31 mayo, 2010

Breve



Brutalidad de Israel.- El Estado de Israel ha dado una vez más muestra brutal de su arrogancia impune y de su desprecio hacia la comunidad internacional, sus instituciones y sus leyes. Sean diez o diecinueve los muertos -aunque no fuera ni uno- el brutal abordaje en aguas internacionales a seis barcos en los que viajaban 750 personas con ayuda internacional para Gaza, sometida a un bloqueo inmisericorde, compone el retrato robot de un país que, amparado en una injustificable inmunidad, no conoce otro modo de expresión que el abuso de la fuerza. Si este hecho atroz no es respondido con severas sanciones por parte de la comunidad internacional se estará invitando implícitamente a la práctica de la violencia a quienes ven una amenaza inaceptable en la impunidad de un Israel agresivo, nuclear y armado hasta los dientes. Y esto que escribo no es fruto del antisemitismo, que es como Israel califica todas las críticas y denuncias de su política abusiva.

27 mayo, 2010

Breve



Raquitismo social.- Vicenç Navarro desmiente en este valioso artículo la extendida falacia (difundida por quienes, si pudieran, privatizarían incluso el aire) de que España tiene un sector público sobredimensionado. Las cifras no dejan lugar a dudas sobre el hecho de que la España social arrastra un raquitismo crónico ya desde los tiempos de la dictadura. Ahora, cuando se vuelve a dejar caer la posibilidad del copago en Sanidad, es imprescindible recordarlo. Ya basta de mentiras indecentes.

20 mayo, 2010

Breve



‘Más que amigo’.- Este sí que fue un escándalo judicial con indicios de prevaricación y no el de Garzón con los crímenes del franquismo. El Supremo reabre ahora la causa, pero ni siquiera reconviene al presidente del TSJCV, "más que amigo" de Camps, según confesión de éste. No le censura por no haberse inhibido en el caso y tampoco por su peculiar actuación al limitarlo al tema de los trajes, que sería archivado. Ahora Camps vuelve a estar imputado (y "feliz", según afirma) mientras el PP aparca la patata caliente en la absurda espera de que se enfríe sola, ya que Camps, como el tesorero Bárcenas, se irá cuando le dé la gana. He ahí la autoridad de Rajoy, la coherencia de un hombre que acusa a Zapatero de desentenderse de los problemas.

19 mayo, 2010

Una semana traumática (y II)

Baltasar Garzón es un juez que no genera especiales simpatías, pero sí más que las que provoca cualquier otro miembro de la carrera judicial. Se supone que lo ideal en un juez es que sea lo más anónimo posible y que nadie tenga opinión precisa sobre él más allá de lo que respecta a su trayectoria profesional, pero en el caso de Garzón la transcendencia de las causas que ha llevado, su breve -y contradictorio- paso por la política y su firme determinación, después, de ser independiente e inasequible a las presiones políticas le han granjeado animadversiones irreversibles y simpatías apasionadas.

El hombre que, entre otras cosas, precipitó la caída del Gobierno de Felipe González y llevo a la cárcel a un ministro y a un secretario de Estado de su Gobierno; el que amargó los últimos años de vida del dictador chileno Pinochet; el que se convirtió en la pesadilla principal de ETA está curado de espantos. Cuando cree que está en el buen camino de una investigación nada le arredra y eso es lo que le hace temible para muchos -sino todos- los que en algún momento caen bajo su jurisdicción.

El Partido Popular se convirtió en un clamor cuando Garzón dio los primeros pasos en la investigación de la 'trama Gürtel'. De inmediato reclamaron su recusación alegando la "enemistad manifesta" del juez y su "interés directo o indirecto" en la causa". A la hora de justificar ambos extremos, el escrito elaborado por el ex ministro de Justicia Federico Trillo no tenía otro argumento que exhibir que la inclusión del juez, como número 2, en las listas electorales del PSOE en Madrid en 1993. Olvidaban -es un decir- que el magistrado "enemigo" favoreció sus intereses electorales tras regresar un año después de su 'aventura política' a la Audiencia Nacional y poner en marcha la investigación sobre los GAL que aceleraría la caída de Felipe González. La supuesta "enemistad manifesta", entonces, iba más bien dirigida contra el PSOE y el PP no tuvo nada que objetar sobre el sumario ni sobre las filtraciones que, como un goteo diario, vieron la luz en aquellos días. Si comento esto es porque no son pocos los que creen que tras la ofensiva judicial contra Garzón se halla el PP, cuestión en todo caso indemostrable, pero tal voz no tan improbable..

