Comentarios sobre la actualidad, reflexiones sobre la deriva histórica que nos conduce hacia viejas pesadillas y cualquier otra cosa que considere de interés.
16 diciembre, 2016
Alepo, una batalla más de la ‘guerra eterna’ (2)
La intervención en Libia fue la evidencia más reciente y expresiva de esa 'filosofía': Occidente no sólo destruyó un régimen político, una sociedad o un país, sino también un estado que - por muy singular que nos parezca - tenía la aprobación de su pueblo. Y no podía ser de otra manera, dada su escasa población y su riqueza en combustibles fósiles. Hoy, como consecuencia, existen dos Libias que no osan decir su nombre: en el Este los islamistas radicales (antes ausentes del panorama) han tomado el poder 'de facto' y en el Oeste, aún fragmentado, prevalece la política de EE UU - OTAN. La única perspectiva de futuro factible, que no sea otra guerra aún más cruel, es la partición. ¿Era eso lo que querían Estados Unidos y la OTAN? Poco importa. De lo que se trataba era de acabar con el rebelde e inquietante Gadafi y con su régimen 'no alineado'.
La alusión a una ‘guerra eterna’ en el título de esta serie de artículos está lejos de ser caprichosa. Oriente Medio, en particular, y los países árabes, en general, deben su destino, comúnmente conflictivo y agónico, a una ‘descolonización’ irresponsable, egoísta y cínica, protagonizada por Reino Unido. Los errores, cálculos y ‘caprichos’ de la descolonización ‘a la inglesa’ son paradigmáticamente visibles en la peculiar distribución territorial de la península arábiga, pero alcanzaron el summum en Palestina, con la solución ‘salomónica’ de la fundación del estado de Israel en dicho territorio. Se me dirá, como coartada legal, que la decisión fue tomada por la ONU, pero aquella ONU no incluía aún a los países resultantes de la descolonización acordada durante la Segunda Guerra Mundial, ya en marcha entonces. Sólo 56 países pudieron votar y el previsible resultado fue de 33 votos a favor, 13 en contra y 10 abstenciones. Si se hubiera celebrado sólo ocho años más tarde el resultado habría sido muy diferente.
Cuando, meses después de la votación, en mayo de 1948, las fuerzas británicas abandonan el territorio, tropas egipcias, iraquíes, libanesas, sirias y transjordanas atacan a Israel. Es la primera batalla de la ‘guerra eterna’, y, para sorpresa general y estupor y frustración de los árabes, éstos la pierden, ocasión que aprovecha Israel para exceder ampliamente la extensión de los territorios que la ONU le había asignado. Para los árabes palestinos el resultado es el comienzo de la ‘Nakba’ (catástrofe), que nunca ha dejado de acompañarles, al igual que el odio a los israelíes, algo que, ante la acumulación de ofensas y humillaciones, acabarán compartiendo todos los árabes, radicales islámicos o no.
El final de la ‘guerra eterna’ es difícilmente imaginable, en especial si se considera la complicidad estratégica y podríamos decir que ‘cultural’ entre Occidente e Israel. Oriente Medio es y seguirá siendo un polvorín, listo para estallar en cualquier momento, mientras las cosas no cambien. Y nada hace presagiar que vayan a hacerlo en mucho tiempo.
Pie de foto: soldados israelíes en una posición defensiva de Jerusalén, durante la guerra de 1948,
Continuará
15 diciembre, 2016
Alepo, una batalla más de la 'guerra eterna' (1)
Cuando estalla la denominada 'Primavera àrabe' - contestación 'popular' finalmente fallida en todos los países en los que se produjo - Occidente (entiéndase EE UU y la OTAN), creyó llegado el momento de favorecer decisivamente los intereses estratégicos de Israel. Primero fue preciso neutralizar como posible contendiente a Irán, para lo que se gestó un acuerdo - hasta entonces inconcebible - por parte de Estados Unidos sobre el desarrollo de la industria nuclear iraní .
Para entonces la oposición siria, escasamente representativa y no muy resuelta, había sido armada convenientemente y se había decidido - con notoria irresponsabilidad - hacer la vista gorda ante los avances territoriales del EI. Todo había venido desarrollándose bajo un sorprendente 'apagón informativo' hasta que Obama anuncia su propósito de intervenir y Rusia exige que toda acción se limite a destruir el poder adquirido por el EI hasta expulsarlo del territorio sirio. A partir de ahí se pasa directamente a la sistemática intoxicación informativa.
