31 diciembre, 2007

Feliz año nuevo



Esta terrible fotografía posee una potencia metafórica extraordinaria. El desgarrador cuadro que el fotógrafo Kevin Carter captó durante la hambruna de Sudán en 1994 (uno más entre los desastres humanitarios que asolan periódicamente el continente africano y constituyen un genocidio inducido e impune) le valió el premio Pulitzer. Meses después, víctima de una depresión profunda, se suicidó

Anoche debatía con algunos amigos acerca de la fuerza de las imágenes del horror como movilizadoras de las conciencias. Yo hube de admitir que, pese a reconocer esa utilidad, personalmente eludía la contemplación de tales imágenes o escenas. Evoqué como ejemplo concretamente una que muestra a una excavadora arrojando a una fosa común cadáveres de un campo de concentración nazi. Esa secuencia está en mi mente. No necesito volver a verla (ni esa ni otras muchas) porque se quedaron en mi desde la primera vez que me golpearon. Creo que deben ser conocidas por quienes no las conozcan, pero encuentro morboso en cierta medida reiterar su contemplación.

La foto de Carter, sin embargo, la he contemplado con detenimiento cada vez que se me ha puesto delante. Incluso la he publicado en un cartel cuya adecuación y utilidad se me discutió en su día. Esa escena terrible sintetiza la verdad profunda y cruel de nuestro mundo y hoy la utilizo para ilustrar un artículo publicado el pasado día 29 en 'El País' por Juan Vidal-Beneyto, una de las mentes más lúcidas y honestas en este entorno de hipocresías y escritos mercenarios. Título: A contra-esperanza. Subtítulo: Más de un tercio del PIB mundial lo poseen las 100 primeras empresas del mundo.

Contemplad la imagen, leed el artículo y escupid luego, si podéis, esa tradicional trivialidad: Feliz año nuevo.

"Una anciana sin domicilio fijo murió de frió a principios de esta semana en la plaza de la Concordia de Paris. Lo que hubiera sido hace algunos anos una noticia destacada de la prensa escrita se ha reducido ahora por obra de la banalización de la miseria a apenas 30 segundos en el noticiero radiofónico. Y la miseria avanza discreta e implacablemente hacia nuevas cimas. En Francia cerca de 7,5 millones de personas, es decir, el 12% de la población, y entre ellos dos millones de niños, viven por debajo del umbral de la pobreza. Cada día los pobres son más pobres, pero afortunadamente para las estadísticas globales de la riqueza, los ricos son más ricos y una cosa compensa la otra. Las ciudades de alto nivel social prefieren, según nos cuenta la bien informada periodista de derechas Sylvie Pierre-Brossolette, pagar las multas que les impone la ley por no construir viviendas sociales antes que destinar ese dinero a su edificación. Ese parece ser el caso de Neuilly-sur-Seine, la ciudad residencial de los alrededores de Paris de la que fue alcalde Nicolas Sarkozy hasta su acceso a la presidencia. Al dinero como único patrón corresponde el hipercrecimiento de las multinacionales: Exxon, cuya riqueza es superior a la de 182 países miembros de Naciones Unidas; más de un tercio del PIB mundial lo poseen las 100 primeras empresas del mundo; los ricos que entre 1936 y 1975 representaban el 1% de la población norteamericana y poseían el 5% del PIB de EE UU han vuelto a elevar su participación a más del 20% en los últimos 30 años.

