Cospedal, en su jardín

Incluso la 'infundiosa' más impertérrita del país; la que, entre otras fabulaciones, creó aquella que denunciaba una conspiración político-policial contra su partido, que nunca confirmó ni rectificó, naufraga a la hora de explicar lo inexplicable. Ella sola se metió en el jardín, con su indemnización 'en diferido' y con su 'simulación' en directo. 

La simulación es realmente el problema: simulan representar a los ciudadanos cuando en realidad representan los intereses de una ínfima y privilegiada minoría; simulan gobernar cuando están a las órdenes directas e inflexibles de Bruselas y del BCE; y, sobre todo, simulan ser honestos y cumplir las leyes cuando todo indica lo contrario. Tanta simulación parece estar dañando sus cerebros y ya ni siquiera saben hilar una mentira que convenza a sus incondicionales.

 

Las manos que nos gobiernan

La exclusiva de 'El País' que da a conocer la contabilidad secreta del Partido Popular no deja lugar a dudas acerca de la grave dimensión de un escándalo que destruye la imagen de un partido - que gobierrna a España en las circustancias más dramáticas de las últimas décadas - y mina de raiz la credibilidad de sus líderes. No se trata sólo de que un montón de políticos que han desarrollado y/o desarrollan papeles de gran importancia hayan cobrado secretamente sustanciosos sobresueldos durante años. También se trata de que el dinero parece proceder de la financiación ilegal del partido, que no casualmente tendría al sector de la construcción como fuente principal. 

La insistencia en negar los hechos por parte de lo presuntos beneficiarios sugiere fundamentalmente dos cosas: que no han declarado tales ingresos irregulares - lo que les convierte en reos de fraude fiscal - y que han decidido que esta triste historia tenga un único culpable: Luis Bárcenas, que habría falsificado esas cuentas secretas y habría hecho su fortuna con base en las donaciones. El ventilador no ha hecho más que empezar a funcionar y no sólo el gobierno sino el Estado mismo están en cuestión. Esta vez no es Tejero quien empuña la pistola, sino los padres de la patria. ¡Qué desgracia de país!

Breve

‘Más que amigo’.- Este sí que fue un escándalo judicial con indicios de prevaricación y no el de Garzón con los crímenes del franquismo. El Supremo reabre ahora la causa, pero ni siquiera reconviene al presidente del TSJCV, "más que amigo" de Camps, según confesión de éste. No le censura por no haberse inhibido en el caso y tampoco por su peculiar actuación al limitarlo al tema de los trajes, que sería archivado. Ahora Camps vuelve a estar imputado (y "feliz", según afirma) mientras el PP aparca la patata caliente en la absurda espera de que se enfríe sola, ya que Camps, como el tesorero Bárcenas, se irá cuando le dé la gana. He ahí la autoridad de Rajoy, la coherencia de un hombre que acusa a Zapatero de desentenderse de los problemas.