Así se llega a la batalla de Alepo, primera victoria significativa de las tropas sirias en la larga y cruenta confrontación, que hoy mismo 'Le Monde' describe como paradigma de desinformación e intoxicación, instrumentada por todos los contendientes y partidarios sin excepción alguna. La consecuencia es que nada de lo que se cuenta acerca del desarrollo de esta batalla - y en general de la guerra - merece un crédito total. La verdad ha perecido desde el primer momento en esta insólita guerra multifrente. Sin embargo, la filtración de Wikileaks que difundió el email imprudentemente enviado por Hillary Clinton desde su servidor personal no deja lugar a dudas acerca de las motivaciones que han sido el motor de la carnicería.
Las primeras líneas del texto completo del mensaje que se reproduce lo expresan con toda claridad: "El mejor modo de ayudar a Israel a afrontar el crecimiento de la capacidad nuclear iraní es ayudar al pueblo de Siria a derrocar el régimen de Bashar Assad". Más claro, imposible
Continuará
07 abril, 2014
Queremos tanto a Suárez... (III)
Merece la pena escuchar con detenimiento el breve discurso (9 minutos) televisivo en el que Suárez anunció su dimisión. Aunque nada explícito, en él se deslizan ideas que no dejan lugar a dudas acerca del motivo de su renuncia, para evitar “que la democracia sea, una vez más, un paréntesis en la historia de España”. Es el discurso de un estadista, consciente de la transcendencia de lo que ha logrado, y también de lo que queda por hacer. Dimite, pero no abandona la política. Si es cierto o no que, como él afirma, la suya es una decisión libre y personal, fruto de una meditación madura, es algo que quizás no lleguemos a saber nunca.
En su libro 'La gran desmemoria. Lo que Suárez olvidó y el Rey prefiere no recordar', la periodista Pilar Urbano no deja lugar a dudas acerca de que fue Don Juan Carlos quien, persuadido por su amigo el general Armada, forzó la dimisión del presidente del Gobierno. Para Suárez, afirma, estaba claro que “el Rey era el alma del 23-F”. Sin embargo, posteriormente, ante la magnitud del escándalo ocasionado, Urbano recoge velas y asegura que “el golpe de Estado se produce no sabiéndolo el Rey”. Parece claro, en definitiva, que somos nosotros, el pueblo, quienes nunca sabremos la verdad. Y también parece claro que la periodista va a lograr un éxito de ventas arrasador, cuyos beneficios irán a parar a las arcas del Opus Dei, que tiene entre sus miembros más dilectos y generosos a la autora.
Si Suárez creía que su anuncio de dimisión del 29 de enero iba a parar el golpe, se equivocaba. Por el contrario, le puso fecha. Los golpistas decidieron escenificarlo precisamente el 23 de febrero, con ocasión de la sesión de investidura de Calvo-Sotelo, su sucesor, en las Cortes, aprovechando el breve lapso de vacío de poder. Finalmente, no hizo acto de presencia la autoridad “militar, por supuesto” que iba a dirigirse a la Cámara y a tomar el codiciado timón (Armada, por supuesto), y el tozudo y visceral Tejero hubo de admitir que el golpe había sido un fiasco y entregarse.
El peso de la 'cruz'
La legislatura 77-81 fue para Suárez un auténtico “via crucis“. Especialmente a partir del 78, tras la aprobación de la Constitución, los partidos de la oposición centran el fuego en su persona, no sólo en su Gobierno, conscientes de que él es el hombre a batir. El PSOE, ansioso por llegar al poder, que soñó alcanzar en las primeras elecciones, no escatima las descalificaciones. Alfonso Guerra le califica como ‘tahúr del Misisipi’ y sugiere, en alusión al golpismo, que si el caballo de Pavía entrase en el Congreso “Suárez se subiría a su grupa”. En AP, Fraga, que tenía un rencor muy personal contra el presidente del Gobierno por haber formado y encabezado UCD, calificaba al partido centrista como un conjunto de “tránsfugas, indefinidos y pactistas”. Solo Carrillo, que le calificaba como "un anticomunista inteligente”, renunció a los ataques personales.
