24 noviembre, 2007

Citas nada aleatorias (IV)


En el país de los ciegos el tuerto es lapidado hasta morir.

Joan D. Vinge

Una interesante reconsideración sobre el destino 'coronado' del tuerto que afirma el dicho tradicional. La envidia airada de los ciegos tiene vocación homicida. Hay pruebas. Tal vez Albert Einstein, calificado por su profesor de la infancia como "negado para las matemáticas", conociera las causas, pero se limitó a hacer esta afirmación nada relativista:

Sólo dos cosas son infinitas, el universo y la estupidez humana, y no estoy seguro de cuál es la más antigua.

Albert Einstein

Tal vez esa constante de la estupidez humana sea el resultado del conocido miedo a la libertad de la especie, pero sin duda también tiene su parte de culpa la no menos humana pereza intelectual. En cualquier caso es inevitable admitir las evidencias de que...

Cuando las gentes son libres para hacer lo que les gusta, habitualmente se imitan entre sí.

Eric Hoffer

Se dice que estupidez y felicidad están intimamente ligadas; que la primera es condición imprescindible de la segunda. Lo que no se suele comentar son las conscuencias desastrosas que para el conjunto de la humanidad tiene la suma de las estupideces individuales. Resulta difícil, de cualquier modo, discutir que, a nivel personal, tal vez...

La felicidad no es otra cosa que una buena salud y una mala memoria.

Albert Schweitzer

Es complicado conciliar la idea de la mala memoria con otra cosa que con la reiteradamente aludida estupidez o con la enajenación deliberada. Especialmente si se considera la opinión del creador del mítico lugar literario de Yoknapatawpha:

El pasado no está muerto. De hecho, ni siquiera es pasado.

William Faulkner

Sólo con esta frase lapidaria tendríamos para un largo debate filosófico y quizás acabaríamos aterrizando en la polémica nacional sobre la ley de memoria histórica, que tantos sarpullidos hace brotar en la fina piel de los ansiosos de olvido. Eludiendo entrar en tal pantano, les dejaré por hoy con una idea que unir a las precedentes para ir rumiando este fin de semana en el que, como de costumbre, esa utopía llamada blogosfera sestea plácidamente:

Nada fija una cosa tan intensamente en la memoria como el deseo de olvidarla.

Michel de Montaigne

Ediciones anteriores de Citas nada aleatorias: I, II, III

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21 noviembre, 2007

'El Mundo': Cero patatero

Hace unos días Pedro J Ramírez, director del diario 'El Mundo', dejaba boquiabierto a todo el país y perplejos a sus incondicionales con un artículo en el que arremetía contra el Partido Popular, denunciaba sus errores y cuestionaba su liderazgo, dando prácticamente por sentada su derrota en las elecciones de marzo.

En la medida en que el periódico que dirige (es decir, él) ha sido el motor y el inspirador de algunas de las estrategias más indecentes y absurdas del primer partido de la oposición, el escrito implicaba -de modo tácito, claro- una autocrítica autodemoledora, pero Pedro J tiene cuajo para desmentir tal cosa o cualquier otra sin alterarse lo más mínimo.

El terremoto causado por el artículo en el interior del PP y en su entorno mediático parece haber sido de tal magnitud que el nunca bien ponderado líder de opinión ha considerado conveniente ofrecer urgentemente una 'jugosa' satisfacción al partido poniéndole un balón en el punto de penalty para que chute a placer contra el Gobierno.

Por supuesto, como tantas veces, se trataba de un 'bluff'. Y para colmo no era precisamente un infundio nuevo, lo cual cuestiona incluso la reconocida 'creatividad' de la redacción de 'El Mundo'. Como hoy desvela 'El País' , los supuestos contactos entre el PSE y ETA en algún lugar entre Alemania y Austria fueron 'dados a conocer' el 12 de octubre pasado por la emisora local City FM Radio. Sólo adquirieron fugaz oficialidad cuando, días más tarde, un miembro de la AVT comunicó dicha 'información' a un agente de la Brigada Operativa de Apoyo de la policía, que dio cuenta de la misma en un informe, desechado por sus superiores por su carencia flagrante de verosimilitud.

Dejo a la interpretación del lector el hecho de que un infundio transmitido por un medio minoritario el Día de la Hispanidad, celebración que el PP intentó utilizar contra el Gobierno, sea reproducido y magnificado por un medio masivo el 20-N y en vísperas de la manifestación programada por la AVT.

