26 febrero, 2004

Sir Katharine Teresa Gun

Se llama Katharine, como la añorada Hepburn, que también tenía lo que hay que tener. De segundo, Teresa, como la santa iluminada de Ávila. Y se apellida Gun, que en inglés significa arma de fuego en general, desde revólver a cañón. Definitivamente lo suyo fue un cañonazo, una sonora y demoledora detonación contra la indecencia desde la dignidad y coherencia de Katharine, desde el riesgo utópico de Teresa.

Katharine Teresa Gun, de 29 años, pertenecía a los servicios de inteligencia británicos gracias a su singular especialización en el idioma chino mandarín. Un día cayó en sus manos un memorándum en el que los servicios de inteligencia estadounidenses pedían a sus primos británicos (la colaboración entre ambas cloacas es tradicional) su ayuda para espiar a varias delegaciones de países con presencia en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Ni corta ni perezosa y mucho menos cobarde, pues era conocedora de los riesgos implícitos en su gesto, Katharine remitió dicha información a la publicación The Observer, que la difundió con el rango que merecía.

Chile, Bulgaria, Camerún, Angola, Guinea y Pakistán eran algunas de las delegaciones a espiar, pero al menos otra más, México, fue objeto de la atención de los servicios de inteligencia, pues este país denunció en su día, junto a Chile, que sus representantes en la ONU habían sido objeto de escuchas.

En aquellos días Estados Unidos y Gran Bretaña tenían mucha prisa por desatar el ataque contra Irak, mientras los referidos países negociaban un consenso para prolongar la presencia en el país de los inspectores de armamento que buscaban las inexistentes armas de destrucción masiva que fueron el pretexto oficial para la invasión. De ahí su interés en conocer, por medios ilícitos, lo que se traían entre manos y neutralizarles, cosa que, por cierto, consiguieron. Los inspectores abandonaron Irak y la guerra, hasta entonces sólo probable, se hizo realidad.

Katharine no es una espía china o iraquí infiltrada en los servicios de escuchas y traducción de la inteligencia británica. Es nada más (y nada menos) una mujer con principios, consciente de la gravedad de su casual descubrimiento, que quiso, según sus propias palabras, "evitar las muertes y los daños a la población civil iraquí y a las fuerzas militares británicas en una guerra ilegal".

Como consecuencia, aparte de perder su empleo, durante un largo año de zozobra ha afrontado el peligro de verse condenada a dos años de prisión por vulnerar la ley británica de secretos oficiales. Afortunadamente, en este año se ha puesto de manifiesto más allá de toda duda la extraordinaria magnitud de las mentiras tejidas por los invasores de Irak para justificar previamente su acción y darle cobertura legal. Tras el "caso Kelly", Blair y su Gobierno no soportan ni una mota más de mierda sobre sus cabezas y decidieron echarse atrás en el proceso que debía haberse iniciado ayer.

Hay que alegrarse por Katharine, que ha salido indemne tras su 'imperdonable pecado' de revelar la verdad, pero hay que lamentar que sistemas presuntamente democráticos no hagan pagar a sus líderes por engañar a sus pueblos y sacrificar las vidas de sus ciudadanos. Que Blair y Bush sigan en el poder demuestra hasta qué punto la democracia está enferma y los ciudadanos, anestesiados.

Katharine Teresa Gun, con su valiente actuación en coherencia con sus principios morales y cívicos y con un concepto exigente del bien común, es una excepción tan alentadora como necesaria. Si la Corona británica fuera algo más que un decadente carnaval le concedería el título de sir, que regala a cualquier cantamañanas por el mero hecho de aportar divisas. Sus servicios a la verdad y por ende a la democracia deberían tener un premio.

20 febrero, 2004

El Muro de la Vergüenza II

De la diáspora al retorno; de la humillación a la arrogancia; de víctima a verdugo; de Auschwitz, Mathausen, Buchenwald a Sabra, Shatila, Jenin; del ghetto judío al ghetto palestino; del muro de las lamentaciones al muro de la vergüenza; de la compasión mundial a la indignación casi universal. Israel se queja farisáicamente del resurgimiento del antisemitismo en el mundo, confundiendo, de modo tan cínico como deliberado, el rechazo a su política de persecución y "apartheid" respecto al pueblo palestino con el odio racista a los judíos de cualquier nacionalidad y convicción, que, aunque subsiste en muchos lugares, tiene una incidencia demográfica casi anecdótica.