El proceso seguido contra Garzón por la investigación de los crímenes del franquismo ha sido, cuando menos, peculiar. La pretensión del 'juez estrella' de declararse competente ya había sido recurrida por la Fiscalía de la Audiencia Nacional ante la Sala de lo Penal de dicha institución, tras lo cual Garzón se inhibió en favor de los juzgados en cuyos territorios se hallan las 19 fosas que había ordenado investigar. Posteriormente la Sala aprobó los argumentos de la Fiscalía por 14 votos contra 3. Ahí, el 28 de noviembre de 2008, podría -y debería- haberse parado todo.

¿Por qué, a posterior, el juez del Tribunal Supremo Luciano Varela decide abrir causa por prevaricación a instancias de sendas querellas presentadas por dos organizaciones filofascistas, plagadas de defectos de forma que él mismo indica cómo corregir? ¿Por qué las prisas del procedimiento abreviado y el rechazo de los argumentos de la defensa de Garzón sin siquiera considerarlos. Según Varela, cofundador de Jueces para la Democracia y en otro tiempo admirador de Garzón, éste "actuó con la finalidad de eludir la decisión del legislador sobre el régimen de localización y exhumación de víctimas de los horrendos crímenes del franquismo sabiendo que éstos habían sido objeto de amnistía por las Cortes democráticas de España".

Al menos tres jueces de la Audiencia Nacional están de acuerdo con Garzón en su competencia ante "los delitos de lesa humanidad y genocidio que la sistemática y masiva eliminación de adversarios políticos verificó en nuestro país", según expresión de la magistrada de la Audiencia Nacional Clara Bayarri en artículo publicado por 'El País'. La inclusión de los crímenes del franquismo en la Ley de Amnistía de 1977 es tan discutible como la apresurada calificación de "Cortes Democráticas" que el juez Varela aplica a un Parlamento del que estaba ausente el Partido Comunista de España, legalizado un mes después de que se aprobase dicha Ley, en la que seguramente el partido excluído habría tenido algo que decir. Aquellas eran unas Cortes de transición, mutiladas. Sólo tras la aprobación de la Constitución, en 1978, se puede afirmar que las Cortes son democráticas.

Todo indica que una seria y crucial cuestión jurisdiccional y jurisprudencial ha sido escamoteada mediante el procesamiento y consecuente apartamiento de la carrera judical de Baltasar Garzón. Sin que haya existido un previo debate en profundidad para dilucidar si la supuestamente democrática Ley de Amnistía de la Transición puede permitir ignorar la legislación internacional vigente, que establece la no prescripción de los crímenes contra la humanidad, una condena de Garzón, dando por sentado su propósito de actuar conscientemente contra la Ley, sería una injusticia que es de esperar que el Tribunal Supremo evite en el fallo que habrá de emitir en su día.

Por el momento no se le ha evitiado el daño al juez, ni a las familias de las víctimas ni a la imagen internacional de España. Y todo ello es muy alarmante y muy perjudicial para la credibilidad democrática del Estado español en el marco exterior, donde no sólo era indiscutible hasta ahora, sino también admirada, gracias fundamentalmente a jueces como Garzón, que no se amilanan ante las dificultades que con frecuencia existen para hacer justicia y devolver a los ciudadanos y a las naciones su dignidad.

Foto: Varela hace la presentación de Garzón en una conferencia de este auspi8ciada por Faro de Vigo' en 1992.

