30 marzo, 2006

Aznar y los 'conceptos colectivos'

Como a Aznar se le ha quedado pequeña España, donde además corre el riesgo de que le pregunten sobre el diálogo con ETA y sobre otros molestos cómos y porqués, se ha ido a Italia a ayudar a caer a su amigo Berlusconi. Y naturalmente, ha dado la nota. No tanto, de todos modos, como en México, donde tuvo que hacer a toda prisa la maleta tras prestar su apoyo expreso al candidato del PAN y arremeter contra el ‘nefasto populismo’ de su principal rival. Y es que los mexicanos son muy sentidos con su independencia. Tal vez porque siempre la han visto amenazada por el vecino del norte, donde impera el mejor amigo del ex presidente del Gobierno español. Ni siquiera el PAN, beneficiario de su apoyo, se atrevió a justificar su intromisión

Los italianos son mucho más escépticos. La historia les ha ‘regalado’ un buen montón de experiencias de las que curan de espantos a cualquier pueblo y la última de ellas, ese paradigma del solipsismo al que impropiamente denominan ‘il cavaliere’, ha roto todas las marcas de desprecio y manipulación de una democracia. Probablemente Aznar le admira porque no padece en absoluto la "fascinación por los conceptos colectivos" que detecta con mucha preocupación como elemento común a "la utopía socialista y a las ensoñaciones nacionalistas", y también, cómo no, al "movimiento yihadista".

Ese maridaje entre especies incompatibles se le ocurrió al ‘vigía de Occidente 2’ como obsequio especial a la campaña de Berlusconi. Y seguramente el ‘ideólogo’ español considera que se trata de una aportación sumamente beneficiosa para el ideario del neoconservadurismo global. Junta sus obsesiones de cabecera, las mezcla con los perniciosos ‘conceptos colectivos’ que, según él, tienen en común y ya ha formado su particular ‘eje del mal’ para ir tirando unas cuantas decenas de mítines y conferencias más.

Que uno sepa los conceptos colectivos son precisamente el objeto central de la acción (y de la reflexión) política. La política y los políticos -al menos en las democracias- están para propiciar, entre otros, ese esencial concepto colectivo llamado bien común. La falacia de la “filosofía política” aznariana se pone en evidencia cuando enfrentamos, fascinados o no, los ‘indeseables’ conceptos colectivos con sus opuestos, los conceptos individuales o subjetivos. Tanto Berlusconi como Aznar han mostrado una gran capacidad para anteponer lo individual y subjetivo -lo propio, en definitiva- a lo colectivo. Ambos han intentado inútilmente despolitizar la política, que en gran medida conciben en sus sueños como una gran empresa en la que todo el mundo cumple órdenes, guarda silencio y funciona como un reloj.

¿A qué les recuerda esa antiutopía? La cosa está clara, al menos para españoles e italianos. ¿Quién quiere repetir?

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27 marzo, 2006

Los pies de barro de la democracia

Que Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) atraviesa graves problemas de financiación no ofrece lugar a dudas. Que el contenido de sus misivas recaudatorias, consecuencia de la aplicación inmediata de la Carta Financiera que el partido aprobó en la reciente reunión de su Consejo Nacional, es un cutre despropósito con inquietantes resonancias mafiosas también ha quedado claro. Igualmente obvio es que el asunto, extensamente aireado y criticado, ha constituido un regalo inesperado para quienes quieren ajustar cuentas con el grupo de Carod-Rovira.

Pero más allá de su sugerente atrezzo vestimentario de camisas oscuras y corbatas a grandes bandas oblicuas de color, más allá de su inclinación a pasarse cinco pueblos y de su arrogancia, los republicanos catalanes son bastante menos mafiosos que ingenuos. Se les nota mucho el pelo de la dehesa propio de quienes no han tocado en serio el poder hasta ahora y se encuentran todavía tomando tierra. Ya quisiéramos que todos los partidos tuvieran estrategias de financiación tan ‘transparentes’.

Sin ir más lejos, como ERC ha argumentado ahora para devolver el golpe, hace poco más de un año se destapó en el Parlament (lo hizo el propio Maragall, que primero habla y luego piensa) el ‘tresporcientismo’ de CiU. Fue en su momento un gran escándalo que, tal como me atreví a ‘profetizar’, se ha quedado en nada gracias a una no escrita ‘ley del silencio y de la inhibición’ que supone una casi total impunidad para las vías irregulares (delictivas en realidad) de financiación de los partidos. De todos los partidos.

Ahí residen los pies de barro más ostensibles de la democracia formal, parlamentaria y partitocrática. El progresivo distanciamiento entre políticos y ciudadanos -salvo en campaña electoral, por supuesto- es contrarrestado mediante la creación de un proliferante ‘funcionariado’ de partido y operaciones gigantescas de ‘marketing’ partidista que superan con creces las capacidades ‘lógicas’ de autofinanciación. Los costes de las campañas rebasan habitualmente las previsiones y todo es insuficiente para engrasar una maquinaria desorbitada.

Existe, por supuesto, una normativa sobre la financiación de los partidos y un órgano fiscalizador, que es el Tribunal de Cuentas. La Ley de Financiación de Partidos Políticos nace en 1987, apenas una década después de las primeras elecciones, y ha sido ampliamente sobrepasada por la realidad. Dicha normativa admite las donaciones anónimas hasta un límite de 60.000 euros y prohíbe expresamente que sean destinadas a fines electorales. La limitación de la cantidad se supera de modo confortable e impune acumulando donaciones de la misma fuente nunca superiores a lo previsto. La prohibición de destinar lo recaudado a fines electorales es más bien una broma y como tal se lo toman todos los partidos.