Ayer, Ariel Sharon, que, además de ser un probado racista sanguinario, también parece ser un político corrompido y nepotista, explicó al amigo americano sus planes para la "desconexión" (vergonzante eufemismo) de los palestinos. Es bien sabido que, desde su nacimiento, Israel no da explicaciones más que al gran Goliat occidental y todo indica que tal subordinación no es más que un cómplice cruce de secretas señales entre tahures, concertados para burlar las reglas que la comunidad internacional viene tratando de imponer frente a los abusos del falso David de Oriente próximo.

Sharon jura y perjura -ayer también lo hizo- que está dispuesto a cumplir con lo previsto en la llamada "hoja de ruta", pero cuando se rememora la arrogante sucesión de incumplimientos de las resoluciones de la ONU que los gobiernos israelíes han perpetrado impunemente no cabe alimentar muchas esperanzas al respecto. Y aún caben menos cuando se contempla el ignominioso muro tras el cual se pretende encerrar a los palestinos.

Una imagen vale más que mil palabras y, además, Sharon apenas deja abierta alguna posibilidad de llegar a un acuerdo con Abu Ala. La "propuesta" de Sharon se expresa en términos de "estas son lentejas". Por ellas (las lentejas) Esaú vendió a Jacob la primogenitura, dice la biblia, pero no va a ser el caso.

También dice el libro que las trompetas de Josué derribaron las murallas de Jericó, pero es evidente que no ha nacido aún un sucesor de Moisés con los poderes necesarios para derribar el muro de la vergüenza con el que el Gobierno de Israel vulnera impúdicamente los derechos humanos y afrenta a la comunidad internacional.


18 febrero, 2004

ETA vota PP

La noticia: ETA anuncia un alto el fuego limitado a Cataluña por "solidaridad".

Comentario: Véase el título de esta breve "Espiral".

Prospectiva: Seguiremos yendo de culo y contra el viento, de la mano de la dinámica del cerrilismo totalitario, de la demagogia y del oportunismo político más ramplón.

Breve expansión emocional: ¡Qué asco!

Intento de justificación personal: Abordar la tarea de escribir un comentario con presunción de objetividad sobre un asunto tan indecente como este probablemente me convertiría en cómplice de la propia indecencia y perversión política que intentaría denunciar. Afortunadamente nadie me paga (y por lo tanto nadie puede exigirme nada) por lo que escribo aquí, lo que me deja en libertad para invitar al lector a que haga su propio análisis, sopesando los antecedentes que posée (si no los tiene no sé qué hace aquí), y a que obre en consecuencia.

12 febrero, 2004

Panegírico de Julio Cortázar

Hace veinte años que, a los setenta de edad, moría en un hospital de París Julio Florencio Cortázar Scott, argentino de vocación y ciudadano del mundo de ejercicio. Con tal motivo, un colega sabedor de mi incondicionalidad cortazariana y del ardor proselitista que me invade cada vez que surge la oportunidad de justificarla, me propuso que escribiera algo, como si "algo" a propósito de Cortazar no corriera el riesgo de ser demasiado o demasiado poco. Durante un par de días he nadado en la duda dadá: ¿Me enrollo con su biografía? ¿Gloso alguno de sus relatos? ¿Reitero mi encendida defensa de "Rayuela"? ¿Cuánto debo escribir? ¿Tres folios, diez, un ensayo? Finalmente he tirado por la calle de enmedio, que hace la función geométrica de la linea recta, la distancia más corta entre dos puntos. Esto, pues, es un panegírico. ¿Que por qué? Porque Cortazar se lo merece y a mi me da la gana. Faltaría más. Vamos con ello:

Es reconfortante constatar que Julio Cortázar sigue vivo y que lo está especialmente en la memoria de otros grandes escritores vivos, como García Márquez, Vargas Llosa o Saramago, cuyo rendido tributo supera con mucho el valor de un premio Nobel que Cortázar nunca recibió y ni siquiera ambicionó. Es alentador también que, veinte años después de su muerte, su obra se reedite porque ello facilitará el acceso de nuevos lectores a la mágica galaxia, encerradora de mundos, que el escritor argentino diseñó con el mimo de un orfebre maniaco y superdotado.

Tal vez ahora el autor de Rayuela encuentre finalmente a sus lectores, si es que éstos pertenecen a un tiempo concreto y no son, como su propia obra, atemporales y, por tanto, en gran medida eternos.

