-Nuestro español bosteza.
¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío?
Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?
-El vacío es más bien en la cabeza.
Antonio Machado
Seguramente no tenemos remedio. Ni quien nos lo ofrezca. El macrobotellón del viernes (y madrugada del sábado), grande y 'espontánea' manifestación nacional de estupidez evasiva, es uno de esos síntomas que no dejan lugar a dudas acerca del diagnóstico. No tenemos remedio y en el futuro seguramente tampoco, en vista de que son los más jóvenes los exclusivos protagonistas de esa alienación beoda que en Barcelona y Salamanca se saldó con vandalismo, detenciones, daños y heridos.
Unas horas después, cuando decenas de miles de jóvenes españoles dormían la mona, afrontaban la resaca o eran presentados ante el juez, sus coetáneos franceses marchaban ordenadamente (los incidentes posteriores no deben desvirtuar esa evidencia) en defensa de su futuro y, en el fondo, del de toda la sociedad. Y lo hacían junto a los sindicatos y a la izquierda, propinando al CPE (Contrato de Primer Empleo) del Gobierno un golpe de muerte. Voilá la difference!
Francia cuenta con unas leyes laborales que sus empresarios consideran 'superprotectoras' del trabajador y contraproducentes para la economía nacional (la cuenta de resultados corporativa, se entiende). Eso ha llevado a que la contratación de los trabajadores más jóvenes se convierta en casi un imposible. Para 'arreglarlo' el Gobierno se ha sacado de la manga el CPE, que intenta facilitar un primer empleo a los jóvenes de hasta 26 años, con la salvedad de que podrán ser puestos en la calle cuando el patrón lo juzgue oportuno sin mayores consecuencias. Los jóvenes, lógicamente, no quieren ser empleados de usar y tirar; los sindicatos rechazan cualquier alteración de las normas en vigor porque temen que así se abra la puerta a mayores males; la izquierda, que allí es oposición, hace su trabajo: se opone.
Aquí hace muchos años que el hipócrita paternalismo laboral del franquismo, con normas que eran papel mojado llegado el caso pero cuya letra obligaba y daba por sentado el empleo fijo, fue desmantelado por la izquierda, en un gesto de inefable progresismo. Fue el PSOE de Felipe González quien, para satisfacción de la patronal, desactivó un sistema de garantías que el franquista presidente de la patronal había comparado con el matrimonio canónico imperativo en la era de Franco. El 'inmortal' José María Cuevas hizo por aquellos tiempos una de sus frases más tristemente célebres, coincidente con la aprobación de la ley del divorcio. Vino a decir el ominoso tal que "todos los españoles pueden divorciarse ya, menos los empresarios, que tenemos que seguir casados con los trabajadores". Genial, ¿no?
La juventud francesa defiende lo que la nuestra ya ha perdido. ¿Será por eso por lo que nuestros jóvenes celebran la ceremonia ritual del fracaso anunciado emborrachándose colectivamente hasta las patas? Pues será.
Unos beben, otros marchan. ¿Tienen derecho a la esperanza los unos o los otros? Me temo que no en el horiznte previsible de la desregulación, la deslocalización, la globalización y tantas otras pesadillas que riman con traición, frustración y desesperación. Unos marchan para defender la intocabilidad de los derechos por los que lucharon sus padres, otros se emborrachan brindando subliminalmente por la muerte de sus mayores, los que tienen un empleo y acaso más de una hipoteca; los que se rindieron sin lucha, sus precursores.
La avaricia del mercado y la ley de la oferta y la demanda han derrotado a la democracia y al Estado de bienestar. Unos piensan y protestan juntos; otros ignoran, olvidan y se emborrachan también juntos en una celebración prematura y resignada de un 'no future' que va mucho más allá de referencias generacionales.
¿Pero es cierto que no hay futuro?
No en el 'cubata' destructivo que mezcla con el alcohol dosis imprudentes de estupidez y lo aromatiza con una pizca esterilizadora de angostura elaborada a base de ignorancia, evasión y reaccionarismo.
Leer online: www.tierradenadie.cc
1 comentario:
don jose antonio zarzalejos nieto cesado en abc
Publicar un comentario