoralmente cuando ETA deja de matar, pero eso a la banda le importa un bledo.

Resulta evidente que antes de que ETA negocie con el Gobierno y Batasuna con los partidos vascos sería preciso que ambos negociasen entre sí y superasen -si fuera posible, que no lo parece- la relación amo-esclavo que hasta ahora les une. La otra opción es que aquellos que en Batasuna están hartos de la supremacía de ‘los de la pistola’ les pongan en la cara el arma del abandono político, el “ahí os quedáis”. Sin ese apoyo ETA no existe.

Ambas cosas parecen inviables en la medida en que Batasuna es una coalición de pequeños partidos que en solitario perderían fuerza y votos y en la medida en que siguen sujetos al compromiso fundacional en el apoyo a la violencia hasta la superación del ‘conflicto’. ¿Y cual es, según ellos el conflicto? Esencialmente la no admisión del derecho de autodeterminación por parte del Estado.

¿Puede superarse el conflicto exclusivamente por la vía de la acción política? Muy difícilmente sin una previa reforma de la Constitución, para la que es muy dudoso que alguna vez exista consenso. ¿Lo puede conseguir el terrorismo apoyado políticamente por Batasuna? Absolutamente no, en ningún caso.

El auténtico conflicto es precisamente la lucha armada. ETA habla de alternativas democráticas, pero nadie cree que tenga el más mínimo respeto por la democracia. Si lo tuviera se autodisolvería y defendería democráticamente los derechos ‘democráticos’ que desde hace casi medio siglo dice estar sosteniendo en nombre de todos los vascos (¡) con el argumento irracional, irresponsable y contraproducente de la violencia.

La solución, quién sabe cuando.

Mañana: y 5.- El Respetable

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06 enero, 2007

Tras el fin de la tregua: 3.- El Bobo


El presidente del Gobierno ha recopilado, desde que ocupa tal posición, una amplia y además contradictoria colección de insultos y epítetos de parte de la ‘muy desleal oposición’. El más célebre de los calificativos (hasta ahora) es obra del florido Rajoy: Bobo solemne le llamó. Bobo y además solemne.

Pese a lo que parece no es una expresión muy creativa pues parte de la conocida expresión “tonto de solemnidad” , cuyo origen desconozco pero que seguramente se aplicó por primera vez a algún rey, uno de los pocos personajes que con mayor naturalidad pueden unir la estupidez con la pompa y circunstancia.

Nadie cree que Zapatero sea precisamente bobo y quien menos lo cree, probablemente, sea el propio PP. Entre los epítetos con que el primer partido (el único, de hecho) de la oposición le ha obsequiado están algunos (repasen la lista del insultario que el propio PSOE ha recopilado) que sugieren cualquier cosa menos la bobería.

Sin embargo, a estas alturas de la historia -tras la brutal ruptura de la tregua de ETA- hay muchos que piensan que, efectivamente, el calificativo de bobo le va al pelo al presidente del Gobierno. El cuento en que el bobo es el protagonista pinta una situación en la que la perversa ETA declara la tregua con el único propósito de rearmarse y reorganizarse para volver a atacar. La ya conocida historieta de la tregua-trampa que popularizó en su día Mayor Oreja.

Si quien cuenta el cuento es la 'muy desleal oposición’ las tintas se cargan hasta lo carícaturesco. Zapatero habría roto el pacto antiterrorista para mendigar una tregua a la banda terrorista, humillándose ante ella y aceptando negociar la unidad de España. ¿Cabe imaginar mayor perversidad? Eso ya no es tontería, sino perversidad en estado puro. Zapatero es el príncipe de las tinieblas. ¡Uuuúuuuh!

Lo cierto es que el presidente se ha limitado a intentar algo que antes que él ensayaron González y Aznar. Este último con mayor generosidad y ‘bobería’ que nadie, pues acercó a la península a presos etarras que estaban fuera de ella (en Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla) y acercó al País Vasco o sus proximidades a otros situados en cárceles más alejadas.

