06 enero, 2007

Tras el fin de la tregua: 3.- El Bobo


El presidente del Gobierno ha recopilado, desde que ocupa tal posición, una amplia y además contradictoria colección de insultos y epítetos de parte de la ‘muy desleal oposición’. El más célebre de los calificativos (hasta ahora) es obra del florido Rajoy: Bobo solemne le llamó. Bobo y además solemne.

Pese a lo que parece no es una expresión muy creativa pues parte de la conocida expresión “tonto de solemnidad” , cuyo origen desconozco pero que seguramente se aplicó por primera vez a algún rey, uno de los pocos personajes que con mayor naturalidad pueden unir la estupidez con la pompa y circunstancia.

Nadie cree que Zapatero sea precisamente bobo y quien menos lo cree, probablemente, sea el propio PP. Entre los epítetos con que el primer partido (el único, de hecho) de la oposición le ha obsequiado están algunos (repasen la lista del insultario que el propio PSOE ha recopilado) que sugieren cualquier cosa menos la bobería.

Sin embargo, a estas alturas de la historia -tras la brutal ruptura de la tregua de ETA- hay muchos que piensan que, efectivamente, el calificativo de bobo le va al pelo al presidente del Gobierno. El cuento en que el bobo es el protagonista pinta una situación en la que la perversa ETA declara la tregua con el único propósito de rearmarse y reorganizarse para volver a atacar. La ya conocida historieta de la tregua-trampa que popularizó en su día Mayor Oreja.

Si quien cuenta el cuento es la 'muy desleal oposición’ las tintas se cargan hasta lo carícaturesco. Zapatero habría roto el pacto antiterrorista para mendigar una tregua a la banda terrorista, humillándose ante ella y aceptando negociar la unidad de España. ¿Cabe imaginar mayor perversidad? Eso ya no es tontería, sino perversidad en estado puro. Zapatero es el príncipe de las tinieblas. ¡Uuuúuuuh!

Lo cierto es que el presidente se ha limitado a intentar algo que antes que él ensayaron González y Aznar. Este último con mayor generosidad y ‘bobería’ que nadie, pues acercó a la península a presos etarras que estaban fuera de ella (en Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla) y acercó al País Vasco o sus proximidades a otros situados en cárceles más alejadas.

A Zapatero le han hecho tonto a la fuerza en el caso del diálogo con ETA. La ruptura del pacto antiterrorista por parte del PP, la presión de este partido sobre el poder judicial y la manipulación y conversión en ‘movimiento’ político de la Asociación de Víctimas del Terrorismo han sido los instrumentos del ‘atontamiento’.

La obstrucción sistemática al diálogo con ETA y Batasuna y su manipulación carecen de precedentes. Ningún Gobierno hasta ahora había tenido que afrontar a una oposición que hiciera tan irresponsablemente política partidista en un tema en el que tradicionalmente ha existido unidad, la misma que hasta ahora había caracterizado a la postura de los ciudadanos.

Cuando más tonto ha parecido Zapatero es cuando, con paciente reiteración, ha pedido la colaboración del Partido Popular. Parecía no entender que la 'muy desleal oposición’ había decidido, irreversiblemente, explotar en su propio beneficio lo que hasta ahora había sido un tabú. Y tonto será si, tras lo sucedido, sienta a su mesa, como únicos interlocutores en política antiterrorista, a quienes le han apuñalado de frente, de perfil y, sobre todo, por la espalda.

Cuando el presidente acusa al Partido Popular de “romper la unidad de los demócratas” comete un severo error de diagnóstico. Los demócratas están y seguirán unidos. Frente al terrorismo y frente al PP, al menos frente a este PP que no sólo carece de signo alguno de democracia interna sino también del más mínimo respeto por las reglas del juego democrático.

La mentira, la deslealtad, el insulto, la manipulación apocalíptica de la realidad, la instrumentalización del terrorismo y de sus víctimas no son propias de demócratas.

Paciencia y barajar. No sería la primera vez que el más tonto es precisamente quien se pasa de listo y de tramposo.

Mañana: 4.- El Cortejo

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