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16 septiembre, 2013

Obama, en su peor trance



La presidencia de Obama atraviesa en estos días sus peores momentos. No se trata sólo de que la presión de la opinión pública nacional e internacional le haya forzado a renunciar a atacar a Siria, acción que había defendido con un ardor inquietante. Lo más difícil está por llegar y se circunscribe al terreno económico, en el que, pese a la superación de la recesión y a los buenos datos macroeconómicos, las espadas están en alto, tanto en su propio partido como en la oposición.

Un avance significativo de lo que puede ocurrir próximamente ha sido su fracaso en imponer la polémica figura del economista Larry (Lawrence) Summers al frente de la Reserva Federal (Fed), en sustitución de Bernanke. De nada ha servido el entusiasta panegírico de Obama, que dice tener "confianza absoluta" en el criterio de Summers y en su adecuación para el cargo. Representantes de su propio partido en el Senado han boicoteado la elección. Nada puede hacer olividar -y menos en el quinto aniversario de la quiebra de Lehman Brothers- que Summers, que anunció ayer su renuncia, fue en la era Clinton el 'apostol' de la desregulación financiera que abocó a la crisis actual.

En cualquier caso, este hecho nada insignificante, que ha sido 'vendido' públicamente como una renuncia de Summers a postularse para el cargo, evitando así que el presidente incurra en un nuevo renuncio tras el del abortado ataque a Siria, sólo es una pequeña escaramuza dentro de la batalla parlamentaria que se prepara con los presupuestos y el aumento del techo del déficit como objeto de debate. La transcendencia de esa confrontación es decisiva. Si Obama no logra que se aumente el referido techo, que se hallaba en Abril en el 118% del PIB, con una deuda total de 16, 8 billones de dólares, el resto de la legislatura pasará por graves apuros.



El nivel de endeudamiento actual sólo fue superado tras la depresión de 1929 y la Segunda Guerra Mundial.


Los republicanos rechazan apoyar un aumento del endeudamiento, de cuyo montante 5,8 billones se hallan en manos extranjeras (China y Japón son los principales tenedores), del mismo modo que se han opuesto a la política de estímulos económicos, tan bien recibida por los inversores. El instrumento fundamental de esa política es el "Quantitative Easing" (QE), cuyo final ya fue anticipado por Bernanke y que consiste en la compra por parte de la Fed de 85.000 millones de dólares mensuales en activos financieros.

Si el QE --que ha contribuido a aumentar el déficit- desaparece, como está previsto que suceda, y el techo del déficit no aumenta EE UU se hallará pronto en una situación virtual de quiebra y la reacción de los mercados podría causar enormes dificultades y ahondar la crisis que el país se cree en trance de superar. A nivel internacional la conmoción sería también muy considerable. Cabe suponer, en consecuencia, que el Parlamento estadounidense acabará aprobando el aumento del techo del déficit en la medida que Obama desea, pero la situación actual es tan delicada que, para lograrlo, el presidente ha decidido eludir los forcejeos con las Cámaras, renunciando al ataque a Siria y sacrificando la cabeza del 'imprescindible' Larry Summers.

Lo que intenta Obama, en última instancia, es eludir cualquier confrontación previa a un debate económico crucial, que se iniciará aproximadamente dentro de un mes. Mientras tanto, pese a (y también a causa de) sus renuncias, la imagen del otrora carismático presidente de Estados Unidos se deteriora aún más.

26 marzo, 2013

Censurado

He aquí, en su integridad, el artículo censurado al economista Juan Torres López por 'El País'. Motivo suspuesto: la comparación 'improcedente' entre Merkel y Hitler y entre la Alemania actual y la del nazismo. motivo más probablemente real: la explicación subrayada de un hecho que, por razones incomprensibles, apenas se ha comentado hasta ahora; que la banca alemana se cargó imprudentemente con casi un billón de euros en activos tóxicos de otros paises de la UE. Lejos de caer, la banca teutona ha vuelto en su favor el "error", sometiendo a los países beneficiarios de su "generosidad" en un hinterland muy provechoso para sus intereses, en un 'tercer mundo' a la puerta de su casa, muy conveniente para la extensión y consolidación de su poder. ¿A quién y por qué hiere el hecho de que se diga esta verdad necesaria?