Riquezas amasadas en una legalidad de fachada, tras de la que se esconden las bolsas de valores manipuladas y sus amañadas cotizaciones, las contabilidades trucadas, los PDGs truhanes, los Estados cómplices con sus asilos protectores del crimen -seis paraísos fiscales en la sola Unión Europea-, el escabroso, indomeñable imperio del gangsterismo económico, todo fundado, legitimado por los vendedores del capitalismo de mercado que se autocalifican de filósofos y que hacen del darwinismo social la doctrina que todo lo explica: los más fuertes duran y prosperan, los otros desaparecen. Las cosas son así e intentar cambiarlas es peor, pues sólo produce más caos y desorden. Algunos parches, quizás sí, pero proponer otros modelos de sociedad, con otros valores y otras prácticas, buscar alternativas a lo existente y apostar irresponsablemente a lo improbable es optar por el terrorismo de las utopías. El sueño es un componente esencial de lo humano, pero no el sueño de los pobres hecho de fuego y revoluciones sino sólo el de los ricos que viven entre el lujo y la lujuria, para el disfrute hedonista que nos describe Lipovetski desde su postmodernidad. Frente a las afirmaciones de los guardianes del sistema que sostienen que las desigualdades han permanecido estables y en bastantes casos han disminuido, los datos más fiables prueban lo contrario. En los últimos 8 años, según escribe Louis Maurin, director del Laboratoire de las desigualdades que se apoya en los datos del INSEE, la diferencia de renta media en Francia entre más ricos y los más pobres ha aumentado en 4.682 euros.


Con todo no es esa cifra lo más inaceptable sino el permanente recurso a las remuneraciones faraónicas en la despedida de los ejecutivos patronos (CEO), gracias a los paracaídas dorados, a las stock-options, a las plusvalías como nos detalla Patrick Bonanza en su libro Les Goinfres (Los glotones), Flammarion, 2007. Entre sus protagonistas figuran todas las grandes empresas francesas y entre sus presidentes destacan Antoine Zacharias, presidente del Grupo Vinci, con sus cerca de 220 millones de euros, y Daniel Bernard, de Carrefour, que se fue con 209 millones tras haber rechazado un aumento del 2% a sus empleados, sin olvidar a Jean-Marie Messier, que obtuvo algo más de 20 millones después de haber dejado a su empresa Vivendi al borde de la quiebra. Claro que los americanos siguen llevándose en todo la palma: Ray Irani, de Occidental Petroleum, consiguió 322 millones de dólares y Steve Jobs de Apple se llevó el premio gordo con 647 millones. Claro que tampoco los españoles en nuestra modestia podemos dejarnos dar lecciones por nadie, los 108 millones de Ángel Corcóstegui con ocasión de su salida del Banesto y el tan bien remunerado adiós de Francisco Pizarro a Endesa están ahí para probarlo. Frente a tan agresivo obsceno enriquecimiento, más de mil millones de personas, como nos recuerda Gustave Massiah del Cedetim, han disminuido desde 1993 dramáticamente sus insuficientes ingresos y hoy más de 1.600 millones viven, habría que decir mueren, con menos de un dólar diario. Le hemos oído decir a Jacques Delors que la misión de nuestro viejo continente no puede ser la de asumir toda la miseria del mundo. Este realismo cómplice e inaceptable nos lleva al igual que las postulaciones retóricas del Milenio a atrincherarnos, con nuestra obstinación y desde nuestra insignificancia en la resistencia crítica. Aunque sea a contraesperanza.
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27 diciembre, 2007

No dejéis que los niños se acerquen a... provocarme

¿Cómo es posible que un obispo (el de Tenerife, monseñor Bernardo Álvarez) haga afirmaciones como las que siguen respecto al abuso de menores, que, a tenor de sus palabras, sería algo sumamente relativo?

"Puede haber menores que sí lo consientan y, de hecho, los hay. Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan. Esto de la sexualidad es algo más complejo de lo que parece", afirma el obispo.

Ese revelador "si te descuidas te provocan" enciende todas las luces rojas y hace sonar las sirenas de alarma. Resulta inevitable preguntarse en qué consiste 'descuidarse' y cómo puede llegar a sentirse provocado sexualmente por un adolescente alguien ajeno a ciertas inclinaciones morbosas. Según eso, ¿sería el menor el culpable del abuso y el adulto la víctima de una provocación irresistible?

Pero monseñor va más lejos aún al equiparar la homosexualidad con el abuso de menores: "la persona practica la homosexualidad como puede practicar el abuso de menores", asegura el pastor de Tenerife.