Dentro de la propia UCD el clima no era mucho mejor en algunos casos. El propio jefe del grupo parlamentario centrista, Herrero de Miñón, sentía especial placer en obstaculizar el trámite de los acuerdos del Gobierno, y uno de los lugares comunes entre los ‘chicos de buena familia’, como Calvo-Sotelo o Garrigues incidía en subrayar su déficit académico. El sentimiento de soledad e incomprensión llegó a ser una experiencia cotidiana para Suárez, pero nunca torció el gesto ni dejó de hacer o decir lo que creía necesario. En su discurso de dimisión, sin embargo, hay una crítica recurrente de la 'puñalada trapera', que hoy sigue siendo una tradición aparentemente insoslayable en la política española: “El ataque irracionalmente sistemático, la permanente descalificación de las personas y de cualquier tipo de solución que trata de enfocar los problemas del país no son a mi juicio un arma legítima”, dijo.
Parece claro que Suárez había adquirido un peso político que inquietaba a muchos, no sólo a los involucionistas. Quienes creían que sólo sería una conveniente figura de transición, un puente entre la dictadura y la democracia que desaparecería de la escena una vez cumplida su misión, ignoraban su vocación y su capacidad política. Consciente de su carisma popular, Suárez rechazaba ser una mera anécdota y sus abundantes enemigos temían la posibilidad de su triunfo en una segunda legislatura democrática, pues supondría una consolidación de su figura muy difícil de combatir.
OTAN: definirse... o morir
Por otra parte, Suárez preocupaba mucho a Estados Unidos y a los atlantistas europeos, dato nada insignificante. Su visita a Cuba, la primera de un líder occidental, sorprendió y disgustó. Fidel Castro era un apestado político y su régimen comunista sufría una cuarentena permanente, dictada por EE UU, que el presidente español ignoró. Por si ello fuera poco, su cordialísima acogida a Arafat en su visita a España encendió todas las luces rojas. Si a ello sumamos su ambigüedad respecto a la adhesión de España a la OTAN, que, en cualquier caso, no consideraba urgente y sí debatible en el contexto político nacional, el cuadro resultante es que tampoco a nivel internacional contaba Suárez con apoyo alguno. Para Washington su figura era otro punto negro a sumar a las secuelas preocupantes de la ‘revolución de los claveles' en Portugal, a la presencia de ministros comunistas en el Gobierno francés, y al peso específico notable del comunismo en la Italia de la época. No podía ser.
Aunque Suárez no explicitó nunca con claridad su visión de la política internacional ni el lugar que España debía desempeñar en el contexto de la ‘guerra fría’, lo cierto es que el atlantismo entusiasta manifestado por su ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, le costó el cese. En tanto que el presidente, lógicamente más volcado en la convulsa política interior, consideraba necesaria la integración en la Comunidad Europea, la entrada en la OTAN le parecía una fuente potencial de disenso en un contexto nacional sumamente delicado y complejo. No sabía que ambas cosas iban indisolublemente unidas en el mismo paquete.
Continuará y concluirá en la próxima entrega
02 noviembre, 2012
Kosovo, por ejemplo
Ignoro lo que dice realmente la letra del fallo (no vinculante, por otra parte), pero Kosovo no es precisamente un ejemplo válido de cumplimiento de esas condiciones. La pequeña provincia albano-kosovar existe gracias a una guerra, que ganó contra Serbia la aviación de la OTAN, no la guerrilla de mafiosos y ultraderechistas que se beneficiaron de ella. El procedimiento democrático y el diálogo brillaron por su ausencia.
Kosovo existe porque a Estados Unidos - que armó y alentó la guerrilla - le interesaba especialmente su existencia. Allí, en el corazón de los Balcanes, estableció una gran base militar con capacidad para acoger a 7.000 soldados y que ha sido calificada como "un Guantánamo europeo".
Hoy, cuatro años después de la declaración de independencia y dos después del veredicto de La Haya, 101 de los 193 países de la ONU siguen sin reconocer a esa pequeña república bananera, cuya población de origen serbio goza de autonomía. No hay ejemplo menos idóneo que Kosovo para hablar de independencia.
Foto: Vista aérea de la base estadounidense de Bondsteel, en Kosovo.
