30 junio, 2015

Lo que está en juego en Grecia (I)


Lo que se juega el domingo en el referéndum griego es mucho más crucial y transcendente  que una mera confrontación por motivos económicos entre un país empobrecido y sus teóricos socios y aliados. Se trata en realidad de la primera ocasión en que, desde la política, se plantea un enfrentamiento abierto y esencial entre los valores democráticos y la confabulación de los intereses económicos que los ignoran y yugulan.

Iba siendo ya hora de que alguien entrase al fondo de una situación que viene gestándose desde los años 70, con los 'reaganomics' en EE UU y el thatcherismo inmisericorde en Reino Unido, amparados en las teorías de la 'Escuela de Chicago', y que se refuerza y estructura como 'única alternativa' a nivel planetario con el nombre de 'Nuevo Orden' a partir de la 'autodestrucción' de la URSS. Dicha 'autodestrucción' tiene mucho que ver -deficiencias sovieticas aparte, explícitas en la inoperancia de la prolongada 'era Breznef'- en tres pilares de la 'estrategia de tensión' de la 'guerra fría' diseñados desde Washington: el embargo y boicot permanente a la URSS y a sus socios (con Cuba como paradigma); la enloquecida carrera armamentística con su desproporcionado y terrorífico rearme nuclear y la carrera, no menos absurda y costosa, por la conquista del espacio. Así se gestó la ruina soviética.

No mucho más tarde, tras la 'alegre excursión' multinacional a Kuwait, en la que España participó gozosamente. George Bush padre creyó oportuno anunciar el nacimiento de un 'Nuevo orden mundial', que mostraría su auténtica catadura años más tarde con la invasión de Irak decretada por Bush hijo, so pretexto de que el régimen de Sadam Hussein poseía armas de destrucción masiva, grosera mentira que intentaba ocultar los objetivos económicos y estratégicos de una guerra despiadada, ganada fundamentalmente desde el aire a costa de innumerables bajas civiles.

El eufemístico término 'globalización' (en Francia, más exactamente, lo llaman 'mundialización') no tarda en sustituir al de 'Nuevo orden', de obvias connotaciones nazis (el Neuordnung de Hitler). Esa globalización, de fundamento ultraliberal, suele ser presentada por sus promotores bajo tintes 'filantrópicos', como una política que mejorará el nivel de vida en los países pobres, pero, lejos de ello, no sólo mantiene intacta o ha aumentado la pobreza en numerosos países del mundo, sino que, en aparente paradoja, también la extiende a los países cuyos gobiernos la patrocinan, como vienen mostrando las estadísticas post-crisis.

Mientras la mano de obra de las industrias occidentales es cada vez en mayor medida asiática, el paro aumenta en un Occidente cuya industria se deslocaliza para mejor competir en el tablero global, y el empleo -donde se crea- se precariza, al tiempo que los salarios disminuyen. Quien crea que esa realidad es casual o se debe exclusivamente a la incidencia de la crisis económica se engaña. El 'desarme laboral', así como la eliminación de los beneficios del odiado -por ellos- 'Estado de bienestar', la privatización en el mayor grado posible de la Sanidad, la Educación o la Seguridad Social y finalmente la reducción del Estado a la mínima expresión son prioridades de la agenda del Nuevo Orden globalizado.

La razón de ser del largo exordio que me he permitido es centrar la cuestión del referéndum griego, que responde a la intransigencia y al autoritarismo de la 'troika', en un marco histórico-económico revelador de la transcendencia de lo que se está jugando realmente. Para los mercaderes imperativos Grecia es una especie de caballo cimarrón que, en un contexto de sumisión y pasividad general, se niega a ser ensillado y dirigido por el camino 'correcto': un mal ejemplo que no debe ser tolerado. Aquí no importa tanto si se paga o no la deuda, ni cómo ni cuándo, sino si se aceptan o se rechazan las reformas que se le quieren imponer al Gobierno griego y que constituyen un grave atentado a la soberanía nacional y una burla del mandato democrático del pueblo griego. Hay mucho más que un montón de millones de euros en discusión y a todos los ciudadanos europeos nos concierne lo que suceda el próximo domingo en la patria de la cultura occidental.


(Continuará
Pie de foto: La plaza Syntagma de Atenas siempre ha dicho 'no'.