A Zapatero le han hecho tonto a la fuerza en el caso del diálogo con ETA. La ruptura del pacto antiterrorista por parte del PP, la presión de este partido sobre el poder judicial y la manipulación y conversión en ‘movimiento’ político de la Asociación de Víctimas del Terrorismo han sido los instrumentos del ‘atontamiento’.

La obstrucción sistemática al diálogo con ETA y Batasuna y su manipulación carecen de precedentes. Ningún Gobierno hasta ahora había tenido que afrontar a una oposición que hiciera tan irresponsablemente política partidista en un tema en el que tradicionalmente ha existido unidad, la misma que hasta ahora había caracterizado a la postura de los ciudadanos.

Cuando más tonto ha parecido Zapatero es cuando, con paciente reiteración, ha pedido la colaboración del Partido Popular. Parecía no entender que la 'muy desleal oposición’ había decidido, irreversiblemente, explotar en su propio beneficio lo que hasta ahora había sido un tabú. Y tonto será si, tras lo sucedido, sienta a su mesa, como únicos interlocutores en política antiterrorista, a quienes le han apuñalado de frente, de perfil y, sobre todo, por la espalda.

Cuando el presidente acusa al Partido Popular de “romper la unidad de los demócratas” comete un severo error de diagnóstico. Los demócratas están y seguirán unidos. Frente al terrorismo y frente al PP, al menos frente a este PP que no sólo carece de signo alguno de democracia interna sino también del más mínimo respeto por las reglas del juego democrático.

La mentira, la deslealtad, el insulto, la manipulación apocalíptica de la realidad, la instrumentalización del terrorismo y de sus víctimas no son propias de demócratas.

Paciencia y barajar. No sería la primera vez que el más tonto es precisamente quien se pasa de listo y de tramposo.

Mañana: 4.- El Cortejo

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05 enero, 2007

Tras el fin de la tregua: 2.- El Villano

A uno se le abren las carnes viendo en la televisión al portavoz parlamentario del Partido Popular, Eduardo Zaplana, rechazar, con su rostro pétreo e impasible, que su partido haya hecho un inédito uso partidista de la política antiterrorista. No hay sorpresa alguna en tal mentira porque este hombre es todo un experto en emitirlas contra toda evidencia.

Baste con recordar aquella gigantesca rueda de molino que intentó hacer tragar a la ciudadanía cuando afirmó que Aznar nunca había afirmado la existencia de armas de destrucción masiva en Irak. La consecuencia inmediata fue la difusión de las grabaciones en las que el ex presidente aseguraba tal extremo con la solemne y huera solemnidad que le caracteriza.

Alguien como Zaplana estaría, en cualquier democracia digna de tal nombre, sumergido bajo una montaña de descrédito, señalado por el dedo de la indecencia, políticamente muerto. Aquí, por el contrario, obtiene el aplauso incondicional de quienes creen que, para recuperar el poder, el fin justifica los medios por muy indecentes que sean. La razón es simple: el Partido Popular ha convertido la mentira en su fundamental arma política.

No deja de ser una paradoja que quienes perdieron el poder por una mentira intolerable como la participación de ETA en el 11-M insistan en ese vil recurso, que les hace objetivamente indignos de toda confianza política. Pero el PP ha hecho de la paradoja virtud y de la mentira verdad. Para ello no le ha faltado un considerable apoyo mediático, tanto por acción como por complicidad apenas disimulada.

Dice Zaplana (dice el PP) que el Gobierno rompió el pacto antiterrorista, “entre otras razones” (que no menciona), al permitir la participación del Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV/EHAK) en las elecciones de Euskadi en abril de 2005. Y por sorprendente que parezca en una afirmación tan simple hay varias mentiras expresas o implícitas:

- Es el PP quien declara roto el pacto (quien lo rompe, en definitiva), que el Gobierno ha dado muestras en todo momento de querer mantener o recomponer.