17 mayo, 2010

Una semana traumática (I)

Para muchos ciudadanos el modo en que contemplan la realidad española ha cambiado de modo sustancial, para mal, a lo largo de la semana pasada, una de las más traumáticas de la democracia española. Los hechos se han desarrollado en dos vertientes alejadas entre sí,  la económica y la jurídico-política, y lo han hecho de manera cruelmente paradójica. La paradoja se plasma en que, mientras en el caso de las duras medidas adoptadas para afrontar la crisis económica se ponen en evidencia con todo su rigor las consecuencias de la globalización, en el de la suspensión del juez Garzón se define como prevariciación su intento de aplicar a la guerra y la postguerra civil española la legislación internacional (es decir, global) sobre los Crímenes contra la Humanidad, que establece que este tipo de delitos no prescriben jamás.

Un aspecto que nadie -y menos que nadie el PP- parece tener en cuenta es que la crisis económica, que estalló con todas sus consecuencias hace más de un año y medio, sigue desarrollándose, extendiéndose y profundizando sus consecuencia casi a diario. La supuesta inacción e improvisación del Gobierno español no es tal. Todos los países, en mayor o menor grado, se ven forzados a un vaivén desconcertante, cambiante casi a diario, que dificulta la adopción de medidas y convierte las que se toman en insuficientes con frecuencia. La especulación de los mercados sobre la deuda pública de los países de la UE -elemento desastibilizador de aparición reciente en el contexto de la crisis- parte de una desconfianza sobre la posibilidad de impago que sólo estaba justificada en el caso de Grecia pero acaba extendiéndose a todos, elevando el importe de las primas de riesgo que cada país debe pagar por la hipotética falta de fiabilidad y logrando dificultar su pago, al encarecer la deuda en un círculo vicioso infernal y absurdo.

La consecuencia de esa situación es que el euro, convertido desde hace tiempo en la divisa de referencia internacional, baja hasta 1,243 dólares y la alarma se extiende a nivel global. Los ministros de Economía del G-7 (Alemania, Canadá, EEUU, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido) han celebrado dos teleconferencias -algo inédito- los viernes de las dos últimas semanas. A partir de la primera, celebrada el pasado día 7, de la que nada ha transcendido, el temor a que el euro colapse genera una fuerte alarma y motiva, el domingo 10 un acuerdo de urgencia entre la UE y el FMI por un importe de 750.000 millones de euros, suma abrumadora en la que EE UU participa con más de 50.000 millones de dólares. El lunes el Banco Central Europeo (BCE) aprueba la compra, inicialmente, de 20.000 millones de la deuda de los países más amenazados por la especulación, entre ellos España.

La contrapartida a la costosa operación de rescate del euro es la implantación urgente de duras medidas de reducción del gasto público para todos los países de la Eurozona, tanto más duras como fuerte haya sido la especulación de los mercados contra su deuda. En ese contexto, la llamada de Obama a Zapatero en vísperas del anuncio de los severos recortes ante el Congreso no es para exigirle su implantación, a la que el Gobierno ya estaba decidido a hacer frente, sino para departir con él, en tanto que presidente de turno de la UE, y comentar la grave situación que la economía occidental atraviesa. La interpretación sesgada de la prensa sobre la llamada -desmentida ese mismo día por EE UU- permite al PP describir las medidas como "impuestas" -y sí lo son, pero por la UE- e "improvisadas", en una muestra rampante de deslealtad institucional, pues a Rajoy y los suyos les consta ya en ese momento la grave realidad de la situación y la firme determinación de la UE para controlarla.

Para Zapatero y su Gobierno ha supuesto una gran frustración verse obligado a adoptar decisiones tan impopulares como la congelación de las pensiones o la reducción del sueldo de los funcionarios, medidas mucho menos severas que las adoptadas en Grecia, pero contradictorias con el propósito anunciado de minimizar la incidencia social de la crisis. Puede debatirse si hay otros modos menos impopulares de controlar la especulación destructiva de los mercados sobre la deuda, pero lo cierto es que el margen de maniobra es muy pequeño cuando se pretende lograr una reducción de gastos fácilmente cuantificable y realmente eficaz.  Eliminar los ministerios de Vivienda e Igualdad es algo que tal vez haya que hacer por razón de coherencia política, pero apenas significa lo que el chocolate del loro. Otro tanto se puede decir de la retirada de las fuerzas españolas en el extranjero y la reducción del presupuesto de Defensa: nada con sifón en términos económicos. .