Esta es la gente que dirige la moral y orienta las conciencias de los católicos en España. No es de extrañar que monseñor Álvarez justifique los desmanes de la COPE. "Es una emisora en la que la Iglesia tiene la mayoría de la propiedad", dice. "Esto significa -añade- que es libre, no la maneja nadie ni se vende a nadie. La llevan los que la dirigen y cada uno de los profesionales es libre y responsable de decir lo que quiera".

Inefable. La iglesia es libertaria y no nos habíamos dado cuenta. Difícilmente puede ponerse en evidencia con mayor claridad lo que uno es hasta el punto que lo hace el obispo de Tenerife: un fariseo imperturbable.

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15 diciembre, 2007

'La crisis del conejo' (Humor pepero)

Tras la propuesta, por parte del secretario general de Agricultura y Alimentación, del conejo como ejemplo de alternativa razonablemente asequible a los alimentos típicos (y carísimos) de Navidad, la derecha/chona se ha sentido unánimemente humorista. Ya se sabe que en este país el conejo da mucho jugo, digo juego para las mentes simples.

El problema es que contemplar a un personaje tan falto de gracia y otros dones como Acebes intentando mostrarse ingenioso a costa de la propuesta de Josep Puxeu, que, como todo en esta vida, él achaca a Zapatero, resulta un sarcasmo insuperable.

Ejemplos:

- "Empezó la legislatura diciendo que los españoles íbamos a vivir mucho mejor y ha acabado pidiendo que coman conejo". Jua, jua, jua..

Conclusión a partir de un ligero análisis morfo-sintáctico: Acebes, aparte de no ser gracioso, no se siente español. Obsérvese que en la primera parte de la frase utiliza la segunda persona del plural (“íbamos”), pero al final, cuando se trata de comer conejo, emplea la distanciadora tercera del plural (“coman”). ¿Será alergia al conejo? Allá él.

- "Ha sido incapaz de frenar la subida de los precios y por eso pide a los españoles que comamos conejo, a eso le llamo yo la crisis del conejo. Acabaremos escuchando: 'coman conejo, Gobierno de España’". Jua, jua, jua…

¿No es genial lo de la ‘crisis del conejo’? Creo que desde la ‘crisis de Perejil’ no había oído un nombre de crisis más gracioso.

También tiene mucha gracia -desde el discutible sentido del humor de la derecha/chona- que se acuse al presidente del Gobierno de no frenar la subida de los precios. Si lo intentase, con inevitables medidas de control del mercado que son desechadas en la economía liberal, le acusarían de totalitario. Ellos siempre tienen razón, aparte de la gracia que tienen sus crisis.

La 'crisis del Prestige', con sus ‘hilillos como de plastilina’ tuvo su gracia. La 'crisis del Yak 42’, con su indecente baile de identidades y mezcla de ADNs fue un puntazo. La 'crisis del 11-M', atribuída a ETA hasta anteayer, barrió en el ‘hit parade’ del humor patrio. Se creía insuperable, pero...

Para ellos, sin embargo, la crisis que tiene gracia de verdad, más allá de la cumbres del humor negro en el que son consumados maestros, es la ‘crisis del conejo’. Un hallazgo sustancioso, que prolonga la barbilla de Acebes hasta la pared de enfrente.

Angelitos. Me mata la gracia que tienen.

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10 diciembre, 2007

Otra falsa rectificación de Zapatero

El Partido Popular sigue empeñado en interpretar y pintar la realidad a mayor beneficio de sus intereses electorales con desprecio manifiesto de la verdad. Su objetivo único desde el principio de la legislatura es deteriorar la imagen de José Luis Rodríguez Zapatero. Y ahí siguen, inasequibles al desaliento, dibujando un panorama -que sólo ellos y sus leales ven-, en el que el presidente del Gobierno es un bobo solemne, un ingenuo incurable, un alegre improvisador o, lo que es peor, un maquiavélico personaje secretamente comprometido en la destrucción de España.