- No es el Gobierno quien permite la participación del PCTV, sino las leyes. La investigación policial no logra probar ninguna vinculación orgánica ni personal entre este curioso grupo marxista-leninista y Batasuna. Sí la encontró -y actuó en consecuencia- en el intento de Aukera Guztiak. ¿Por qué suponer el dolo en el caso del PCTV? Por que así lo había decidido la dirección del PP. Necesitaba convertir el terrorismo en caballo de batalla para hacer el mayor daño posible al Gobierno.

- Para mayor ironía, el PCTV tenía existencia legal desde 2002. No era ni es un montaje debido a Batasuna, sino un grupo superminoritario preexistente que se ofreció a recoger el voto y representar en el Parlamento vasco a los seguidores de la formación ilegalizada. El Ministerio del Interior que legalizó en su día al PCTV estaba dirigido por Ángel Acebes.

El anuncio de tregua de ETA y la decisión del Gobierno de iniciar el diálogo, previa aprobación del Congreso, señala el comienzo de una campaña de intoxicación de dimensiones inéditas en la democracia española por parte del Partido Popular. Las mentiras se convierten en una práctica permanente. Poco importa que no exista el más mínimo indicio para sostenerlas. Las tesis de Goebbels se imponen.

Entre las mentiras las hay gravísimas: Zapatero rinde España a ETA, se regala una victoria política a los terroristas, se asume la inclusión de Navarra en Euskadi, el Gobierno es rehén de ETA… Poco importa que el Gobierno haya definido con toda claridad los límites de lo negociable y aún importa menos que apele reiteradamente a la colaboración del PP. Éste llega a anunciar melodramáticamente que rompe toda relación con el Ejecutivo.

Pero las cosas no quedan ahí. Cuando en el debate sobre el estado de la nación Rajoy acusa a Zapatero de “traicionar a los muertos” no sólo está haciendo una indecente demagogia, impropia de una sede democrática. También está indicando el propósito de instrumentalizar a las víctimas del terrorismo en beneficio de su partido.

La AVT se ha convertido en una eficaz correa de transmisión, instrumentalizada al servicio de los propósitos de la oposición de deteriorar y obstruir al Gobierno hasta el límite de lo posible. En movilización casi permanente, no ha dejado de intoxicar a la opinión pública exagerando aún más las mentiras del PP. Ahora, tras el atentado de Barajas, el grueso de los gritos de la AVT no ha ido contra ETA, sino contra el Gobierno. Con eso está dicho todo.

Es sumamente dudoso que, tras la ruptura de la tregua, el PP esté dispuesto a colaborar lealmente con el Gobierno. Probablemente fingirá hacerlo para no poner aún más en evidencia su mala fe, pero no es verosímil que renuncie a estas alturas a los réditos que, al parecer, le produce su deliberado rol de ‘muy desleal oposición’.

Para muchos ha quedado meridianamente claro que en el caso de que hubiera habido una ligera posibilidad de progreso en el proceso de paz el PP habría hecho todo lo posible para arruinarla. Al Partido Popular no le interesan ni le preocupan tanto -contra lo que afirma- la paz o España o el bienestar de los ciudadanos como recuperar el poder por cualquier medio por muy vil que éste sea.

Mañana: 3.- El Bobo

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04 enero, 2007

Tras el fin de la tregua: 1.- El Criminal

Dinamitada la tregua de ETA con la brutalidad desproporcionada de un atentado que ha causado dos muertes, proliferan las especulaciones, los análisis con sesgos diversos y las prospectivas más bien tendenciosas sobre un futuro que si por algo está caracterizado es por las enormes incertidumbres acerca de su posible evolución.

Sin ánimo profético, pero con voluntad de contribuir a esclarecer la perspectiva a la que nos enfrentamos, inicio hoy una serie que se centrará preferentemente en los precedentes del alto el fuego y lo sucedido hasta el pasado día 30, cuando, sin previo aviso, ETA rompió el proceso ‘de facto’ con la definitiva elocuencia de un atentado con consecuencias mortales.