En su extenso y magistral relato El Perseguidor, el personaje central, trasunto indisimulado del saxofonista de jazz Charlie Parker, se nos muestra, desconcertado y sobrepasado, afirmando durante una sesión de grabación: “Esto lo estoy tocando mañana”. Del mismo modo, todo el complejo y sutil mundo cortazariano parece escrito en algún momento de un impreciso futuro, o al menos en una situación espacio/tiempo virtual, paralela al presente real, sobre el cual, sin embargo, proyecta luminosas ventanas, abiertas para quien quiera y pueda ver.

Cortázar no admite comparación con ningún otro escritor conocido. El modo en que su inquisitiva mirada indaga la realidad; en que su mente la analiza y su sensibilidad la experimenta es único. Y única asimismo es la manera en que escribe desde el más mínimo relato hasta su novela más extensa. Si el estilo es el hombre, como quieren Ortega y Gasset (quietos, que es broma), no hay duda de que, en este caso, el hombre que está detrás de su escritura no cabe en ningún apartado preexistente para la clasificación convencional de escritores.

En la literatura hay un antes y un después de Julio Cortázar. Él extendió los límites de lo describible al explorar y descubrir territorios vírgenes en lo real y aplicar a la narración de lo universal y de lo cotidiano precisamente el único lenguaje capaz de traducir dimensiones antes inefables. El finis terrae de la narrativa está mucho más allá después de Cortázar.

No es un escritor menor, contra lo que muchos afirman; no es sólo un singular y habilidoso creador de relatos entre lo metafórico y lo real, cualidad con la que tantos lo limitan. Rayuela o Libro de Manuel son monumentos literarios, cumbres altísimas del arte mayor de la narrativa: la novela. Sus páginas siguen siempre a la espera del lector-macho (como Cortázar decía en tiempos menos paranoicos con la corrección política) que aborden la lectura como un acto creativo, como una aventura acaso laboriosa pero iluminadora.

El hombre que escribió su obra mañana precisa de lectores abiertos a la experiencia de jugar mentalmente a la rayuela y descubrir así los mundos ocultos que encierran los falsamente tranquilizadores mundos conocidos.

Esto no es sólo un panegírico. Es también una invitación a la lectura o relectura de un escritor genial, un hombre que creyó en la revolución y la puso en práctica, al menos en el terreno literario, lo cual es mucho más de lo que se puede decir de cualquiera con quien se le pretenda comparar.

05 febrero, 2004

Menú del día

Queda demostrado. Cuando el circo alcanza dimensiones desproporcionadas y las mentiras se disparan de tamaño hasta no caber bajo la carpa, también los enanos crecen y el espectáculo se arruina. Para muestra, unos cuantos botones en forma de carta de restaurante de carretera porque ésta es una "road movie" de las buenas:

- Primer plato: Según el británico Brian Jones, que tiene nombre de suicida (el del guitarrista original de los Rolling Stones) y era el jefe del presunto suicida Kelly, el informe de septiembre de 2002 que aseguraba que Irak tenía capacidad para lanzar un ataque demoledor en apenas 45 minutos "daba una idea engañosa" y "no tuvo en cuenta a los expertos de inteligencia". Si Tony Blair no quería caldo, aquí tiene taza y media. ¡Marchando!

- Segundo plato: La CIA niega hoy terminantemente haber informado en algún momento al Gobierno Bush de que Irak supusiera "una amenaza inminente", argumento definitivo del "equipo del crimen" para desencadenar la invasión, previa campaña de intoxicación "urbi et orbe". Lo siento, Jorgito (es un decir) pero John Kerry avanza a pasos agigantados hacia la Casa Blanca. Vete haciendo las maletas y no te dejes ni una sóla mentira en el despacho oval, que todo se pega.

- Postre: La señora Blair, de nombre Cherie (que en francés significa querida), se despacha en una biografía sobre su marido de próxima aparición con unas declaraciones sabrosísimas (muy propias para el postre) sobre el actual inquilino de la Casa Blanca y su "santa". Dice Cherie que Bush es un presidente ilegítimo, que "robó el cargo a Al Gore" y que atenta contra los derechos humanos con su conocida debilidad por la pena de muerte. En cuanto a la señora de Jorgito, le merece la calificación de "obtusa, cerrada y demasiado conservadora". Cheríe, je t'aime. Lo que me pregunto es qué haces con el julandrón de Tony, que, aparentemente, sólo se diferencia de su socio en su notoria labia y, por supuesto, en el coeficiente intelectual. Si algún día te divorcias, esperemos que nos relates qué tal dormía tu actual "costilla" en esta azarosa temporada en que anda todo el día con el culo al aire y la sonrisa en los labios.