El crédito de ese periódico y del partido que le sigue estúpidamente la pesada broma es el mismo que tiene su director, capaz de criticar inopinadamente al grupo político al que se ha asociado y que en gran medida ha teledirigido en combinación con Aznar sin esbozar el más mínimo 'mea culpa'. Como diría el último de los mencionados: Cero patatero.

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18 noviembre, 2007

Siete llaves

"No es razonable que, en lugar de aunar esfuerzos y fomentar la unidad, se siembre cizaña entre los españoles. Echaremos siete llaves a la tumba del sectarismo y la discordia". Lo ha dicho Rajoy en su discurso de cierre de la conferencia política (no congreso, que es una cosa demasiado seria; no convención, que fácilmente se confunde con una fiesta) que su partido ha mantenido durante tres días con el encomiable fin de dar a sus potenciales votantes una improbable imagen de unidad.

"Siete llaves", ha dicho el líder popular, tomando prestada la cita del regeneracionista Joaquín Costa, que las pedía para el sepulcro del Cid, en alusión a la necesidad de que España abandonase su ensimismamiento en el pasado y se plantease su futuro sin lastres anacrónicos. Siete llaves que en realidad no guardan el sepulcro del mítico guerrero de fortuna, visto otrora como ejemplo de las esencias nacionales.

Contrariamente al Cid, el sectarismo y la discordia carecen de tumba en este país. Siempre han campado (o campeado, por seguir con la referencia al de Vivar) a sus anchas por la ancha Castilla y la aún más ancha Península. Sin embargo, llevábamos unos años en los que ambas lacras aparecían minimizadas o dulcificadas por el clima democrático. Así era hasta que el PP llegó y perdió el poder.

Si me he quedado con esa frase es porque contiene en su sarcasmo sangrante la esencia de la inexistente honestidad política del partido de Rajoy. Que nombre la cizaña quien la ha sembrado por doquier ya es de por sí una muestra depurada de cinismo. Que diganostique y diga querer cerrar en una inexistente tumba las malas hierbas del sectarismo y la discordia quien ha contribuido más que nadie a su extensión roza lo inefable.

Sin embargo, a nadie puede sorprender que el Partido Popular, al encarar la recta final hacia las elecciones, insista en la estrategia que ha venido practicando durante toda la legislatura: denunciar, atribuyéndoselas al Gobierno, situaciones que sólo él ha creado desde la mentira y que incluso sólo existen en su imaginación; pintar un cuadro patético, caótico e incluso apocalíptico frente a las evidencias de una razonable normalidad; achacarle todos los males, los reales y los irreales, al Gobierno.

Perdieron las elecciones de 2004 por una gravísima mentira, que mantuvieron ante la nación frente a toda evidencia precisamente para ganar esas elecciones. Ahora pretenden recuperar el poder perdido por su mala cabeza rentabilizando no una sino una legión de mentiras que no resisten el más mínimo análisis racional.

Siete llaves, ha dicho, sí. Siete llaves, por lo menos, serán precisas para cerrar la tumba de la mentira como instrumento político el día que el Partido Popular se decida a cavar esa tumba.

Todo indica que deben pasar otra legislatura en el desierto, haciendo penitencia y exorcizando a sus demonios interiores, a sus cides próximos y lejanos, a su inquietante y fatal debilidad por la demagogia populista, a su falta de respeto a la ciudadanía...

Siete llaves, sí. Por lo menos.


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11 noviembre, 2007

Iberoamérica ya no es lo que era


Respecto al fondo de lo tratado y sucedido en la XVII Cumbre Iberoamericana, celebrada en Santiago de Chile, nos quedaríamos, una vez más, en la superficie si nos limitásemos a la glosa regocijada del contundente “¿Por qué no te callas?” espetado por el rey de España al presidente venezolano. No obstante, antes de entrar en materia, hay que subrayar que don Juan Carlos, con el apoyo incondicional del Gobierno, está sumergido en una enérgica campaña de imagen destinada a subrayar su papel como valedor de la unidad nacional y privilegiado representante del Estado a nivel internacional.