Todo les sirve. Lo mismo les da un cuento de risa que uno de intriga o miedo. La última fabulación es obra de Jorge Moragas, secretario de Relaciones Internacionales del PP y 'campeón de las libertades', especialmente en lo que respecta a Cuba, que parece ser su obsesión, tal vez porque es la obsesión de Estados Unidos y el Partido Popular está, como se ha puesto de manifiesto en muchas ocasiones, incondicionalmente al servicio de la política de ese país. El 16 de Octubre de 2004 Moragas tuvo el 'honor' de ser expulsado desde el aeropuerto de La Habana, donde apareció con una inocua visa de turista y la secreta pretensión de entrevistarse con la oposición anticastrista. ¿Ingenuo o provocador? ¿Bobo o maquiavélico?

El caso es que, tras el acuerdo de reforzar aún más la cooperación contra ETA alcanzado ayer por Zapatero y Sarkozy, Moragas y su partido han decidido 'celebrar' que el presidente del Gobierno "rectifique una vez más" su política "errática" en la lucha contra ETA, apostando por la colaboración con Francia para derrotar a los terroristas y acercándose así, una vez más, a las lúcidas tesis de su partido. La frase textual de Moragas no tiene desperdicio como mentira impenitente: "Después de tres años de confundir a la opinión pública y a las propias fuerzas de seguridad del Estado, Zapatero se suma ahora a las posiciones del Partido Popular y habla de la derrota de ETA mientras exalta la figura de Sarkozy".

Pero aún hay más. La rectificación más flagrante del 'errático' Zapatero sería -según Moragas- que éste hizo campaña a favor de Ségoléne Royal en las elecciones presidenciales francesas, lo que -se supone- le identificaría como enemigo irrconciliable del presidente galo. Lo cierto, sin embargo, es que la 'campaña' de Zapatero se limitó a un mitin celebrado en Toulouse junto a la candidata del PSF en vísperas de la primera vuelta. Es falso de toda falsedad -contra lo que Moragas afirma- que el presidente del Gobierno español cuestionase en aquella ocasión el papel de Sarkozy, como ministro del Interior, en los disturbios de los grandes suburbios franceses.

Moragas es fiel, al igual que todo su partido, a la divisa "miente, que algo queda". La desmemoria popular ayuda a que algunas de esas mentiras lleguen a consolidarse, sobre todo en el ánimo de sus partidarios, como verdades incontestables. De cara al resto de la población, sin embargo, les ponen en evidencia como una opción absolutamente indeseable. El hecho de que un partido que perdió las elecciones en 2004 por mentir se haya empecinado en esa práctica indecente durante toda una legislatura es, para el conjunto de los ciudadanos, cualquier cosa menos una garantía de respeto a la democracia y a los demócratas.

Por supuesto, huelga decir que el PP nunca admitirá que Zapatero tuvo y tiene un considerable peso político en la política europea y más específicamente en la francesa; que Ségoléne fue apodada 'la Zapatera' (así, en español, claro), en la medida en que promovía un cambio de estilo y de política en su anquilosado partido; que Sarkozy llegó a reconocerle como "una de mis referencias"; que, dentro de la confrontación electoral, éste espetó a Royal que el presidente español estaba más de acuerdo con su política económica que con la suya... Y que mientras el ahora presidente galo fue ministro del Interior la cooperación antiterrorista y la cordialidad por ambas partes fue irreprochable.

Por cierto, ¿se imaginan a Sarkozy invitando a un mitin de campaña a Rajoy o a su predecesor?. No, ¿verdad? Con eso está todo dicho.
Foto de Jorge Moragas. EFE

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03 diciembre, 2007

Panorama tras la derrota de Chávez

Hugo Chávez y su partido tienen mucho que reflexionar tras el rechazo en referéndum de la reforma constitucional que proponían. La suya ha sido una derrota por la mínima ('pírrica' ha llamado Chávez a la victoria del no) pero de elocuencia política considerable e ineludible. "Nos venció la abstención", ha reconocido el caudillo bolivariano. Y no ha sido una abstención cualquiera, sino precisamente la de los suyos. No cabe hacer otra lectura a la vista de que en apenas un año ha perdido el voto de tres de los siete millones de personas que apoyaron su última reelección.

