10 enero, 2007

Tras el fin de la tregua: Epílogo

No pensaba volver sobre este tema, pero la singularidad del comunicado que ETA difundió ayer, diez días después del atentado de la T4, un día después de que Otegui le instase a confirmar el mantenimiento del alto el fuego y el mismo día en que Rubalcaba iniciaba los contactos con los partidos en busca de la definición de un nuevo consenso contra el terrorismo, me inclina a hacer algunas consideraciones.

Tales consideraciones no pueden ser, lamentablemente, otras que una recapitulación de lo ya afirmado sobre la banda a lo largo de esta serie. La lectura del texto íntegro del comunicado remitido a ‘Gara’ conduce de modo ineludible a la conclusión de que ETA no sólo sigue embrutecida en su línea voluntarista y ahistórica, sino que ha alcanzado un nivel de degradación política, intelectual y moral probablemente inédito en su nada edificante historia. Su comunicado es basura en estado puro desde cualquier punto de vista que se le considere.

De entrada, no se puede pasar por alto la paradoja que significa asegurar que mantiene el alto el fuego permanente y al tiempo reiterar que “responderá a los ataques a Euskal Herria”. Ahora ya sabemos en qué se puede materializar esa amenaza, que ya formuló en su comunicado del 18 de agosto pasado: en un bestial atentado que causa dos muertes y pudo causar muchas más. El cinismo de culpar a la policía de su propia irresponsabilidad es la marca de la casa: ellos nunca se equivocan, nunca yerran. El mal está siempre del otro lado. El conflicto son los otros.

Es una auténtica tomadura de pelo -incluso si es involuntaria- intentar sostener la validez de una tregua permanente que resulta de hecho ser intermitente y cuya intermitencia depende en exclusiva de lo que esta banda de descerebrados fanáticos juzgue que son “agresiones a Euskal Herria”. Ellos se dan a sí mismos la capacidad y la libertad para decidir qué es una agresión y cual es su gravedad y de responder dónde cuándo y cómo les parezca.

A cambio de tan ‘tranquilizadora’ oferta pretenden el desarme -o mejor, la desaparición o suspensión- del estado de derecho, evidenciando así su ignorancia profunda y/o desprecio de lo que es una democracia, pese a que es una solución ‘democrática’ lo que insisten en reclamar. Como si España fuera la dictadura que acaso añoran querrían que, por dictado del poder ejecutivo, la Justicia se inhibiese, la Policía mirase para otro lado y la oposición al Gobierno fuese silenciada.

La única conclusión que se obtiene de la lectura del comunicado, que sólo al final y como de pasada aborda el tema del atentado, es que ETA no puede ser interlocutor para nada. Está incapacitada para realizar un análisis mínimamente objetivo de la realidad y no ofrece ninguna garantía de que vaya a cumplir ningún compromiso que surja de una hipotética negociación.

Si debe retomarse el proceso de paz en algún momento debería ser Batasuna el único interlocutor. Que sea Batasuna quien intente convencer a ETA de que no se llega a ningún lado con la violencia y quien traslade a los jerarcas de la banda lo que se negocia. Parece claro que convertir a la banda en interlocutor del Gobierno le lleva a perder el horizonte de lo real mucho más de lo habitual.

Que se peguen (o se maten) ellos. Ya estuvo bien la broma pesada de tener que tomar en serio a quienes deberían empezar por alfabetizarse cultural y políticamente: en euskara y en castellano.

Leer online: http://laspiral.blogspot.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas gracias por tu análisis.
No lo comparto completamente; pero eso es lo de menos.
Quizá lo que más me llama la atención (de tu análisis) es que el "artificio teatral" con que lo has articulado funciona.
Mucho me temo que la realidad sea cada vez más una mera representación de ella misma, y que los ciudadanos (el pueblo, o lo que sea) no somos capaces de quebrar la farsa
Un abrazo
Luis