06 octubre, 2011
Zapatero cierra el círculo con una traición
Por si faltasen evidencias acerca de la cesión de soberanía que España viene asumiendo como consecuencia de la crisis económica, ahora, al final de una legislatura agónica, surge la guinda que corona un pastel amargo e indigerible y que es totalmente ajena a la economía: Zapatero no sólo acepta el escudo antimisiles que rechazaba en 2001, cuando Aznar lo avalaba, sino que aprueba, como consecuencia, un aumento muy notable de la presencia militar estadounidense en España: cuatro destructores y 1,400 militares, un total de 3.400 personas. .
Tal decisión ha sido tomada deliberadamente a espaldas del Parlamento español. El momento elegido, con la legislatura concluida, no tiene nada de casual. Y no se trata de que exista temor alguno a que no se apruebe (la medida ha sido consensuada con el PP). De lo que se trata es de hurtar al debate un asunto crucial, que altera el statu quo vigente, y cuya transcendencia es absurdamente minimizada por nuestro patético presidente. Según Zapatero, la regresión que supone este aumento de la presencia militar estadounidense no implica la colaboración con futuras operaciones de ataque como las de Irak o Afganistán. El escudo antimisiles, según este falso ingenuo, tiene un carácter "disuasorio y defensivo" y como consecuencia "no va contra nadie".
El engendro estratégico denominado escudo antimisiles tiene una larga historia. Ya en los años 80 Reagan amenazó con establecerlo, pese a que un claudicante y obviamente sincero Gorbachov le explicó hasta la saciedad en Reikiavik (1986) que nada estaba más lejos de los propósitos de la URSS que seguir alimentando la carrera armamentística, dadas las proporciones caóticas de su situación económica. Años más tarde, bajo la influencia de Donald Rumsfeld, un 'halcón' vinculado a los intereses de la gigantesca industria armamentística y enquistado en el poder desde los tiempos de Nixon, fue resucitado por George W. Bush en 2001. La mayoría de los países que debían 'sostener' el escudo lo rechazaron entonces, pues lo veían como una reactivación de la carrera armamentística.
Aunque es Rusia la más preocupada -y también indignada- por la sorpresiva escalada, Estados Unidos y su vergonzante apéndice europeo, la OTAN, insisten en asegurar que la iniciativa tiene como fin la prevención de posibles ataques por parte de los 'estados canallas' ('rogue states', según la terminología del Pentágono), entre los que destacan por su supuesta capacidad ofensiva Irán y Corea del Norte. Ninguno de ellos, sin embargo, tiene ni tendrá en mucho tiempo la tecnología necesaria para amenazar los objetivos que el escudo europeo dice defender. La implantación del 'escudo' en Polonia, República Checa, Rumanía o Turquía, países fronterizos con Rusia, deja poco lugar a dudas sobre su finalidad.
Si como se suele decir no hay mejor defensa que un buen ataque, no es menos cierto que no hay mejor ataque que aquel que neutraliza la respuesta previsible, el contraataque. El carácter disuasorio que Zapatero atribuye a este rearme, que "no va contra nadie" y al que España va a contribuir sin pasar el lógico trámite parlamentario se cae por su propio peso. La posibilidad de atacar impunemente es una tentación diabólica, difícil de resistir para quienes se han empeñado en regir en su propio interés el llamado nuevo orden internacional.
Para España este compromiso supone un nuevo paso en la dirección equivocada, un retroceso abismal, una sumisión que reduce aún más drásticamente la soberanía nacional, puesta en cuestión más allá de todo lo previsible por la crisis económica y los dictados exteriores en relación con ella. En cuanto a Zapatero, no se puede cerrar el círculo de una manera más contradictoria y patética. El hombre que empezó su andadura retirando las tropas españolas en Irak en respuesta al clamor popular -aunque aumentando la participación militar en Afganistán- se rinde ahora a los intereses estratégicos de Estados Unidos en un gesto que se nos quiere vender como una mayor implicación de Europa en su autodefensa.
"¡No nos defraudes!", le gritaban los jóvenes que se habían echado a la calle contra la guerra de Irak primero y contra la gigantesca mentira del PP sobre la autoría del ataque terrorista 11-M en vísperas electorales. "No lo haré", respondía él. Lo que ha hecho finalmente es más que un fraude, ha consumado algo mucho peor: una traición.
19 mayo, 2008
Mira quién habla: ¡Aznar!