José María Irujo, en un estudio publicado en El País el 18 de abril del año pasado, realizó un interesante estudio sobre el tema del que cabe destacar los siguientes aspectos esenciales:

- En el trecenio comprendido entre 1992 y 2005 los partidos políticos han recibido 90 millones de euros (15.000 millones de las antiguas pesetas) en donativos, la gran mayoría anónimos.
-Casi el 70% de esa cantidad ha entrado en las arcas del PNV y CiU.
- Los datos prueban que las donaciones al PNV, CiU y PP crecen al amparo de una ley que facilita la opacidad y las trampas.
- Los donantes son, en muchos casos, empresarios y constructores que buscan favores.
- El Tribunal de Cuentas exige que se ponga fin a la situación actual, favorecida por la normativa legal.

La situación es, objetivamente, una vergüenza para la democracia y para los partidos, cómplices y gestores de una situación en la que, fundamentalmente, se mueve ‘dinero negro’ e interfieren intereses que pasan de castaño oscuro.

Pero echemos un vistazo al dinero ‘blanco’. Entre 1997 y 1999 la banca condonó deudas a los partidos políticos por importe de 19,1 millones de euros. Asimismo, sólo en 1999, les toleró el impago de créditos ya vencidos (otros 26 millones de euros). Cuánta generosidad, ¿no? ¿Quién es tan ingenuo como para creer aún en la independencia de los partidos?

Poner coto a esta situación es una exigencia urgente para la limpieza y verosimilitud de un sistema ahora corrompido y condicionado. Sólo unas leyes lúcidas y exigentes pueden terminar con esta vergüenza que nos mancha y perjudica a todos.

Y ya es hora.

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22 marzo, 2006

Hora de esperanza y de responsabilidad

El alto el fuego permanente declarado por ETA es una gran noticia, pero, como en su momento dijo el presidente del Gobierno, sólo constituye el inicio del principio del fin del terror, el primer paso en un camino que el propio Rodríguez Zapatero prevé largo, duro y difícil.

El comunicado de la banda terrorista es elocuente acerca de su posición. ETA no dice lo que espera del Gobierno o de los partidos, sino lo que ‘deben’ hacer y a dónde 'debe' llevar inexcusablemente el proceso que se abre a partir del día 24. No hay admisión alguna de debilidad ni signo verosímil de rectificación acerca de la legitimidad de su lucha. El anuncio llega a continuación de una secuela de atentados mediante los cuales la organización ha tratado de mostrar una fortaleza en la que nadie cree ya.

ETA y el entorno político que le sirve de apoyo son, en su mayoría, conscientes de que el terrorismo ha dejado definitivamente de ser un instrumento útil y/o justificable. Los tiempos cambian, las sociedades evolucionan. Una generación sucede a otra y lo que ayer valió para algunos resulta indefendible ya para cualquiera. Lejos de avanzar un solo paso, Euskalherria se ha visto gravemente deteriorada por la acción de los violentos. El terrorismo ha sido una peste, tanto para el País Vasco como para el resto del Estado, y ha perjudicado sistemáticamente en las urnas a su brazo político.

Las evidencias acerca de la necesidad de cerrar un ciclo que debió concluir con la aprobación de la Constitución y el retorno de la autonomía a Euskadi no pueden seguir siendo ignoradas. La brutal irracionalidad de los ‘años de plomo’ y el empecinamiento que ha caracterizado a ETA hasta no hace mucho han sido el origen de su derrota, porque es a una derrota a lo que estamos asistiendo. La violencia no es una opción y por lo tanto ni ETA tiene razón de ser ni toda la sangre, el dolor y el miedo que ha generado tienen sentido alguno. Su derrota nace de su error.

Nunca lo admitirán abiertamente, pero es así. Están derrotados y delegan en la vía política la acción reivindicativa, conscientes de que no existe otro camino. Aspiran, ellos y Batasuna, a lograr conquistas políticas a cambio de la paz cuyo horizonte asumen, pero ni los unos ni los otros pueden albergar grandes esperanzas en ese terreno. La Constitución es el límite y en ella no figura el derecho de autodeterminación, horizonte utópico de todos los partidos nacionalistas. Ni se espera que lo haga nunca.

La fórmula ‘paz por presos’ es el techo al que ETA puede aspirar razonablemente. Todo lo demás está fuera de lugar, lo demande Ibarretxe o lo demanden Otegi o ‘Txeroki’. La organización terrorista quiere poner fin a su trayectoria apuntándose alguna victoria política, por pequeña que sea, pero por muy largas y tensas que sean la negociaciones en la mesa política o en la mesa militar, a lo más que pueden aspirar es a una reforma, necesariamente consensuada en el Congreso, del Estatuto de Gernika.

El irredentismo de los radicales abertzales es el peor de los riesgos en el camino que ahora se inicia, pero del lado del Estado existe un riesgo no menor y es la falta de colaboración -hasta ahora evidente y fundada en insidias- del primer partido de la oposición. El Gobierno debe poder contar con el apoyo del PP en el tránsito hacia la pacificación. Les compete a Rajoy y a su partido una grave responsabilidad. Y por ahora no hay signos fiables de que vayan a estar a la altura. Lo que hoy ha dicho el líder popular, aunque algunos crean apreciar un ligero cambio de matiz, no es especialmente alentador en ese sentido.