- Carajillo y habano: El ínclito Aznar, en su gira de "pop star" al servicio de los valores e intereses del Occidente judeocristiano, atracó ayer en Bruselas tras su triunfal actuación en Washington (¿La asistencia al acto de una quinta parte de los parlamentarios estadounidenses es un éxito de público?, me pregunto) y largó cuarto y mitad de lo mismo que en la capital del imperio a sus sufridos colegas del PPE.

Sólo algunos intelectuales orgánicos de los viejos tiempos le sacaban tanto partido a la misma conferencia en sus giras por ateneos y chiringuitos "culturales" de Celtiberia. La verdad es que hay que valer. Y, como reza un dicho seguramente grato al presidente saliente, vale quien sirve. A quién se sirve es otro cantar.


04 febrero, 2004

Vergüenza ajena

Aznar hablará hoy ante el pleno del parlamento estadounidense (Congreso y Senado) en defensa de la guerra de Irak, honor (el de dirigirse a las cámaras, no el de defender la vergüenza de Irak) reservado exclusivamente para los más fieles entre los fieles. El discurso lo pronunciará en castellano porque el inglés -con acento de Texas- lo habla sólo en la intimidad. Si yo fuera él creo que, en el último momento, me vería súbitamente asaltado por alguna enfermedad que impediría mi presencia en tan sonrojante situación.

Claro que para ponerse enfermo antes hay que estar sano...

Ayer mismo transcendía que Aznar ha enviado una carta a Romano Prodi, presidente de la Comisión Europea (supuestamente el Gobierno de la UE) proponiendo la creación de una comisión mixta UE-EEUU destinada a levantar las barreras proteccionistas existentes entre ambos entes. A ello ha respondido la Comisión, con lógico desdén, que "no hace falta inventar la rueda" puesto que la UE ya cuenta con órganos dedicados a tan delicado fin.

Estados Unidos tiene mucha prisa por rentabilizar mediante un torrente de exportaciones la devaluación del dólar frente al euro y, aparentemente desconocedor de las antipatías que despierta en Bruselas "míster Ansar", le ha movilizado para que engrase el carro. Y nuestro hombre, que no se corta un pelo, se ha puesto a la tarea sin ningún escrúpulo ni rubor. Nadie debería sorprenderse si tuviera en cuenta los precedentes personales de nuestro "caudillito", pero todo encaja mucho mejor si se considera que el inmediato destino que parece haberse reservado a sí mismo a partir del 14 de marzo es el de "conseguidor" (disculpen el eufemismo) en el sustancioso eje político-comercial Washington-resto-del-mundo. Para ello ya ha situado como cabeza de puente a su yerno, el del apellido impronunciable y el inquietante parecido físico con Henry Kissinger. Sí, el de la alucinante boda en El Escorial.

El futuro duque de Aznar ha conseguido hacer buenos a sus predecesores en el cargo. Él, sin embargo, seguro que se cree un hombre providencial, destinado a ocupar un lugar destacado en la historia. Y en cualquier caso es preciso decir que lo que nosotros pensemos le trae absolutamente sin cuidado. Hasta ahí podríamos llegar...

Rectificación: Contra lo que afirmaba ayer, la comisión de investigación que Blair creará concluirá sus tareas antes de las elecciones. El primer ministro británico confía, sin duda, en llegar ante las urnas limpio de polvo y paja, lo cual, dada su trayectoria, es imposible, pero cuando uno tiene a buena parte de su propio partido en contra y es apoyado por la oposición en temas puntuales relevantes no es imposible que vuelva a ganar las elecciones sin tener que cambiar de partido.

03 febrero, 2004

Del hígado

El que sufre tiene memoria.
Cicerón


Dos notas previas, relacionadas con lo tratado ayer, antes de pasar al tema de la libertad de información que quiero seguir tratando:

- Finalmente Aznar sí habló de las inexistentes ADM de Irak, pero lo hizo, una vez más, para dar por sentado, desde su Olimpo virtual, que la ciudadanía carece de memoria, entendimiento y voluntad. Hasta el último momento este tipo nos quiere hacer tontos a todos. Claro que pistas no le faltan para certificar la estupidez popular en muchos casos.