Poco importa si ETA no quería causar muertes, si sólo pretendía dar un fuerte puñetazo en la mesa y demostrar de modo contundente su potencialidad ofensiva. Cuando se toma la decisión de hacer el atentado donde se hizo y con la extraordinaria carga explosiva con que se perpetró se asume que puede haber muertes. Y si no se asume, peor, por cuanto se suma la estupidez a la irresponsabilidad y la falta de escrúpulos.

Una vez más, la banda terrorista ha demostrado que la política es un traje demasiado grande y complicado para ella y que el ‘uniforme militar’ que pretende vestir es totalmente inadecuado para el ‘estado mayor’ y la ‘tropa’ que la integran. Son simplemente terroristas. Y de la peor especie. Lo han demostrado tantas veces y en tal grado que no queda lugar a dudas.

No comenté en su día la ampulosa e impropia declaración de “alto el fuego permanente” del 23 de marzo de 2005, pero sí el comunicado precedente, en el que sentaba las bases para una paz duradera. Allí describí la actitud arrogante y exigente de la banda “cual Dios interpelando a los trémulos mortales”. Autoerigida en guardián del proceso, advertía que «la imposición de un nuevo ciclo autonómico a Euskal Herria traerá sólo la prolongación del conflicto».

Virtualmente derrotada y arrinconada, la organización veía en el alto el fuego la oportunidad de recuperar protagonismo político, pero condicionaba la paz a la plasmación de una utopía de independencia y expansión nacional (con Navarra y las provincias francesas) que nadie puede pretender imponer, pero menos que nadie quien está vencido y desacreditado; quien se ha convertido en un anacronismo indeseable, en una persistente pesadilla.

ETA ha evitado asumir en todo momento que lo único que el Estado podía negociar con ella (y así lo anunció el Gobierno) eran las condiciones y garantías para su renuncia definitiva a la lucha armada. Lejos de ello, ha pretendido condicionar permanentemente la marcha del proceso no sólo en lo relativo a la política penitenciaria, que sí le incumbe, sino también en la marcha de la mesa política, responsabilidad que le excede ampliamente.

La historia ‘política’ de ETA es la de un gratuito voluntarismo, ajeno a los análisis políticos de fondo, coyunturalista y oportunista. Durante décadas sus dirigentes y miembros han logrado engañarse a sí mismos con mayor éxito que el que han logrado con sus propios seguidores, en su día incuestionable y numéricamente considerable. Han visto impertérritos la llegada de la democracia, el Estatuto de Guernica, la caída del Muro de Berlín y la liquidación del llamado “socialismo real” ajenos a la historia, abstraídos de todo lo que no fuera su ombligo nacionalista-revolucionario y su concepto tercermundista de la lucha armada.

Hace también décadas que los más lúcidos del entorno abertzale, de modo generalmente discreto, han tomado distancias con la banda y con Batasuna y han criticado su praxis torpe y brutal. La vía política es para la mayoría de los nacionalistas vascos de izquierda la única alternativa, mientras la lucha armada de ETA y su maximalismo mesiánico es crecientemente considerada nefasta, contraproducente y, en definitiva, intolerable.

Ahora, tras el desproporcionado atentado que ha causado dos muertes, ETA se ha cerrado por tiempo indefinido la puerta de salida. Su crédito -si alguno tenía- se ha evaporado y el sufrimiento de los pueblos de España regresa de la mano del miedo y del odio.

Cualquier comunicado que no contenga las palabras “renuncia definitiva a la lucha armada” no merecerá la más mínima consideración. Y dado que no cabe esperar tal cosa de estos estúpidos y empecinados ‘liberadores’, estamos de nuevo donde siempre: ellos en el fracaso no asumido; nosotros en una insoportable impotencia.