Serán los hechos a partir de ahora los que nos mostrarán si el PP asume la corresponsabilidad que implica ostentar la representación de la segunda mayoría política del país o sigue jugando a destruir por motivos de rentabilidad partidista, muy hipotética en este caso.

Una vez que ETA ha declarado un alto el fuego permanente está fuera de lugar seguir intoxicando a los ciudadanos sobre hipotéticas concesiones. Es el momento de demostrar que se está, responsablemente, con lo que todos los españoles y todos los vascos desean: el fin del terrorismo, la paz. Con todas las cautelas precisas, pero con determinación y con buena fe.

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19 marzo, 2006

Unos marchan, otros beben

-Nuestro español bosteza.
¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío?
Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?
-El vacío es más bien en la cabeza.
Antonio Machado

Seguramente no tenemos remedio. Ni quien nos lo ofrezca. El macrobotellón del viernes (y madrugada del sábado), grande y 'espontánea' manifestación nacional de estupidez evasiva, es uno de esos síntomas que no dejan lugar a dudas acerca del diagnóstico. No tenemos remedio y en el futuro seguramente tampoco, en vista de que son los más jóvenes los exclusivos protagonistas de esa alienación beoda que en Barcelona y Salamanca se saldó con vandalismo, detenciones, daños y heridos.

Unas horas después, cuando decenas de miles de jóvenes españoles dormían la mona, afrontaban la resaca o eran presentados ante el juez, sus coetáneos franceses marchaban ordenadamente (los incidentes posteriores no deben desvirtuar esa evidencia) en defensa de su futuro y, en el fondo, del de toda la sociedad. Y lo hacían junto a los sindicatos y a la izquierda, propinando al CPE (Contrato de Primer Empleo) del Gobierno un golpe de muerte. Voilá la difference!

Francia cuenta con unas leyes laborales que sus empresarios consideran 'superprotectoras' del trabajador y contraproducentes para la economía nacional (la cuenta de resultados corporativa, se entiende). Eso ha llevado a que la contratación de los trabajadores más jóvenes se convierta en casi un imposible. Para 'arreglarlo' el Gobierno se ha sacado de la manga el CPE, que intenta facilitar un primer empleo a los jóvenes de hasta 26 años, con la salvedad de que podrán ser puestos en la calle cuando el patrón lo juzgue oportuno sin mayores consecuencias. Los jóvenes, lógicamente, no quieren ser empleados de usar y tirar; los sindicatos rechazan cualquier alteración de las normas en vigor porque temen que así se abra la puerta a mayores males; la izquierda, que allí es oposición, hace su trabajo: se opone.

Aquí hace muchos años que el hipócrita paternalismo laboral del franquismo, con normas que eran papel mojado llegado el caso pero cuya letra obligaba y daba por sentado el empleo fijo, fue desmantelado por la izquierda, en un gesto de inefable progresismo. Fue el PSOE de Felipe González quien, para satisfacción de la patronal, desactivó un sistema de garantías que el franquista presidente de la patronal había comparado con el matrimonio canónico imperativo en la era de Franco. El 'inmortal' José María Cuevas hizo por aquellos tiempos una de sus frases más tristemente célebres, coincidente con la aprobación de la ley del divorcio. Vino a decir el ominoso tal que "todos los españoles pueden divorciarse ya, menos los empresarios, que tenemos que seguir casados con los trabajadores". Genial, ¿no?

La juventud francesa defiende lo que la nuestra ya ha perdido. ¿Será por eso por lo que nuestros jóvenes celebran la ceremonia ritual del fracaso anunciado emborrachándose colectivamente hasta las patas? Pues será.

Unos beben, otros marchan. ¿Tienen derecho a la esperanza los unos o los otros? Me temo que no en el horiznte previsible de la desregulación, la deslocalización, la globalización y tantas otras pesadillas que riman con traición, frustración y desesperación. Unos marchan para defender la intocabilidad de los derechos por los que lucharon sus padres, otros se emborrachan brindando subliminalmente por la muerte de sus mayores, los que tienen un empleo y acaso más de una hipoteca; los que se rindieron sin lucha, sus precursores.

La avaricia del mercado y la ley de la oferta y la demanda han derrotado a la democracia y al Estado de bienestar. Unos piensan y protestan juntos; otros ignoran, olvidan y se emborrachan también juntos en una celebración prematura y resignada de un 'no future' que va mucho más allá de referencias generacionales.

¿Pero es cierto que no hay futuro?

No en el 'cubata' destructivo que mezcla con el alcohol dosis imprudentes de estupidez y lo aromatiza con una pizca esterilizadora de angostura elaborada a base de ignorancia, evasión y reaccionarismo.

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16 marzo, 2006

Hay algo en el aire

Aparte de cantidades crecientes de polen, hay algo en el aire, como diría Tom Petty (‘There’s something in the air’). Él venteaba revolución, el muy ingenuo. Yo, que no consumo ningún tipo de estupefaciente (ni siquiera televisión), venteo simplemente la apertura de la veda mediática, el fin de la impunidad de la línea ‘destroyer’ del PP.

Tras un prolongado periodo de gracia, desde hace algunos meses se ha comenzado a detectar algún que otro puyazo crítico contra los excesos populares por parte de algunos exegetas políticos nada sospechosos de veleidades izquierdosas pero seguramente afectados de vergüenza ajena hasta un punto que llegó a hacerse insoportable.