La desinformación -cuando no intoxicación- acerca de la crisis y su evolución, practicada por los medios, tanto en España como fuera de ella ha sido y está siendo nefasta, al mantener a los ciudadanos en la ignorancia de sus realidades profundas y facilitar, en consecuencia, una interpretación superficial y demagógica, muy útil a la hora de evitar que se señale con toda claridad al auténtico culpable no sólo de la generación de esta crisis sino también de su progresivo agravamiento, que no es otro que el capital financiero. La ausencia de medidas de control -el mundo sigue esperando todavía a EE UU- que eviten o limiten la actuación irresponsable de la codicia (véase el caso de Goldman Sachs) no hace otra cosa que profundizar y agravar un caos que amenaza con barrer por décadas el relativo bienestar construído laboriosamente en Occidente incluso en tiempos más penosos que éstos.

Finalmente, en referencia exclusiva a Europa, hay que decir que la UE ha puesto desnudamente en evidencia todos sus defectos en esta crisis. A la larga resistencia ofrecida por Grecia para aplicar las medidas que se le exigían sin contar con el apoyo de la Eurozona hay que sumar el egoísmo y falta de realismo de Alemania, la inacción de Francia, enredada en el vacuo discurso de un Sarkozy sobrepasado por la realidad, y sobre todo la más que probada incapacidad del presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, para evitar que las cosas llegasen al extremo que han llegado. Si en la UE hubiera que cortar una cabeza, sólo una, en relación con el agravamiento de la crisis, monsieur Trichet tiene todas las papeletas. Esperemos que no tarde en ser relevado por la cuenta que nos tiene.

Foto: Jean-Claude Trichet, el Nefasto.

Nota: Dada la extensión de este artículo, el tema de Garzón queda pospuesto a mañana.

12 mayo, 2010

Breve

Obama ‘presiona’ a Zapatero.- Puede que no sea una ingerencia impropia (o tal vez sí) que Obama anime a Zapatero a adoptar "acciones resolutivas" frente a la crisis, especialmente poco antes de que éste anuncie tales medidas en el Congreso. Puede que tales medidas impopulares -o mejor, antipopulares- precisen (o no) el apoyo del presidente del país de los asaltantes de mercados. Nos habría gustado saber que, en justa respuesta, Zapatero hubiera animado a su animador a sacar adelante de una vez las medidas de control financiero que todo el mundo está esperando. Parece que de lo que se trata es de ganar tiempo, de que los estados más débiles mejoren su situación, para hacer creer que las medidas destinadas a evitar otra crisis como esta ya no son necesarias. Y esto es demasiado grave como para andarse con engañifas y paños calientes. La culpa todos sabemos quienes la tienen, lo mismo que sabemos que los culpables persisten impunemente en sus costumbres devastadoras.

11 mayo, 2010

Con la libertad, a favor del 'hiyab'


Siendo niño presencié en un pueblo de Ávila un incidente que siempre ha permanecido grabado en mi memoria. En la plaza del pueblo el párroco se enfrentó con duras recriminaciones a una mujer que, en mi opinión, pasaba de los 60 años de edad y llevaba un pañuelo cubriéndole la cabeza y vestía una prenda amarilla de amplio escote. El problema, por supuesto, no era el pañuelo sino el escote, que, pese a su amplitud, ni siquiera permitía insinuarse el tentador canalillo. Todo el empeño del cura inquisidor era que se cubriese el pecho y llegó a rrancarle el pañuelo de la cabeza para tapar con sus propias manos aquella 'fuente de pecado', que sólo estaba en su calenturienta imaginación. El forcejeo estuvo a punto de degenerar en violencia, pero en un momento dado el sacerdote, ante la acumulación creciente de espectadores mudos, renunció a sus propósitos y se alejó a grandes zancadas mascullando.