Mañana: 2.- El Villano

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24 septiembre, 2006

Eusko Gudariak 2006


“Reafirmamos nuestro compromiso de seguir empuñando las armas firmemente hasta conseguir la independencia y el socialismo de Euskal Herria. ¡Tenemos dispuesta la sangre para darla por ello! ¡Lo conseguiremos!”

Este es el corolario del mensaje lanzado ayer por ETA en la víspera del ‘Gudari Eguna’ (día del soldado).

¿Demagogia? ¿Retórica? ¿Estupidez? ¿Posicionamiento definitivo ante el proceso de paz? Sea lo que sea no se entiende este panegírico de la muerte salvo si ocurren una de estas dos cosas: que ETA está a punto de volver a matar, o que los tres encapuchados que hicieron acto de presencia en la celebración con este discurso pertenecen a una facción disidente de la banda. Ninguna de estas opciones es en absoluto tranquilizadora. Y tampoco parece verosímil.

Ni siquiera el hecho de que el mensaje fuera difundido en el marco emocional de una acto celebrado en Oyarzun en homenaje a los 218 militantes de ETA muertos “en la lucha” puede justificar el tono de un breve discurso que sólo escucharon en directo 1.500 personas. Ciertamente a los familiares de los ‘gudaris’ etarras no se les puede decir tranquilamente que sus hijos o hermanos perdieron miserablemente el tiempo y la vida en la lucha por un sueño imposible. Tampoco se les puede hablar de un horizonte de paz que sólo será posible tras su rendición, pero había otras alternativas más razonables antes que soltar una vez más el viejo discurso patriotero y violento.

Precisamente la madrugada pasada entretuve mi insomnio viendo en ETB un documental, en castellano, sobre los 'gudaris' en la guerra civil. Una parte nada despreciable de su contenido estaba destinado a sostener el heroísmo y el honor de los ‘gudaris’ (término que en este caso hay que entender como soldados de fe y obediencia esclusiva y excluyentemente nacionalista) frente a las acusaciones de cobardía y de traición del resto del bando republicano.

La vergüenza de Santoña, desleída en el documental entre nebulosas explicaciones, surge de nuevo para cuestionar el lamentable papel de los nacionalistas vascos intentado pactar con el Duce, urgiendo la mediación del Vaticano (interceptada por el Gobierno de la república), sugiriendo -a su propia conveniencia- dónde debían atacar primero las tropas fascistas, si en Torrelavega o en Solares (en Cantabria ambas, como Santoña), tratando de que su traidora rendición apareciera como una derrota (significativamente ante los italianos, no ante los españoles).

El propio lehendakari Agirre evita con sus palabras que haya que poner énfasis especial en los detalles de aquella vergüenza:

“Principalmente, los elementos nacionalistas, desde la caída de Bilbao, sufrieron en todo su ser la sensación de que ya para ellos todo estaba perdido. Los demás partidos tenían una continuidad política en los demás territorios. Ellos, no. Se atravesaban las fronteras de nuestro pueblo donde la gente hablaba otro idioma. Trágica realidad que hay que saber vivirla para comprenderla.”

Esa es la cuestión: estaban -teóricamente- con la república, pero no estaban con la España republicana. No estaban con España en absoluto y de hecho tenían más en común (el derechismo y el integrismo católico) con el enemigo que con el “amigo”. Ellos fueron los primeros en perder la guerra, los primeros en rendirse una vez ocupada su ‘patria’. Y su actitud pesó fuertemente en el ánimo de los republicanos.

Tal vez ETA y Batasuna tratan de evitar ahora su particular Santoña: que la admisión de la derrota de la lucha armada como instrumento político aparezca como una rendición vergonzante. Si es así todo indica -a partir del mensaje de ETA en el Gudari Eguna- que están errando el camino. Con baladronadas numantinas no van a ninguna parte.

Leer online: www.tierradenadie.org