Es indudable que los 69 cambios propuestos para el texto de la Constitución venezolana, el más polémico de los cuales era la posibilidad de una presidencia vitalicia, inquietaban más de lo que seducían. La aceleración de la marcha hacia un socialismo bolivariano de perfiles indefinidos y consecuencias tan imprevistas como imprevisibles ha despertado incertidumbres que prueban que el apoyo a Chávez por parte de la mayoría del pueblo venezolano no es necesariamente incondicional.

No se le puede negar a Chávez un considerable éxito en el saneamiento económico del país. Un crecimiento de casi el 11% es un índice impresionante, envidiable y envidiado por todos los países del área latinoamericana y aún del mundo. El problema es que ese éxito en términos macroeconómicos dista mucho de serlo en términos de distribución social de la riqueza.

Paradójicamente, Chávez ha creado una promoción de nuevos ricos y ha fortalecido el poder adquisitivo de la clase media venezolana, pero ha fracasado en gran medida en su objetivo prioritario: redimir de la pobreza a las clases populares. Y esa constatación está pesando notablemente en el ánimo de quienes han venido apoyándole incondicionalmente desde 1999. Son los enemigos del chavismo y no sus seguidores los grandes beneficiarios de las reformas. Cruel sarcasmo.

Tampoco ha sido precisamente estimulante para el 'sí' a la reforma constitucional el tono agresivo que en las fechas más próximas a la convocatoria plebiscitaria le ha dado Chávez a su política internacional, con la ruptura de relaciones con Colombia y las amenazas a los intereses españoles, entre otras cosas. Unas ciertas dosis de nacionalismo patriotero pueden halagar los oídos de las masas ocasionalmente, pero la sobredosis, la paranoia conspirativa y aislacionista en la que el líder bolivariano se ha sumergido con insólita fruición, tienen un efecto perverso. Los venezolanos no contemplan con tranquilidad la perspectiva de que su país pueda acabar boicoteado, sometido a un embargo económico 'a la cubana' a causa de las veleidades de su presidente.

En definitiva, con su referéndum y sus actitudes Chávez ha creado, en tiempo récord, dudas e incertidumbres inéditas y éstas han conducido a una abstención cuyo mensaje no puede ser ignorado por el movimiento chavista y su líder.

Chávez está en su derecho de intentar rentabilizar sus éxitos, que, más allá de las críticas de sus enemigos internos y externos, son incuestionables, pero también ha de asumir sus fracasos y errores, que no son insignificantes. Ahora le ha llegado la hora de aceptar que, lejos de poder dar el 'salto adelante' hacia el socialismo personalista que parecía perseguir, debe centrarse en consolidar el capital político conseguido, fundamentalmente estructurando su movimiento como una opción política estable, de futuro.

Si lo hace bien ese movimiento político que tantas esperanzas ha generado en los desposeídos no será -como es de temer que ocurra una vez que Chávez deje la presidencia de la república- una anécdota más en la historia de Venezuela. Se convertirá en un referente de esperanza ineludible para cuantos reclaman el fin de las gigantescas diferencias sociales y la generalización de los beneficios del progreso. Esa es ahora la auténtica y más grave responsabilidad de Hugo Chávez y es preciso admitir que hay grandes dudas de que sea consciente de ello y esté a la altura de las circunstancias.

Lamentablemente, también existen profundas dudas de que la oposición responda adecuadamente a la responsabilidad que le compete tras su 'pírrica' victoria. Chávez les ha enfrentado expresamente a la evidencia de que pueden derrotarle por la vía democrática. Su boicot a las elecciones, su ausencia del Parlamento venezolano, es una irresponsabilidad que los partidos opositores deberían corregir de inmediato, así como sus planteamientos provocadores, golpistas y guerracivilistas.

Chávez les ha derrotado siempre democráticamente y democráticamente ha aceptado ahora su derrota. Eso es más de lo que se puede decir de quienes se le oponen.

Chávez en La Espiral: 1, 2, 3

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