A este respecto cabe preguntarse si sus actuaciones destinadas a ese fin son las más adecuadas; si es el Rey el más indicado para hacer su propia defensa (1-10-2007); si fue imprescindible y prudente la reciente “histórica” visita a Ceuta y Melilla, que Marruecos interpreta como una provocación gratuita, o si increpar al presidente venezolano, tuteándole en un marco lingüístico en el que el ‘usted’ es de rigor, tiene en Iberoamérica el mismo efecto divertido que en España o si, por el contrario, refuerza la visión de España como una potencia imperialista que desde hace años se ha impuesto por aquellos pagos.

Desde que en 1991 se iniciaron en Guadalajara (México) las cumbres que se vienen realizando con periodicidad anual, el marco iberoamericano ha cambiado tanto que ya no lo reconoce ni su madre (en este caso la ‘Madre Patria’). La confrontación abierta con el intervencionismo estadounidense, la despolitización de las fuerzas armadas y el aumento de los gobiernos de izquierda o de progreso en diversos países conforman una variable de importancia extraordinaria y exigen un reenfoque de la política exterior española, un distanciamiento del paternalismo vacuo e incluso cínico que se ha venido practicando desde los tiempos de Felipe González y que llegó a su cénit con las descaradas injerencias de Aznar.

Que Chávez llame ‘fascista’ a Aznar no tiene nada de sorprendente. Se lo llama mucha gente dentro y fuera de España y el presidente venezolano tiene muchas razones personales para guardarle rencor, en la medida en que le atribuye complicidad directa con el golpe de estado de abril de 2002, encabezado por el presidente de la patronal venezolana y que mantuvo al presidente legítimo de Venezuela alejado del poder durante largas y azarosas horas, hasta que los golpistas, ante la respuesta popular, llegaron a la convicción de que se arriesgaban a una guerra civil y renunciaron a su propósito.

Cuando el rey intervino ayer fue, en alguna medida, supliendo la insuficiencia de la presidenta chilena como moderadora y expresando el sentir de muchos de los asistentes. Chávez interrumpía sistemáticamente a Zapatero cuando éste le reprobaba sus alusiones a Aznar (*). Fue Zapatero y no el rey quien defendió expresamente a Aznar en tanto que presidente democráticamente elegido por los españoles. Lamentablemente, ni Aznar ni la actuación de Chávez en este caso tienen buena defensa. Tampoco, pese a todo, la intervención real fue oportuna.

Singularmente, don Juan Carlos vuelve a convertirse en protagonista cuando, ante las alusiones del presidente nicaragüense Daniel Ortega al conflictivo papel de la eléctrica española Unión Fenosa y a la actuación de la embajada española en las elecciones en Nicaragua, abandona la reunión. Sólo una imperiosa urgencia biológica justificaría ese gesto. A no ser que haya necesidad imperiosa de eludir entrar en un debate al que el rey no es ajeno.

En la nueva coyuntura iberoamericana, como decíamos, España debe reenfocar su papel paternalista. Las multinacionales españolas no constituyen precisamente una buena publicidad para la política exterior española en la zona. La práctica del capitalismo salvaje en países que afrontan graves dificultades no facilita que las políticas oficiales de cooperación, por mucha que sea su generosidad (y no lo es), sean vistas como una ayuda valiosa o una compensación suficiente.

Esta ha sido, en cierta medida, un Cumbre Iberoamericana de ruptura. Los países que podríamos denominar como ‘no alineados’ (Venezuela, Bolivia y Nicaragua especialmente) han marcado distancias respecto a los que intentan conciliar sus políticas con las estrategias económicas neoliberales que prevalecen en la globalización (con Argentina, Brasil y Chile, en vanguardia). No es probable que se rompa el diálogo porque es conveniente y fructífero para todos. A España le corresponde ahora redefinir cuidadosamente su papel en una situación en la que empieza a ser vista como antes se veía, en un papel similar, a Estados Unidos.

(*) Merece la pena subrayar la ‘interpretación’ del PP en este contexto. Mientras Aznar ha expresado su agradecimiento al Rey y –excepcionalmente- a Zapatero por una defensa que él seguramente no habría hecho en circunstancias similares, el PP alaba al Rey y califica (ayer) de ‘pusilánime’ la actitud del Gobierno y atribuye (hoy) los hechos a las ‘amistades peligrosas’ de Zapatero. Menos mal que el timón del Estado no depende de la capacidad de análisis objetivo del Partido Popular porque si no el barco de España estaría a estas alturas en el fondo de la fosa de las Marianas.