- Las comisiones de investigación (esas que nunca sacan nada en claro) que Blair y Bush han orquestado en sus predios particulares no concluirán -por si acaso- hasta después de las elecciones respectivas. Parece ser que ellos también comparten la idea de que la ciudadanía es imbécil. ¡Vaya trío de demócratas el de las Azores!

...Y, ahora que lo pienso, voy a dejar el tema de las libertades de información y expresión para mañana o cuando mejor cuadre a mi ánimo. La reflexión que conllevan las líneas escritas hasta ahora me ha puesto del hígado y como el médico me ha dicho que me cuide voy a seguir su consejo, no sea que me dé el vértigo, una apoplejía... o, lo que sería peor, un ataque de justificadísima ira y me pierda para siempre.

02 febrero, 2004

El corto viaje de la mentira

Las mentiras viajan largos años y nunca llegan
pero la verdad aconseja que es mejor
decir la verdad y después morir.

Proverbio yóruba

Greg Dyke, el director general de la BBC, dimitió, pero la renuncia, lejos de conllevar su autorreducción al silencio, le ha dejado las manos libres y la lengua suelta para poner en su sitio la realidad y quién sabe si no acabará también situando en su lugar descanso (fuera del poder) a Tony Blair.

Tal vez si el Consejo de la BBC no se hubiera mostrado tan inflexible con Dyke (órdenes son órdenes, supongo) a raíz de la difusión del peculiar "informe Hutton" las cosas serían diferentes. Dyke seguiría en su puesto, tratando de salvar los muebles de la BBC y contemporizando con el intransigente inquilino del 10 de Downing Street, y cada cual estaría ahora barajando sus cartas a la espera de mejor fortuna.

Pero no ha sido así y Dyke, que no se ha ido precisamente porque haya querido o porque admita haber cometido un grave error, se ha despachado denunciando presiones sistemáticas e incluso intimidación por parte del entorno del primer ministro y de éste mismo. El ex director general ha dado a conocer una carta que él remitió a Blair en relación con esas ingerencias pero ha silenciado el contenido de la que Blair le remitió a él, digamos que en términos algo impropios. Queda en la recámara.

Es significativo que hoy, después de que Bush asuma la conveniencia de que una comisión independiente (?) estudie el envenenado asunto de las armas de destrucción masiva (ADM en lo sucesivo) que nunca existieron, también Blair empiece a templar gaitas y admita que existen "dudas legítimas" sobre su existencia. Supongo que cuando ambos, de mutuo acuerdo, fabricaron la gran mentira que condujo al gran error de la guerra de Irak, padre putativo de todos los peligrosos errores que vendrán si no se rectifica ya, no imaginaban que llegase el infausto día en que la verdad les perseguiría hasta las cuerdas y amenazaría con noquearles y dejarles groggies de por vida.

Mientras tanto, el impertérrito Aznar, el tercero de la "conspiración de las Azores", no dice nada -al menos no ha dicho esta boca es mía hasta esta hora-, pese a que Rodríguez Zapatero le ha metido los dedos hasta la campanilla a la luz de la marcha atrás de sus colegas de farra. Pero es bien sabido que este buen hombre sólo responde ante su dios y sólo en el caso de que éste le "eche" una instancia. Él se considera por encima del bien y del mal. Además, como se va...

Lo cierto es que, sin la presión mediática, apoyada en este caso por el rechazo popular a una guerra cuya necesidad y conveniencia eran mucho más que dudosas desde el mismo momento en que se planteó, no habría llegado este día, en el que los bucaneros, aunque no se rinden, recogen velas para evitar que el viento de la verdad se transforme en huracán y les conduzca al naufragio.

Blair admite que hay dudas legítimas y yo diría que las dudas, fundadas o no, siempre lo son, pero ¿se puede atribuir alguna legitimidad a las mentiras? En absoluto. Quien desde el poder miente al pueblo que le otorgó su confianza no merece ni regresar a su nivel. Quien además, como en el caso lamentable de la BBC, pretende ilegítimamente silenciar a quienes intentan dilucidar la verdad o lleva al suicidio (en el mejor de los casos) a quien la pronunció merecería un castigo mucho mayor, de dimensiones clásicas, como tomar cicuta o cortarse las venas en la bañera. Sin embargo, seguramente quedará sin un castigo suficiente (hay precedentes), salvo que se lo inflija su propia conciencia.

Si la hubiere.