Calculo que de aquello debe hacer medio siglo. Era un tiempo en que las mujeres españolas, especialmente en el medio rural pero no sólo en él, llevaban pañuelos en la cabeza y las faldas descendían por debajo de las rodillas. Era una época de nuestra historia en que las mujeres carecían de derechos y de autonomía personal. Las cosas han cambiado mucho desde entonces y la mentalidad integrista y represora, de la que el cura obseso era un paradigma caricaturesco, no ha dejado de existir -como prueban las beligerancias eclesiales más recientes-, pero ahora carecen de apoyo social y legal. La pregunta que hemos de hacernos, sin embargo, es por qué la tolerancia y la libertad que ahora se predican hacen excepciones clamorosas e incomprensibles.

El caso de la joven de origen marroquí Najwa Malha ha evidenciado hasta qué punto la intolerancia puede ejercerse selectivamente en este país mediante el uso de un reglamento (leer aquí) como el del IES Camilo José Cela de Pozuelo de Alarcón, que, al mismo tiempo que asegura el derecho del alumno a "que se respete su libertad de conciencia, sus convicciones religiosas y sus convicciones morales, de acuerdo con la Constitución",.establece púdicamente -sin mencionarlo- la prohibición del 'hiyab' al advertir que "en el interior del edificio no se permitirá el uso de gorras ni de ninguna otra prenda que cubra la cabeza".

Desde el estallido del 'caso Najwa' no ha pasado día sin que los medios traten el tema del velo islámico (que en realidad es un pañuelo) sin entrar en las diferencias que existen entre los diversos atuendos de las mujeres musulmanas según su origen. La salida del PP de una concejal musulmana en un pueblo andaluz, atribuida por el partido al resentimiento por no figurar en las listas para las próximas elecciones (¿Por qué?), fue un toque de atención sobre el aspecto político de un tema que el Gobierno y el PP quieren dejar en el terreno social, sometido a los designios de cada centro, por más que el centro sea público. Ahora, el subdirector general de Coordinación y Promoción de la Libertad Religiosa del Ministerio de Justicia, Juan Ferreiro Galguera, ha sido cesado en su puesto sin otra razón que la "pérdida de confianza".

Ferreira, catedrático de Derecho Eclesiático, estaba encargado de las relaciones con las comunidades musulmanas y fue en función de tal responsabilidad por lo que redactó un informe jurídico -no destinado a su difusión pública, a la que él declara ser ajeno- sobre el 'caso Najwa' que sería la causa de que haya perdido la confianza de sus superiores. En el mismo afirmaba que el derecho de la muchacha a llevar el 'hiyab' estaba de acuerdo con la Constitución. Concretamente con el artículo 9.2, que reza así: "Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social". "Que una alumna lleve un velo en una escuela pública -aseguraba Ferreiro en su informa- no ofende los derechos fundamentales de los demás, ni tampoco el orden público".

En términos generales los políticos españoles no son partidarios de legislar sobre esta cuestión, pero esa sería la única forma de aclarar un tema que en su estado actual sólo puede ser fuente de conflictos. Cuando se contempla la imagen adjunta con las vestimentas femeninas más usuales en el Islam no cabe duda de cuales son admisibles y cuales no en una sociedad democrática. Ni el burka ni el niqab pueden ser aceptados, por la simple y contundente razón de que ocultan la identidad y por lo tanto impiden la identificación a todos los efectos de quien lo porta. Los demás atavíos no pueden ser prohibidos sin contravenir claramente la Constitución. Los políticos eluden legislar expresamente esta cuestión por cobardía y en consecuencia están favoreciendo que la Carta Magna sea violada en casos concretos a través de la complicidad entre claustros de profesores y padres de alumnos.

La inhibición política es indecente en la medida en que facilita que prosperen posturas que, escudándose en reglamentos internos supuestamente asépticos, practican de hecho la discriminación por razón de religión y raza. Que eso esté sucediendo en un país cuyo responsable ejecutivo máximo se dice promotor de la Alianza de Civilizaciones y contrario a todo tipo de discriminación sólo habla de hipocresía e incoherencia. Apelar a la laicidad del Estado -más teórica que real, pues se sigue beneficiando a la Iglesia Católica- en esta cuestión es una argumentación gratuita y retorcida que no resiste un análisis serio, como bien saben quienes se niegan a legislar.