Más recientemente, el viraje en redondo de ABC y de los medios del grupo Vocento no ha dejado lugar a dudas acerca del hecho de que la derecha moderada (el centro-derecha, que se dice), en su nivel socio-económico y mediático, está harta de la deriva gamberra del PP.

Antes de eso, a Rajoy le sacaron los colores y le pusieron los puntos sobre las íes los empresarios del Círculo Ecuestre de Barcelona, que no son precisamente catalanistas ‘enragés’. "Aunque a su partido le puede reportar votos, ¿podemos vivir los dos años que quedan de legislatura en este estado constante de crispación?”

Ahí le dieron. La respuesta a la pregunta-clave es NO. Y aunque no exista ninguna constancia al respecto (por razones obvias), todo indica que la banca, razonablemente inquieta, ha dado el visto bueno al fin de la impunidad. Las evidencias sonrojantes que proporcionó la reciente convención del Partido Popular fueron, sin duda, el punto de inflexión.

“No tienen remedio”, debieron decirse los defraudados ‘patrocinadores’ del sistema.

Si el hipotético compromiso del ‘núcleo duro’ financiero es suficientemente sólido y serio no creo que tardemos en apreciar sutiles cambios en la línea del PP. Las dificultades son considerables, si se tiene en cuenta que hasta ahora ha sido Aznar, vigía-delegado de Occidente (el vigía-jefe está en Washington), quien ha dirigido el partido desde las sombras de la FAES y que, como parece deducirse de la reciente convención, retiene un alto nivel de adhesión. Su natural empecinado e intransigente y su convicción de que se está haciendo lo necesario (él sí se lo cree, no como otros) para volver al poder, constituye un obstáculo muy serio.

Eso, sin menospreciar las estrategias de quienes aún predican el gamberrismo desde la COPE ni las insidias del rencoroso Pedro Jota, aliado táctico de Jiménez Losantos, aunque más discreto, sibilino y -aunque parezca mentira- viperino que éste.

Let’s wait and see (1), pero tras el paso del ecuador de la legislatura cabe esperar un cierto sosiego y una oposición basada en la crítica constructiva y dirigida hacia hechos reales, no pesadillas terroríficas. Especialmente cuando los sondeos del CIS canten que el PP no va a más Y disculpen si estoy practicando el ‘wishful thinking’ (2) , como el propio PP ha hecho hasta ahora.

Perdonen también el inglés. Es por si me lee el ‘texano’ de la FAES. Para que el 'inamovible' tenga que coger el diccionario. Tal vez mientras busca ‘wishful” encuentre ‘withdrawal’ (3) y le sugiera un acto de lucidez que el país le agradecería eternamente.

(1) Vamos a esperar y ver.
(2) Literalmente pensar deseoso. Pensar y/o creer lo que se desea que se produzca.
(3) Retirada.

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14 marzo, 2006

Un regalo



El dibujante malagueño Juan Ramón Mora, cuyo blog gráfico figura entre mis suscripciones predilectas desde que descubrí sus excelencias, me ha dado hoy la sorpresa y me ha hecho el regalo y el honor de enviarme una estupenda viñeta de plena actualidad. No era mi intención glosar esta nueva incursión en la indecencia de la marioneta-jefe de Aznar, pero ya con el pie dado...

Rajoy padece desde hace tiempo de una hiperglosia mórbida muy curiosa. Ignoro si toma algún euforizante con el Cola Cao matutino o si su síndrome es clasificable entre lo que podría describirse como la 'vehemencia ferviente del falso converso'. En los oscuros tiempos de la Inquisición (*) los llamados judaizantes o 'marranos' hacian ostentación aparatosa de su falsa fe para evitar la hoguera. En el caso del pobre Mariano el objetivo es bastante menos dramático. Sólo quiere ser presidente. Y Torquemada-Aznar no le pasa una.

Lo que yo me pregunto es cómo puede llegar a la presidencia un señor que viene acumulando tan graves faltas y que ni siquiera se priva de dar el cante infumable de la mochila azul. ¿Recuerdan la 'bodriocanción' que nos acosó en su momento? Decía el estribillo algo así como "la de la mochila azul, / la de ojitos soñadores/ me dejó gran inquietud/ y bajas calificaciones". Hasta parece premonitoria.

Si algún día Rajoy llega a presidente (si lo fue Aznar lo puede ser cualquiera) a la oposición le van a dar el trabajo hecho las hemerotecas.

(*) Los judíos en la España Moderna y Contemporánea, Julio Caro Baroja, Ediciones Istmo. Para saber de dónde venimos, que es la mejor manera de evitar regresar.

P. S.: Casi lo olvidaba. Gracias, Juan Ramón. Salud.

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13 marzo, 2006

Urdaci vive y sigue siendo infeccioso

Cuando leí el editorial de ‘ABC’ del domingo, titulado “Los obispos tienen un problema”, no sabía si creermelo o no. Debo decir que no soy lector habitual ni apenas esporádico (di con el artículo navegando por la red, como tantas veces) del periódico, aún monárquico, que fue de los superborbónicos Luca de Tena y hoy está mayoritariamente en manos de Vocento. Eso no impide que sepa bastante aproximadamente de qué va, pero el editorial en cuestión era de tal lucidez y contundencia, para mi encomiable, que me sorprendió.