Al fin habló la esfinge, la sombra, el augur. Y lo hizo desde su 'bunker' predilecto, ese 'think tank' ultraconservador desde el que su propuso en su día -e insiste en ello- iluminar ideológicamente al Partido Popular: la FAES. No ha dicho Aznar (ni se esperaba) nada especialmente lúcido o imprevisible. Se trataba fundamentalmente de defenderse y defender a los suyos desde un discurso falsamente abstracto.Decir, por ejemplo, "la confianza y la defensa de los principios es esencial" en política podría parecer, en otras circunstancias, una obviedad. Cuando lo que denuncian los disidentes del PP es que Rajoy trata de alterar los principios del partido y que, justamente por ello, no les merece confianza, no cabe duda de hacia dónde se dirige el tiro del ex presidente, que es precisamente el 'autor intelectual' de dichos principios supuestamente inamovibles.
¿Puede Aznar hablar de principios sin ruborizarse? ¿Qué principios insiste ahora en defender quien nunca contempló otra cosa que fines? Uno evoca inevitablemente el ingenio de Groucho Marx cuando escucha a Aznar: "Estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros". Los principios de Aznar no le impidieron en su día hacer arrumacos a Arzalluz ni asegurar que hablaba catalán "en la intimidad". Si algún principio ha mantenido en toda su trayectoria hasta hoy es el de mentir de la manera más descarada cuando lo considera beneficioso para sus intereses. ¿Merece confianza quien miente con tanto desparpajo?
El caso del diálogo con ETA fue paradigmático. Si él dialoga e incluso hace a la banda terrorista concesiones tales como el acercamiento de presos es porque está "explorando" la disposición de la banda a rendirse. Si lo hace otro lo que evidencia es su propia disposición a rendirse. ¿Y qué decir sobre sus insinuaciones intolerables acerca de los atentados del 11-M? En otro lugar que no fuera esta España de nuestros pecados alguien como Aznar no tendría crédito alguno a estas alturas. Aquí, sin embargo, se le escucha como si fuera el oráculo de Delfos.
José María Aznar tuvo la suerte de llegar con facilidad al poder. Sus méritos para lograrlo nadie es capaz de enumerarlos. Simplemente, no existen. Fue el demérito ajeno, el harakiri del PSOE, engolfado en el poder y la autocomplacencia, lo que llevo a Aznar a La Moncloa, Gal mediante. ¿De qué puede presumir el primer presidente capaz de hacer pasar directamente a su partido de la mayoría absoluta a la oposición? ¿De haber metido al país en la guerra injusta y depredadora de Irak? ¿De intentar desorientar sobre la autoría de los atentados del 11-M?
Que critique el tacticismo, como ha hecho hoy, quien no praticó en su vida otra cosa que táctica torpe y barata requiere una cara de cemento armado. Que se considere a sí mismo, implicitamente, como administrador "inteligente de un proyecto político" clama al cielo. E incluso invita al sarcasmo cuando dice algo tan razonable -aunque lo hace en obvia defensa de San Gil y quienes la apoyan, incluido él mismo- como que "siempre hay que procurar jugar con los mejores y además tener la voluntad y la decisión de llamarles y de agruparlos en torno a un gran proyecto".
Lo mejor no es una dimensión objetiva, definir quienes son "los mejores" es algo incuestionablemente subjetivo y también circunstancial, como lo es la elaboración de "un gran proyecto" (o de uno pequeño). Él eligió en su día, subjetivamente, a 'sus mejores' y Rajoy era el primero entre ellos. Ahora, para él y otros muchos admiradores suyos, Rajoy ha pasado a ser 'lo peor' sólo porque quiere cambiar el rumbo al fracaso que el propio Aznar diseñó precisamente cuando se despedía -es un decir- de la política. A este paso éste va a acabar siendo el cuento de 'entre todos la mataron y ella sola se murió'.
Parafraseando su latiguillo, creo que ha llegado el momento de decirle a José María Aznar lo que él le espetaba día sí y día también a Felipe González: váyase, señor Aznar. Váyase a asesorar al poderoso Murdoch. Váyase a poner los pies sobre la mesa con su amigo Bush y a evocar los alegres tiempos de las Azores. Váyase en cruzada contra el pérfido Islam. Váyase a proponer la entrada de Israel en la OTAN. Váyase a... Bueno, guardemos las formas.