Alemania contra Europa


Juan Torres López – Consejo Científico de ATTAC España

GERMANY/Es muy significativo que habitualmente se hable de “castigo” para referirse a las medidas que Merkel y sus ministros imponen a los países más afectados por la crisis. 

Dicen a sus compatriotas que tienen que castigar nuestra irresponsabilidad para que nuestro despilfarro y nuestras deudas no los paguen ahora los alemanes. Pero el razonamiento es falso pues los irresponsables no han sido los pueblos a los que Merkel se empeña en castigar sino los bancos alemanes a quienes protege y los de otros países a los que prestaron, ellos sí con irresponsabilidad, para obtener ganancias multimillonarias.

Los grandes grupos económicos europeos consiguieron establecer un modelo de unión monetaria muy imperfecto y asimétrico que enseguida reprodujo y agrandó las desigualdades originales entre las economías que la integraban. Además, gracias a su enorme capacidad inversora y al gran poder de sus gobiernos las grandes compañías del norte lograron quedarse con gran cantidad de empresas e incluso sectores enteros de los países de la periferia, como España. Eso provocó grandes déficits comerciales en éstos últimos y superávit sobre todo en Alemania y en menor medida en otros países.

Paralelamente, las políticas de los sucesivos gobiernos alemanes concentraron aún más la renta en la cima de la pirámide social, lo que aumentó su ya alto nivel de ahorro. De 1998 a 2008 la riqueza del 10% más rico de Alemania pasó del 45% al 53% del total, la del 40% siguiente del 46% al 40% y la del 50% más pobre del 4% al 1%.

Esas circunstancias pusieron a disposición de los bancos alemanes ingentes cantidades de dinero. Pero en lugar de dedicarlo a mejorar el mercado interno alemán y la situación de los niveles de renta más bajos, lo usaron (unos 704.000 millones de euros hasta 2009, según el Banco Internacional de Pagos) para financiar la deuda de los bancos irlandeses, la burbuja inmobiliaria española, el endeudamiento de las empresas griegas o para especular, lo que hizo que la deuda privada en la periferia europea se disparase y que los bancos alemanes se cargaran de activos tóxicos (900.000 millones de euros en 2009).

Al estallar la crisis se resintieron gravemente pero consiguieron que su insolvencia, en lugar de manifestarse como el resultado de su gran imprudencia e irresponsabilidad (a la que nunca se refiere Merkel), se presentara como el resultado del despilfarro y de la deuda pública de los países donde estaban los bancos a quienes habían prestado. Los alemanes retiraron rápidamente su dinero de estos países, pero la deuda quedaba en los balances de los bancos deudores. Merkel se erigió en la defensora de los banqueros alemanes y para ayudarles puso en marcha dos estrategias. Una, los rescates, que vendieron como si estuvieran dirigidos a salvar a los países, pero que en realidad consisten en darle a los gobiernos dinero en préstamos que pagan los pueblos para traspasarlo a los bancos nacionales para que éstos se recuperen cuanto antes y paguen enseguida a los alemanes. Otra, impedir que el BCE cortase de raíz los ataques especulativos contra la deuda de la periferia para que al subir las primas de riesgo de los demás bajara el coste con que se financia Alemania.

Merkel, como Hitler, ha declarado la guerra al resto de Europa, ahora para garantizarse su espacio vital económico. Nos castiga para proteger a sus grandes empresas y bancos y también para ocultar ante su electorado la vergüenza de un modelo que ha hecho que el nivel de pobreza en su país sea el más alto de los últimos 20 años, que el 25% de sus empleados gane menos de 9,15 euros/hora, o que a la mitad de su población le corresponda, como he dicho, un miserable 1% de toda la riqueza nacional.

La tragedia es la enorme connivencia entre los intereses financieros paneuropeos que dominan a nuestros gobiernos, y que estos, en lugar de defendernos con patriotismo y dignidad, nos traicionen para actuar como meras comparsas de Merkel.

Nota del censorEL PAÍS ha retirado de su web el artículo “Alemania contra Europa”, firmado por Juan Torres López y publicado en su edición de Andalucía, porque contenía afirmaciones que este periódico considera inapropiadas. EL PAÍS lamenta que un error en las tareas de supervisión haya permitido la publicación del citado material. Las opiniones expresadas por Torres López solo representan al autor.