Era singular y muy plausible porque contravenía dos de las normas no escritas de la deontología periodística española, que no es que sea ejemplar, pero sostiene entre sus axiomas que "perro no come perro" y que "a la Iglesia ni tocarla". Con ocasión del escándalo de la infiltración de los esbirros de la COPE en el EGM y la manipulación de datos cuya perpetración José Antonio Abellán confirmó con psicopático orgullo, ‘ABC’ se despachó de esta manera:

“La Iglesia, como editora de la COPE y responsable, por lo tanto, de sus contenidos, deberá abordar la desafección manifiesta de determinados comunicadores al ideario del medio y que a esa incoherencia añaden la infracción habitual de las más elementales normas de la deontología de la profesión periodística; tendrá, también, que responder de sus comportamientos probablemente ilegales y afrontar el hecho incontrovertible de que su radio se haya convertido en una auténtica piedra de escándalo, tanto en términos éticos y cívicos como en los que acotan una razonable convivencia democrática”.

(Ver editorial completo: http://www.abc.es/opinion/index.asp?ff=20060312&idn=142705786522 )

Hoy, Cecé Oó, que no es ningún colega africano, sino el inefable Alfredo Urdaci, el que confundía la información con la propaganda para escándalo o deleite de televidentes, entra en el terreno de juego para perpetrar un ajuste de cuentas muy peculiar. Mientras uno lee su ‘parto’ puede tener la ilusión de que va a dejar a Jiménez Losantos cual servicio de discoteca en fin de semana. Pero no, el destinatario preferente de su deposición, titulada “Una tamborrada de hostias”, es el presunto autor del editorial de ‘ABC, José Antonio Zarzalejos, director de la publicación.

Esto es lo que escribe el micromega-manipulador:

“Este fin de semana le ha caído (a Jiménez Losantos) lo que el autor de los golpes (Zarzalejos) llamó en cierta ocasión “una tamborrada de hostias”. Es su estilo, y el estilo es el hombre. En cierta ocasión se nos ocurrió tomar en serio los datos del EGM, los referidos a la prensa. Diez minutos después de ofrecerlos a la audiencia nos advirtió por teléfono de que nos iba a caer “una tamborrada de hostias”. Me sorprendió que alguien con su educación fuera capaz de manejar aquel vocabulario. Tocar el tambor al estilo Donosti es de muy mal tono. No discutió los datos, sólo nos recriminó por haberlos ofrecido. Quizá aquel día le estaba quitando el polvo al uniforme de Falange de algún pariente cercano, y se vino arriba. Zarzalejos es así. Suele cargar los tinteros del periódico con la tinta que destilan sus fobias”.

La anécdota suena a apócrifa, pero resulta ocioso a estas alturas de la historia preguntarse sobre lo real, lo falso o lo ocultado en relación con Cecé Oó. En cualquier caso, por si quedaran dudas acerca de qué lado está y a quién prefiere entre Losantos y Zarzalejos, el otrora turiferario del aznarato concluye:

“Pero si los obispos deben preocuparse por algo, es por el que reparte “hostias” sin haberlas consagrado, emboscado en su voz meliflua de beato. Desde que llegó a Madrid tira dentelladas a los tobillos pero hace tiempo que perdió los dientes”.

O sea, que el episcopado no debe preocuparse por los desmanes de su dilecto colega Losantos, tan obvios, insultantes y desaforados, sino por los razonamientos equilibrados de quien les pide que se preocupen y evoca la necesaria coherencia entre ideario y práctica en la cadena radiofónica eclesial. ¡Qué morro tienes, Cecé Oó!

Aunque sea desde un mísero blog, la cabra Urdaci sigue tirando al monte que fue de orégano y manipulando tanto como puede al servicio de sus ex-valedores y ex-expectadores, que tanto le quieren y a quienes tanto debe.

(Ver el ‘parto’ completo: http://alfredourdaci.blogspot.com/2006/03/una-tamborrada-de-hostias.html

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12 marzo, 2006

¡BASTA YA!

Da asco considerar la evidencia de que a estas alturas de la historia, dos años después de una de las mayores tragedias que ha vivido la España contemporánea, el Partido Popular insiste en sostener, en forma de insidiosa duda sobre la autoría, la intolerable mentira con la que durante tres días de vergüenza intentaron cegar a todos los ciudadanos con el único objetivo de mantenerse en el poder. Da auténtico asco, suponiendo que esta expresión sea suficiente para calificar la totalizadora mezcla de repugnancias (moral, intelectual, política, ética y estética) que inspira la actitud de unas gentes cuya ejecutoria, anterior y posterior a los hechos, les hace incompatibles con cualquier futura tarea de gobierno. Engolfados en la mentira, siguen sosteniéndola implacablemente en un vano intento de recuperar credibilidad y negársela al actual Gobierno.

Independientemente de que el asunto esté ‘sub iudice’, sabemos ya lo suficiente acerca de los autores y de la trama. Nadie hasta ahora ha hallado un solo indicio sólido que vincule la trágica jornada del 11 de marzo de 2004 con ETA. Y mucho menos con la que entonces era la oposición, o con la de miembros de la Guardia Civil, la Policía o el CNI, como se sugiere menos abiertamente. El Partido Popular, con la impagable (¿o pagable?) ayuda del diario ‘El Mundo’ y de otras impunes vergüenzas del periodismo español, se hunde en el albañal hasta el pelo al intentar dar valor de prueba a anécdotas insignificantes, dimes y diretes de dudoso origen y especulaciones tan gratuitas como deshonestas.