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17 febrero, 2008
La independencia de Kosovo, o la no independencia de la UE
El Parlamento kosovar estará a punto de declarar la independencia total del pequeño país cuando estas líneas vean la luz. Será una gran ocasión para el desbordamiento de la alegría de los albano-kosovares, un motivo de íntima satisfacción para los políticos de Washington, la hora del llanto para los serbios de Kosovo y de la ira para los serbios de Serbia. Para todos los demás, España especialmente incluida, es la ocasión idónea para preguntarse a dónde va esta Europa, fracasada en la empresa de darse una Constitución e incapaz de definir una política común. A dónde va de la mano de Estados Unidos, cuyo juego en este continente ha sido siempre dividir para imperar.El colapso de la Unión Soviética y la consecuente liberación de los países europeos que cayeron bajo su influencia tras la segunda guerra mundial nunca ha sido visto desde Washington como una oportunidad para alentar a la Unión Europea y fortalecerla, sino para extender su propia influencia hasta las fronteras con Rusia (que sigue tácitamente declarada como país enemigo por obvias razones de interés estratégico particular) y utilizar a los países de la 'Nueva Europa' como contrapeso a lo que Rumsfeld llamó la "vieja Europa", integrada por países menos frágiles, más celosos de su independencia y con una tradición democrática que dificulta, aunque no impide, el entreguismo.
La voladura controlada de Yugoslavia ya constituyó en su día un indicio más que ferviente de lo que luego se ha hecho práctica común. Yerra quien le atribuya la más mínima espontaneidad a la declaración de independencia de Eslovenia (el territorio más alejado de Serbia) que fue el detonante de la escisión y de una de las guerras más crueles, un conflicto que todos creíamos imposible en este continente. Estados Unidos estaba detrás de aquella 'liberación', aunque púdicamente dejó (si no sugirió) que la Alemania de Kohl fuese el primer país en reconocer la independencia eslovena. La provincia serbia de Kosovo, con una mayoría de albanoparlantes musulmanes que ya habían planteado dificultades en vida de Tito, fue pronto vista por Estados Unidos como el lugar adecuado para plantar sus reales en los Balcanes, un sueño estratégico largamente acariciado, fallido en la segunda guerra mundial e imposibilitado luego por la neutralidad equidistante de Tito.
La política de intoxicación acerca de la brutalidad serbia en Kosovo, con paralela y deliberada ocultación de la violencia y la 'limpieza étnica' ejercida por el UCK contra los no albanoparlantes (serbios, gitanos y turcos, fundamentalmente), facilitó bombardeos arbitrarios y excesivos de la OTAN en supuesta defensa de la integridad de los kosovares y propició que los guerrilleros (otros les llaman terroristas) se convirtieran en el principal referente político para los albanokosovares. Hoy, su líder, Hashem Thaci, primer ministro, héroe de la independencia para unos y criminal de guerra para otros, es el gran protagonista de la declaración de independencia.
Hashem Thaci tiene pendiente una orden de arresto de la Interpol -si aún no ha sido anulada- y es que no sólo se le atribuyen crímenes de guerra sino también el asesinato de rivales políticos kosovares entre los que destaca el de Ahmet Krasnici, calificado en su momento como "ministro de Defensa de la República de Kosovo", y líder de las FARK, organización paramilitar próxima a Ibrahim Rugova, reconocido hasta su muerte en enero de 2006 como presidente 'de facto' de Kosovo. Tanto Thaci como su grupo guerrillero, tristemente célebre por sus actividades propias del gangsterismo o la mafia, son universalmente reconocidos como una obra de los servicios de inteligencia estadounidenses.
Nadie mejor que los independentistas albano-kosovares sabe hasta qué punto deben su 'imposible' secesión a los designios estadounidenses. Probablemente no existe ni ha existido nunca un país tan pro-USA en el mundo como lo es en estos momentos Kosovo, donde las manifestaciones son salpicadas por pancartas que dan las gracias a Washington y que, en el colmo del absurdo, celebra el Día de Acción de Gracias como propio (ver foto).

En Kosovo tiene Estados Unidos -no casualmente- una de sus mayores bases en todo el mundo. Camp Bondsteel, cuartel general de la KFOR, tiene 380.000 metros cuadrados, un perímetro de 10,5 kilómetros y 250 barracones. En Noviembre de 2005, el español Alvaro Gil-Robles, comisario de la UE para los Derechos Humanos giró una visita al campamento, que calificó como "una versión de Guantánamo más pequeña". No se sabe cuales son las actividades actuales en Camp Bondsteel, pero hay constancia de que en el pasado sirvió para alojar a sospechosos detenidos no sólo en Kosovo, sino también en Turquía, Irak y Afganistán.