07 mayo, 2010

Breve

DESPLOME BURSÁTIL.- La brutal sacudida de las bolsas, ayer, en Estados Unidos tuvo las características de un ensayo general para el desastre. Una orden masiva e instantánea de venta de acciones llevó el pánico a los mercados y los sistemas de control establecidos no funcionaron debidamente. Ya sea la causa la "decisión" automátizada de un sistema informático o el error de algún miembro de la plantilla de Citigroup, que tecleó la 'b' de billones (1000 millones en EE UU) en lugar de la 'm' de millones, se ha puesto de manifiesto la fragilidad de un sistema irresponsable, capaz de causar un caos sin precedentes. No es descartable, como teme la SEC, que ciertos operadores se sumasen a la confusión para sacar beneficio. El mismo sistema financiero que ha causado una crisis sólo comparable a la de 1929 está ahora atacando especulativamente al euro y listo para ahondar aún más la sima. Mientras, las medidas de reforma financiera de Obama se retrasan y la UE, perpleja y rutinaria, no mueve un dedo hasta saber qué decide el imperio.

04 mayo, 2010

Breve

AGENCIAS Y CORRUPCIÓN.- Las agencias de calificación inquietan a Bruselas. Decía hace unos días Esperanza Aguirre que "la corrupción es consustancial a las instituciones", lo que equivale a afirmar -falsamente- que ésta se halla en su propia naturaleza. Otra cosa es que la corrupción salpique en mayor o menor grado toda actividad humana susceptible de generar un beneficio al corrupto. Incluso una empresa con una trayectoria impoluta, como la auditora Arthur Andersen, cuya misión era evitar precisamente las corruptelas, implosionó tras ensuciarse hasta los ojos en el 'Caso Enron'. ¿Por qué las agencias de calificación de riesgos han de considerarse angélicas e independientes en un terreno en el que hay en juego diariamente miles de millones de euros? Vigilarlas es lo lógico y lo responsable.

02 mayo, 2010

El periodismo 'imposible'

Nada podría ser más útil y conveniente para la ciudadanía española, en términos sociopolíticos, que una historia pormenorizada y objetiva de la evolución del periodismo español desde la Transición hasta la fecha. Esa es, desde luego, una obra imposible, al menos por ahora. Tan imposible como necesaria. Tan imposible y necesaria como el propio periodismo. De esa imposibilidad saben mucho los periodistas, pero son muy pocos los que lo cuentan y cuando lo hacen es para perpetrar un personalísimo ajuste de cuentas. Ese es, probablemente, el caso de José Antonio Zarzalejos, ex director de ABC, que relata su particular odisea en su obra "La destitución. Historia de un periodismo imposible". 'El País' publica un extracto cuya lectura es muy recomendable antes de continuar la de estas líneas.

La historia imposible y necesaria del periodismo español reciente nos hablaría del paso del minifundismo al latifundismo mediático, consecuencia de las necesidades de renovación tecnológica que excedían las posibilidades financieras de los pequeños periódicos; de la desaparición del criterio abierto y pluralista que caracterizó en casi todos los casos el periodo de la Transición; de la posterior vocación y voracidad multimediática de los grandes grupos resultantes de la reconversión; de las alianzas tácticas entre medios y partidos a cambio generalmente de regalías impropias y graves hipotecas de la independencia informativa... No es ésta precisamente una historia de honor y coherencia, nunca lo es una trayectoria tejida sobre la urdimbre de la ambición.

La coyunda 'contra natura' entre medios informativos y partidos -o simplemente personajes políticos- ha llevado a estos últimos, en demasiados casos, a interferirse y presionar hastra extremos inimaginables a los medios para ponerlos al servicio de sus intereses. Las injerencias y los chantajes son tanto más fuertes cuanto más torpe y ambicioso es quien las perpetra y más frágil o insegura la posición de quien los sufre. Eso es lo que le ocurrió a Zarzalejos con Esperanza Aguirre cuando aquél dio un golpe de timón a la linea errática, pasiva y seguidista de la histórica cabecera, monárquica y conservadora. El ex director de ABC, que no es precisamente un progresista, sí es una persona inteligente. Veía languidecer a su periódico, lastrado por una trayectoria previa de perfil bajo -cuando no simplemente inadecuado- y decidió reaccionar.