Pero no es ésto lo único indecente y repugnante. Lo es más aún la utilización partidista de las víctimas del terrorismo y la discriminación entre las ‘buenas’ (las de ETA y GRAPO, o sea, la AVT) y las malas, las ‘rojas’ (las del terrorismo islámico). Eso, junto con la insistencia en las insidias sobre la autoría del 11-M, se vivió ayer una vez más en el segundo aniversario. Quienes han hecho de las mentiras sobre el terrorismo y sobre la ruptura de España la línea central de su discurso de oposición no tuvieron ningún rubor en exhibir de nuevo su indecencia ante las víctimas del terror, gran parte de las cuales, convenientemente manipuladas, siguen sus consignas y sostienen su mismo discurso, pese a saber que Aznar intentó en su día lo que hoy quiere intentar el actual gobierno.

El PP de Aznar, que no de Rajoy (patética marioneta, voz de su amo), ha roto unilateralmente el pacto antiterrorista para acusar al Gobierno de romperlo y negarle toda colaboración. Es el mismo PP de tantas otras mentiras e insidias inaceptables; el que ha envenenado y envenena sistemáticamente la vida política para atribuirle luego al Gobierno la crispación.

Es el PP al que, como a ETA, hay que decirle ¡Basta ya! Exigirle que deje de emponzoñar la convivencia entre los españoles; que asuma definitivamente su derrota; que barra de sus filas a los indecentes y a los fascistas secretos; en definitiva, que ame realmente a España, como dice amarla, y busque su bien más de lo que ama el poder y la revancha.

¡Basta ya!

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10 marzo, 2006

Apoteosis del gamberrismo

Ayer, cuando Rajoy se despachaba contra el proyecto de Estatuto catalán en la Comisión Constitucional del Congreso con tal despliegue de hipérboles falaces que hasta Carod-Rovira se confesó tentado de votar a favor de un texto que rechaza por razones totalmente contrarias a las del PP, aunque sin duda más objetivas, los daños colaterales de la ‘guerrilla’ derechista se extendían como si fueran fruto de alguna maniaca operación del terrorismo islámico. El gamberrismo se enseñorea del panorama.

Para empezar, el vitalicio presidente de la patronal, José María Cuevas, hacía otra de sus épicas incursiones en la arena política con su proverbial estilo 'verticalista'. Este dinosaurio, que es, junto con Fraga y Martín Villa, un paradigma de la flotabilidad de los viejos paquebotes franquistas, ha sido reelegido en febrero, por séptima vez tras 22 años al frente, para un nuevo mandato de cuatro años. Con la confianza que seguramente le da el significativo apoyo (lamentablemente entrar en el significado de la perdurable identificación entre los patrones y Cuevas no es objeto de este artículo y no por falta de ganas) del 92% de los empresarios españoles, el inefable Cuevas no dudo en provocar las iras de las patronales vasca y catalana para servir a los intereses de los suyos de toda la vida.

Respecto al empresariado euskaldún, el 'superpatrón', que calificó de ‘disparate’ la búsqueda de la paz con ETA, proceso al que atribuyó “terribles consecuencias para la sociedad y los empresarios vascos”, discriminó con su insufrible desparpajo y su provocadora falta de prejuicios entre “los que se consideran perseguidos, que merecen nuestro respeto, impulso y apoyo, y los que piensan que la paz es lo mejor y que desde la CEOE debemos callarnos la boca y dejarlos a ellos solitos”. Ciertamente la andanada no iba dirigida tanto contra la patronal vasca como contra el Gobierno, cuyo presidente es la ‘bestia negra’ personal del presidente de la CEOE en la misma medida en que es el hombre a batir para el PP.

El efecto, no obstante, no sólo ha sido la ira del empresariado vasco, sino el expreso apoyo de estos al Gobierno en su gestión de un hipotético proceso de paz.

A los catalanes, a los que Cuevas debe mucho más de lo que sin duda está dispuesto a admitir, les buscó las cosquillas (y se las encontró) con sus malévolas insinuaciones, peyorativas no sólo para los empresarios sino para los catalanes en general. Las ofensas surgieron al meterse el ‘sobrado’ presidente de la patronal en el fangal de la OPA de Gas Natural contra Endesa. "Yo soy un modesto accionista de Endesa -dijo el cuitado- que en este momento no sé si la OPA me la hace Gas Natural, me la hace el señor Montilla, el señor Conthe presidente de la CNMV... No sé bien quién la hace". Así describió el lenguaraz político-empresario el polémico asunto: "Inicialmente es una operación empresarial, seguramente poco pensada, poco matizada y muy a la catalana: ´Que tenemos el poder que es favorable, en cuyo caso, además, nos va a costar menos dinero´. A eso llamo yo una OPA a la catalana. Por el dinero y por contar con el BOE”.

Aquí la andanada sí que era deliberadamente simultánea contra el Gobierno y contra la patronal catalana. Cuevas no perdona que el presidente de Fomento del Trabajo, Joan Rossell, intentase descabalgarle de la presidencia en las últimas elecciones. Ajuste de cuentas. Suma y sigue de daños colaterales.

¿Se puede romper la patronal? Así podría temerse a la vista de la grave situación creada por ‘bocazas’ Cuevas, pero el empresariado español es mucho más prudente que quien –paradójicamente- lo representa. Eso sí, en la próxima reunión de la directiva del CEOE silbarán los cuchillos de un lado a otro de la mesa.

