21 enero, 2011

Zola y su 'Yo acuso', un ejemplo probablemente irrepetible hoy

Cada país necesitaría, en cada generación, al menos un Émile Zola que levantase su voz contra las mentiras oficiales, la manipulación mediática y los prejuicios de la sociedad; alguien que, arriesgando su seguridad y su comodidad, tuviera el coraje moral y civil de alzar su voz frente a las inercias de las corrientes predominantes en defensa de la verdad. Buscar y defender la verdad, además de ser un derecho, es un deber cuando se trata de impedir no sólo que se perpetre una injusticia aislada sino que toda una sociedad se envilezca apoyando la verosimilitud y el éxito de una conspiración 'conveniente'.

Zola ilustra, como precursor, el papel comprometido y ejemplarizador del intelectual respecto a la sociedad, pero el amplificador de su voz fue un diario, 'L'Aurore', después de que otro, 'Le Figaro', rechazase su posicionamiento, desafiante frente al poder político y militar. Esta es una cuestión crucial. Si la grandeza moral y la audacia de una persona concreta no es secundada por un medio que transmita su mensaje a los ciudadanos su gesto, aunque valioso y necesario, es estéril.

Vivimos tiempos en los que, desgraciadamente, a la falta de coherencia y coraje personal de los intelectuales se suma la complicidad de los medios con un 'statu quo' pestilente, dominado por intereses económicos y políticos que no sólo no representan en absoluto a la ciudadanía, sino que actúan como enemigos de ella. Si alguien quisiera publicar hoy el equivalente a la devastadora denuncia de Zola sólo tendría Internet como tribuna. Los necesarios 'Yo acuso' del momento presente no tienen cabida en los 'mass media'  y eso, lejos de ser un apunte anecdótico, sintetiza el drama y ejemplifica la decadencia de la idea de democracia en nuestras sociedades.

Sólo sabemos lo que nos dejan saber. Sólo opinamos lo que nos proponen los argumentarios maniqueos de partidos y medios comprometidos con intereses ajenos e incluso contrarios a los de los ciudadanos.

¿Quién (y dónde) gritará la evidencia de que el Rey está desnudo?

Nota: Este texto ha sido motivado por la relectura del artículo 'Yo acuso', de Emile Zola, repoducido -muy oportunamente- en el blog 'Otras voces, este ámbito'.

Información sobre el 'Caso Dreyfus': (pinchar aquí)

Ilustración: Zola, retratado por Manet.

16 enero, 2011

La pelota, en el tejado de Batasuna

                               
Las revelaciones sobre la 'auténtica' filosofía de ETA que hace hoy 'El País' no dejan lugar a dudas. Ahora es evidente que la pelota está en el tejado de Batasuna. Debe condenar expresamente, con claridad y contundencia, la estrategia de lucha armada de ETA. Pero eso no debería bastar para que pueda concurrir a las próximas elecciones, como ansía. También ha de expulsar de su seno a quienes mantienen su apoyo a la banda, que los hay.

La prueba de que dentro de Batasuna la lucha armada cuenta con apoyos es, precisamente, la propia inamovibilidad de la postura etarra. Dadas las circunstancias de crisis profunda de la opción terrorista y la presión constante que ejerce la dirección de Batasuna, la actitud de los etarras sólo es comprensible si les consta que en la organización política subsiste un nucleo significativo de partidarios de la lucha armada. Tal vez una minoría recalcitrante,.pero con peso.

La conclusión, tal como están las cosas, es que Batasuna no va a poder concurrir a las elecciones por falta de tiempo. ETA tal vez quiera ejemplificar con esa 'imposibilidad' acerca de la intransigencia del Estado, pero lo único que se pone en evidencia, por enésima vez, es que la banda es una rémora para la opción política abertzale. No sólo no aporta solución alguna ni dialoga honestamente con los suyos sino que persiste ciegamente en su 'avance' por el callejón sin salida, ajena al hecho de que el muro es visible desde hace demasiado tiempo como para seguir ignorándolo.

El 'histórico' líder abertzale Rafael Díez Usabiaga, en una carta a presos etarras que fue intervenida, ponía el dedo en la llaga al señalar la falta de fundamento ideológico y militante de las direcciones de ETA que vienen sucediéndose como consecuencia de su periódicas desarticulaciones. Carecen de perspectiva histórica, utilizan un marxismo de manual de urgencias y refugian su inmadurez e inseguridad en los dogmas y prácticas de las direcciones precedentes. Son, en definitiva, minusválidos políticos, fanáticos vehementes, incapaces de alentar el más mínimo matiz en sus planteamientos.

Le toca a Batasuna, pues, desautorizar claramente a ETA, evidenciar en público lo que sostienen en privado -que el camino del terrorismo está agotado y es contraproducente- y declarar sin ambigüedades la supremacía de lo político, rompiendo las amarras con quienes han tenido la insana costumbre de darles órdenes y consignas por la simple sinrazón de que ellos tienen las armas. Si ello conlleva la ruptura tendrán que tener el coraje de asumirla. La era de los paños calientes debe terminar si realmente están resueltos a defender su causa por la vía política.

Sostener, como han hecho los representantes de Batasuna, que el reciente comunicado de ETA es un avance histórico es contribuir a que la banda siga engañándose a sí misma y engañando a todos. Crear un tenso compás de espera sobre una nueva declaración es seguir dándole protagonismo y transcendencia a quienes deberían ser desposeídos de ambas cosas.

Foto: Díez Usabiaga, Otegi y Etxebarría, los que dan la cara.

10 enero, 2011

Breve



Alto el fuego de ETA.- La sucinta declaración de ETA puede sintetizarse así: No admite su derrota ni abandona las armas. Su tregua "permanente" y "verificable" tiene como condición el inicio de un proceso en el que sólo los vascos deciden y el fin de la lucha armada sólo se producirá si se alcanza el derecho de autodeterminación. No se han movido ni un milímetro. En consecuencia nadie más debe moverse.