La reacción, destinada a 'centrar' el periódico en apoyo de una alternativa que potenciase a Ruiz-Gallardón y apoyase a Rajoy frente a las ambiciones de Esperanza Aguirre, incluía la crítica a los principales valedores de ésta, Pedro J Ramírez y Federico Jiménez Losantos. El cese de éste último fue incluso reclamado a la Conferencia Espicopal. La reacción del 'insultador' oficioso de España no se hizo esperar. Desde su 'púlpito' de la Cope el rey de los excesos verbales llamó a los compradores y suscriptores de ABC a boicotear a ese periódico. Y, lamentablemente, un número nada despreciable de ellos siguieron la consigna.

Tal situación se producía en un contexto político candente. Esperanza Aguirre, contando con la derrota de Rajoy en las elecciones. creía llegado el momento de asaltar el poder en el PP y contaba para ello con el apoyo de los aliados ya mencionados, pero creía lógico e imprescindible también el de ABC. Por las buenas o por las malas. "Mi distanciamiento de Esperanza Aguirre -escribe Zarzalejos- tuvo que ver con mi cercanía a Alberto Ruiz-Gallardón -que a ella le resultaba insoportable-, con mi repelencia hacia los comportamientos de algunos de sus más estrechos colaboradores, con mi negativa rotunda a entrar en la coral que admiraba las políticas rotundas y tantas veces toscas y desafiantes de la presidenta de la Comunidad de Madrid y con su complicidad con Federico Jiménez Losantos y Pedro J. Ramírez."· (...) "Esperanza Aguirre sabía que en ningún caso Abc, bajo mi dirección, favorecería su liderazgo en el PP si Mariano Rajoy fracasaba", aclara.

El extracto de 'El País' no detalla cómo fue posible que el grupo Vocento le entregase a Aguirre la cabeza de Zarzalejos ni por qué esa decapitación fue seguida de inmediato por el desembarco en ABC de supuestos salvadores procedentes de 'La Ra zón', donde habían recalado de la mano de Anson cuando este abandonó la dirección del diario monárquico. Aquello fue surrealista y merecerá la pena conocer el detalle de la singular 'operación de comandos' si Zarzalejos da sus previsiblemente sabrosos detalles en su libro.

Cuando esto sucede, a comienzos de 2008, había habido grandes diferencias en el Consejo de Administración de Vocento, una lucha por el poder de motivaciones nunca esclarecidas que tuvo como consecuencia la salida, con una fuerte indemnización, del consejero delegado Belarmino García tras sólo siete meses en el cargo. El vuelco posterior apartaría del Consejo a Alejandro Echevarría, segunda víctima, tras Bergareche, de la división en el núcleo duro integrado por las familias vascas que habían formado y gestionado con éxito el original Grupo Correo.

Es en ese contexto -cuando el grupo no sabía dónde tenía la mano derecha- cuando se produce la destitución de Zarzalejos por decisión de los nuevos gestores de Vocento: el consejero delegado, José Manuel Vargas y el presidente, Diego del Alcázar. Pero antes de eso Zarzalejos ya sabía que su suerte estaba echada. Lo supo cuando Rajoy, en un juicio salomónico destinado a quitarse problemas con Esperanza Aguirre y sus perros de presa (una actitud muy característica suya), decidió que Ruiz-Gallardón no figurase en las listas de las elecciones generales. La lideresa había ganado. Fue una victoria pírrica porque, pese a que Rajoy perdió las elecciones, como ella esperaba, el PP rechazó concederle a ella la confianza que reclamaba.

El resto es historia, una historia más bien triste cuyos orígenes no sé hasta qué punto detallará Zarzalejos en su libro. Todo dependerá de hasta qué punto se sienta liberado e impune frente al grupo al que siempre sirvió lealmente. Habrá que leer el libro para saberlo. En cualquier caso, lo que cuente no podrá sorprender a quienes sabemos hasta qué punto la información y la opinión de los medios -siempre sedicentemente independientes- están condicionadas por factores externos y espureos.

¿Crisis de la prensa? Por supuesto. No sólo hay crisis de confianza en los políticos.