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08 noviembre, 2007

Victoria de los capellanes del pueblo


Rouco Varela decretó el cierre de su parroquia, 'la iglesia roja' de Vallecas, pero se topó con la iglesia, hermano Sancho. Con la iglesia del pueblo, la que está al lado de los pobres y los marginados. Los tres capellanes (Javier Baeza, Enrique de Castro y José Díaz, de izquierda a derecha en la fotografía) se han salido con la suya tras ocho meses de resistencia porque 'la suya' es la causa de muchos, de legiones, y obedece literalmente a la voz original de Cristo.

Es el apoyo social a estos tres curas coherentes lo que ha frustrado el 'diktat' autoritario del arzobispo reaccionario. Un apoyo ganado a pulso tras largos años de servicio al prójimo.

Vía Bottup.

Sin palabras



No quiero ponerle comentario ni apostilla alguna a esta elocuente viñeta de mi admirado JRMORA. El autor sí lo ha hecho. Podéis leerlo aquí.

07 noviembre, 2007

"Nauseabundo, repugnante y mezquino"

“Ha sido nauseabundo, repugnante y mezquino”, escribe en El País Olga Sánchez, la fiscal que investigó el 11-M. Y esos adjetivos no van dirigidos a calificar el brutal ataque terrorista, que fue todo eso y mucho más, sino las inadmisibles agresiones mediáticas que ha sufrido la firmante a lo largo de su actuación profesional en este caso y la irresponsable ligereza con que han actuado algunos periodistas y políticos.

Ella, discretamente, no da nombres, pero no hace falta. Al leer su artículo todos pensamos, inevitablemente, en la intoxicación permanente de la opinión pública realizada por El Mundo, en las delirantes diatribas de la COPE y su talibanes de sacristía, y, singularmente, pensamos en políticos como Zaplana, Del Burgo o Acebes, que han utilizado todas las insidias mediáticas de sus afines para hostilizar permanentemente al Gobierno y cuestionar a la Justicia.

Personalmente, creo que algo falla en el Estado de Derecho cuando es posible interferir en un proceso legal del modo deliberadamente torticero y manipulador en que se ha hecho durante todo el largo periodo de instrucción. Comprar el testimonio de delincuentes-confidentes, dispuestos a dar respuestas ‘a la carta’ de lo que les pide el medio que les paga no sólo no es periodismo de buena ley, sino que puede y tal vez debería ser calificado como delito o falta en buena parte de los casos. Renunciar a hacer información para poner en práctica auténticas campañas de intoxicación, con un goteo diario de nimiedades convenientemente engarzadas en un contexto prefijado y falso y que llegan a la portada con cualquier pretexto es algo más que una simple indecencia.

Sobre Jiménez Losantos y sus ‘homilías del odio’, mejor no nos extendemos. Este pseudoperiodista agitador e irresponsable pertenece a una fauna con la que las personas equilibradas sólo pueden adoptar dos actitudes: ignorarla (lo más recomendable) o verla por el lado cómico, dentro del género de la astracanada más vulgar en el que se inscribe. En cualquier caso, su pervivencia y su audiencia son un pésimo síntoma, en la medida en que acreditan que la derecha española, o al menos la parte más evidente de ella, no ha asumido ni interiorizado la democracia.

Lamentablemente, tras el conocimiento de la sentencia las insidias no han cesado. Todavía ayer, la Comisión de Interior del Congreso fue escenario de una confrontación al respecto. Es, una vez más, el PP contra todos. El partido que no ha asumido su derrota electoral del 14-M ni se aviene a reconocer su causa (la mentira) se ha empeñado en cocear el aguijón, en lugar de callar prudentemente y dejar que pase la marejada de quienes les confrontan con sus prácticas.

Y sólo faltaba el lamentable ex presidente Aznar, autor intelectual de la mentira y de la derrota y poseído de un rencor sólo equiparable a su soberbia empecinada. Hoy ha vuelto a repetir la frase que le hizo famoso sobre los desiertos lejanos y la montañas remotas y ha reiterado que el objetivo de los atentados era “cambiar el curso político de España”.

Esto es una pesadilla permanente y ya nadie ignora los monstruos que la pueblan. Quien se engañe es porque quiere.

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