Respecto a la posición de la UE en el vidrioso tema de la independencia de Kosovo, merece la pena considerar el contenido de un acuerdo tejido durante las pasadas navidades, que, pese a su difusión minoritaria -o precisamente a causa de ella-, es especialmente digno de tener en cuenta. Durante una reunión mantenida en Washington entre el Departamento de Estado y el ministerio de Exteriores de Eslovenia, Estados Unidos puso los puntos sobre las íes respecto a Kosovo al primer país de la 'Nueva Europa' que ocupa la presidencia de la UE, país que (¿casualmente?) fue el primero en abandonar la federación yugoslava, como ya hemos recordado.
He aquí algunas de las "sugerencias" formuladas por el 'imperio' a su consulado esloveno en vísperas de que éste ocupase la presidencia de la UE:
- La reunión del Parlamento kosovar que apruebe la declaración de independencia debe celebrarse en domingo, lo que impedirá a Rusia pedir de inmediato una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU. Tendrá que esperar al lunes.
- Las quejas y propuestas de Rusia y Serbia deberán ser ignoradas por la Unión Europea, para lo cual es de crucial importancia el apoyo de la presidencia eslovena a esa inhibición, en la medida en que se sabe que hay países de la UE reticentes a esa declaración unilateral de independencia.
- Estados Unidos juzga de importanca capital convencer al mayor número posible de países del mundo de lal conveniencia de reconocer a Kosovo y para ello ha realizado un despliegue diplomático intensivo, consiguiendo el apoyo de algunos estados tibios. No habrá declaraciones públicas estadounidenses sobre el estatus futuro de Kosovo, cuya Constitución está "ayudando" a redactar, pero estará entre los primeros países en reconocer a la pequeña república.
Dentro del contexto descrito, ¿en qué lugar queda la independencia de la UE? ¿Dónde su autonomía estratégica?
Es muy simple responder: en ninguna parte. No existe. Y la independencia de Kosovo, ordenada por Estados Unidos en su propio beneficio, es un nuevo clavo en el ataúd de un sueño que nunca ha encontrado hombres a su medida.
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24 septiembre, 2007
137 muertos ¿por la paz?
137 miembros de las fuerzas armadas españolas han muerto en las denominadas 'misiones de paz' en el extranjero. La mayor parte de las víctimas lo fueron de accidentes, como el del Yak-42, que costó 62 vidas y puso en evidencia la falta de escrúpulos del Gobierno del PP, que recogió y repatrió sus restos de un modo absolutamente indecente e indigno.Hoy han caído dos soldados en Afganistán y otros tres han resultado heridos de gravedad, al parecer a causa de la explosión de una mina. Son muertos a la mayor gloria de Estados Unidos, tropas que están en Afganistán como consecuencia de la pertenencia de España a la OTAN (aunque más tarde la misión fue reconvertida en la ISAF, de la ONU) y cuyo número aumentó a raíz -y en servil compensación- de la retirada de Irak ordenada por Zapatero en cumplimiento de una promesa electoral. En definitiva, son tropas de la OTAN fuera del marco geográfico ‘lógico’ de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, que no lo es del norte del Golfo Pérsico.
"Mantenemos nuestro compromiso de construir civil y militarmente el país y evitar que el terrorismo lo controle", ha declarado el ministro de Defensa, José Antonio Alonso. Qué filantrópico todo.
Lo cierto es que Afganistán es un problema muy particular de Estados Unidos, que, en su día, para derrotar periféricamente a la URSS y poner fin al régimen comunista de Najibullah, armó hasta los dientes a lo mujahidin y favoreció el predominio político-religioso de los talibán, desentendiéndose tras la retirada soviética del destino del país, que nunca ha sido una entidad nacional convencional sino una anarquía de taifas controlados por los señores de la guerra.
Fue la dejación estadounidense la que favoreció que Afganistán se convirtiese en una base segura y un ideal campo de entrenamiento del islamismo más radical. El nacimiento de Al Qaeda es el fruto específico de una estrategia carente de escrúpulos y casi totalmente ayuna de reflexión, que no ha hecho otra cosa que empeorar tras la invasión de Irak.