Lo que sí puede romperse, por mor de otros montaraces no menos arrogantes e irresponsables que el presidente de la CEOE, es la AIMC. La Asociación para la Investigación de los Medios de Comunicación integra entre sus miembros (163) a los principales interesados en las diversas áreas del mundo de la información desde el punto de vista económico, es decir, anunciantes y medios. El Estudio General de Medios (EGM) constituye su principal actividad y es la más polémica porque se elabora en base a encuestas, lo que favorece que sus cifras sean cuestionadas por quienes se sienten perjudicados por las conclusiones de las tres oleadas anuales del referido estudio.

Pero lo que es motivo de reticencias circunstanciales y provisionales suspicacias para algunos se ha convertido en una obsesión, en un auténtico ‘casus belli’ para la COPE. Los ‘héroes’ mediáticos de la cadena de radio del episcopado español, entre los que destacan el inefable Federico Jiménez Losantos (La mañana), César Vidal (La linterna) y José Antonio Abellán (El tirachinas), cada cual en su terreno, tenían la tesis vagamente paranoide de que el EGM era manipulado para favorecer a la SER en perjuicio de sus ‘espléndidos’ programas.

Para confirmar tal teoría, Abellán, constituido en jefe del ‘aparato militar’ de la operación, movilizó a buena parte de la plantilla de Deportes de la cadena en diversas provincias para que se infiltrase en las empresas a las que la AIMC subcontrata el estudio. Todo indica que no se constató manipulación alguna (la ‘operación’ fue diseñada hace seis meses) o que el voluntarioso Abellán y el autor intelectual (Jiménez Losantos) cayeron en la cuenta de que si existía alguna manipulación iba a ser muy difícil de demostrar, así que decidieron directamente pasarse a la ilegalidad, ordenando a sus esbirros hacer deliberadamente mal el trabajo para ver si era detectado y en caso de que no lo fuera cargarse el EGM que les quita el sueño.

La chapuza fue detectada y la AIMC dio cuenta ayer del asunto, anunciando que probablemente tendría que suspender la publicación de su principal informe (Abril 2005-Marzo 2006) ante las dificultades para filtrar las encuestas manipuladas y contar con muestras fiables y en número suficiente para que el estudio no estuviese viciado por la actividad presuntamente criminal de los agentes de la COPE. Abellán tuvo que salir a la palestra y abortar la operación, cuyo término estaba previsto el 23 de marzo, según un acta notarial que los ‘delincuentes’ se tomaron la molestia de registrar en enero.

Naturalmente las conclusiones de Abellán se cargan el EGM, pero debemos preguntarnos qué credibilidad tienen las tesis de alguien que, satisfechísimo, confiesa públicamente “¡sí, y hemos comprado, y hemos cambiado, y hemos hecho todo lo posible para demostrar que se puede hacer! ¡Y a programas marginales les hemos metido audiencia, y a programas que no salen nunca ahora salen, y a otros programas los hemos cambiado!".

Se les va la olla, está claro. ¿Cabe concluir que se hace realmente algo irregular del hecho de que pueda ser hecho? ¿Se puede ignorar que las irregularidades fueron descubiertas a tiempo? Ellos mismos aportan la razón por la que sus ‘sólidas’ premisas carecen de sentido. Pero más allá de la inquetante evidencia de que algo no funciona bien en ciertos cerebros, lo más preocupante es que los autores de una actividad manifiestamente ilegal la confiesen con tanto orgullo. En su ilimitada prepotencia sin duda están convencidos de su impunidad. Y lo peor es que podrían tener razón en eso. ¿Será posible que después de este destrozo nadie vaya a pagar los platos rotos? Eso sería lo último que nos quedaría por ver en cuanto al éxito de la abyección.

En esta gamberrada no sólo hay un damnificado (la AIMC) sino también considerables daños colaterales que afectan a terceros (agencias publicitarias, anunciantes y medios principalmente) que como consecuencia de la irresponsabilidad de los ‘héroes’ de la COPE parecen condenados a quedarse sin un medio, el EGM, a la vista del cual acostumbran a definir sus estrategias. Alguien debe pagar los platos rotos.

A estas horas no consta ninguna reacción del episcopado español acerca del estropicio perpetrado por los puntales de su cadena radiofónica. Estarán mirando al cielo, para variar, en la esperanza de que descienda la luz que ha de iluminarlos en la noche del oprobio.

El gamberrismo prospera y se generaliza en este país gracias al silencio cómplice. El de la militancia centrista del PP ante los delirios de la dirección del partido (en la sombra y bajo los focos); el de los empresarios españoles ante las gratuidades chulescas de su vitalicio presidente; y el de los obispos ante los impresentables compañeros de viaje a los que cobija y amplifica a través de la Cadena de Ondas Populares.

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06 marzo, 2006

Más pasado que futuro

Por supuesto, Rajoy no dijo nada que se saliera del previsible guión de la convención del partido que preside (por delegación reversible de Aznar, como se pudo constatar más que nunca en esta ocasión). Su ‘sincera’ (¡) oferta de colaboración con el Gobierno en cuestiones sensibles fue de inmediato anulada mediante un ‘pero’ disuasorio (si el Gobierno rectifica).

Siguen fingiendo no haberse hecho a la idea de que ya no están en el poder. Si el Gobierno no atiende a sus exigencias (que saben de antemano inatendibles y por eso las formulan) lo traducen, de cara a la galería, como una ruptura (del pacto antiterrorista, por ejemplo) o como una injusta marginación (Estatuto catalán). Son ellos los que rompen, son ellos los que se automarginan, y la razón es que quieren tener las manos libres para seguir vendiendo su mendaz ‘Apocalipsis según Zapatero’.

Que los hechos desmientan sistemáticamente las razones de su alarmismo no parece inquietarles. Miente, que algo queda.

El resto es, como dirían ellos, “más de lo mismo”. El PP sigue donde estaba y la peculiar cuchipanda que organizó sólo sirvió para ratificarlo. El ´héroe’ de la convención no fue Rajoy, sino Aznar. Tampoco fue Rajoy quien concitó los mayores entusiasmos después de Aznar, sino Acebes y Zaplana.

Pobre Mariano, tan sobreactuado, tan fuera de su papel y, pese a sus esfuerzos, sin gancho real para la ‘hinchada’.

Más allá de todo esto, que no es grano de anís, lo que en última instancia resulta más significativo de la convención es su tono autodefensivo y autojustificativo, que, según todos los síntomas, no iba dirigido tanto hacia el potencial electorado como ‘intra muros’.

Eso delata que las críticas a su estrategia destructiva de oposición y la denuncia eficaz de las mentiras que emplean para instrumentarla están haciendo mella.

La omnipresencia de Aznar durante la convención tampoco deja lugar a dudas de que, ante la inquietud creciente en las filas y las llamadas a una rectificación hacia el centro, quien es el padre, la madre y el gran hermano de la formación ha decidido alejar toda duda de que realmente lo es, de que manda y de que, como en 1996, el camino hacia La Moncloa lo conoce él y sólo él. Ahora sólo falta que se decida a encabezar abiertamente la marcha.

¿Qué cesto se puede hacer con estos mimbres? Ellos sabrán, o, mejor dicho, él sabrá.

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05 marzo, 2006

¿Hay futuro?

A la espera de conocer el ‘clarificador’ discurso de Rajoy, prefiero evitar una valoración definitiva de la convención que, con una parafernalia escenográfica oscilante entre la imitación de similares fastos en el floklore político estadounidense y la evocación de la nunca bien ponderada Feria del Campo franquista, está celebrando el Partido Popular.

No son signos lo que falta para hacerse una idea de lo que Rajoy estará a punto de decir mientras escribo estas líneas. Sus dos triunviros ya han dado pistas más que suficientes acerca del hecho de que lo último que la peculiar reunión se ha planteado es una revisión de su actual política de oposición (si cabe denominar así al conjunto de delirios, alarmismos apocalípticos y mentiras tan obvias como perversas que caracterizan su acción).

Ocurre que Rajoy va a trazar las líneas del futuro de la estrategia del partido (o eso es lo que se espera) y ante tan prometedora y estimulante oportunidad es preferible esperar, no sea que nos sorprenda con alguna de esas propuestas centristas de las que “más de ciento en horas veinticuatro/ sin ponerse en marcha se anularon”.

Precisamente el futuro protagoniza -en teoría- la convención. “Hay futuro” reza en su frontispicio. Y tal afirmación no se refiere tanto al futuro de ‘su’ querida España como al de su descentrado artefacto de poder. Es la respuesta a la inquietud interna, porque, contra lo que todos sostienen como un solo hombre de dientes para afuera, crecen las dudas internas acerca de que la irresponsable dirección adoptada sea la más acertada para volver a La Moncloa.

El drama de la derecha española es que, cuando no tiene el poder, le ocurre lo que al vagabundo de la canción, que no sabe quién es ni de dónde viene ni a dónde va. Es una tropa tan diversa y tan ansiosa que resulta imprevisible y tiende a dejarse galvanizar por las propuestas más montaraces. Es como una engolfada hinchada futbolera que, aunque vaya perdiendo por goleada, evita cuestionarse la capacidad del entrenador y se gratifica con la visión y la práctica del patadón y la zancadilla. Y, por supuesto, atribuyéndole a la madre del árbrito la profesión más antigua del mundo. La diferencia es que, en este caso, ni siquiera creen que vayan perdiendo, aunque muchos lo sospechan.

¿Con qué debemos quedarnos?, se pregunta la perpleja militancia. ¿Con las invitaciones a la moderación que formula Ruiz-Gallardón? ¿Con la justificación implícita del golpismo que hizo Fraga al definir el 23-F como “cuando algunas personas, sin duda llenas de buena voluntad, con un gobierno dimitido, intentaron dar un golpe militar de Estado". ¿Con la fe incombustible que Aznar tiene en la mentira como instrumento político, con sus pesadillas balcánicas y su incondicional alineamiento con Bush? ¿Con las justificaciones del gamberrismo político y la afirmación de su necesaria continuidad formuladas por Acebes y Zaplana?

Y a todo esto, ¿en qué consiste el centro político reformista que se insiste en sostener contra toda evidencia? ¿Qué hay que reformar que no sea el propio partido? ¿La Constitución que tanto le costó admitir a Fraga y a los otros seis “magníficos” ex ministros de Franco? Ahora -es la última tendencia- intentan definirse como liberales. ¿Cómo el austriaco Jörg Haider?

No se aclaran, pero mientras tanto se han convertido en la oposición más indecente e irresponsable que ha conocido hasta ahora la democracia española. No están a la altura ni van camino de estarlo.

En el pecado se lleva la penitencia. Una prolongada excursión por el desierto suele producir profetas. Y es por ahí, por el desierto, por donde vaga la abigarrada tribu expulsada del poder por su mala cabeza, a la que siguen rindiendo culto cual si de infalible becerro de oro se tratase.

Go down Moses!

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