¿Debe España pagar las consecuencias de una política que su Gobierno parece no compartir y que la mayor parte de la población rechaza? Absolutamente no. Y es hora de dejar de mentir a la opinión pública acerca de las auténticas causas de que las tropas españolas estén arriesgando vidas en Afganistán o en el sur de Líbano en misiones eufemísticamente descritas como “de paz”.
Las mentiras -todos lo sabemos- se pagan tarde o temprano, como bien pudo comprobar el Partido Popular.
Verdades, mentiras, cinismo y desvuergüenza
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14 julio, 2007
Armas que vuelven del frío

Hoy, mientras Sarkozy orquestaba en los Campos Eliseos la ‘emocionante’ escenografía de un desfile militar en el que han participado efectivos de los 27 estados de
“Es un símbolo, pero más que un símbolo”, decía respecto a la parada parisina el presidente de
- ¿Forma parte Rusia de los desafíos o amenazas que enfrenta la polimórfica y dividida Europa de los 27?
- ¿Cuenta el escudo antimisiles, teórica respuesta al peligro que pueden suponer Irán o Corea del Norte, con la aprobación de todos los estados europeos?
- ¿No debería ser sometida a referéndum tan grave medida, al menos en los países en los que se instalará el escudo?
- ¿Es el tratado de
- Yendo más lejos aún en las preguntas: ¿Tiene y/o puede tener
Buena parte del drama de
No he leído un solo comentario en la prensa nacional o internacional que glose tan singular ofrecimiento. Y la razón de tal silencio es que se da por sentado que el presidente de Estados Unidos (sea quien fuere) tiene el poder suficiente sobre
El escudo antimisiles es un gesto claramente inamistoso hacia Rusia y así lo viene subrayando Putin desde que tuvo conocimiento de los planes estadounidenses. Ante las evidencias de que Bush no se plantea reconsiderar sus planes a Rusia no le quedaba otro camino que el que ha tomado: suspender (que no romper) el tratado FACE, cuya entrada en vigor el 9 de Noviembre de 1992 produjo un suspiro de alivio en todo Occidente, en la medida en que ponía fin a “una confrontación militar que ha afligido a Europa durante décadas”, en palabras de Bush padre.
Rusia (entonces todavía
A nadie se le oculta la gravedad de la decisión adoptada por Rusia, la grave posibilidad de que concluya el clima de distensión que tan benéficos efectos ha tenido. Nadie en Europa quiere un rearme ni mayor presencia militar de Estados Unidos en el continente. ¿No es hora, por tarde que sea, de decirle a Bush que renuncie a su gratuito y provocador escudo antimisiles?
Ciertamente lo es. Es hora y debería serlo en lo sucesivo de que
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23 octubre, 2006
El mullah Omar amenaza
El mullah Omar, líder talibán que se halla en la clandestinidad, ha lanzado una seria advertencia a las fuerzas de la OTAN presentes actualmente en Afganistán, entre las que se encuentra un contingente español.Con motivo del Eid al-Fitr, la más sagrada de las celebraciones islámicas, que marca el fin del mes del Ramadán, Omar ha anunciado que sus hombres intensificarán sus ataques hasta niveles "sorprendentes" para expulsar a las tropas extranjeras.
Sostiene el clérigo tuerto que su pueblo está con él e insta a la OTAN a retirar sus casi 20.000 soldados y no sacrificarlos a los intereses de Estados Unidos.
Precisamente este mes la organización atlantista ha relevado en el mando militar a EE UU y este año está siendo el más sangriento desde que, en 2001, la invasión forzase a Omar a huir y culminase con la derrota de los talibán.
El dirigente radical ha advertido al presidente Karzai que tendrá que responder en el futuro ante las leyes islámicas y ha criticado su fracaso en el establecimiento de la paz y en el control del narcotráfico, que ha aumentado considerablemente en los tiempos más recientes.
Algunos videos que muestran a las milicias talibán fuertemente pertrechadas
inclinan a pensar que las palabras del mullah no son meras baladronadas de iluminado.
Quizás para España ha llegado el momento de plantearse su presencia en este país, paradigma de la inestabilidad y de la violencia. En su momento, la decisión innecesaria de aumentar la participación militar en Afganistán en compensación a la retirada de Irak ya fue un grave error. Con el tiempo ese error no ha hecho otra cosa que aumentar.
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