Parece evidente que dentro de las Fuerzas Armadas permanecen, incluso situadas en los más altos niveles, personas con un entendimiento deficiente o muy sesgado de la Constitución y de las leyes orgánicas que han desarrollado sus preceptos en lo que concierne a los ejércitos. Pero aún resulta más obvio, como subraya la AUME (Asociación Unificada de Militares Españoles), que parte de la cúpula militar está “en connivencia con algún partido”. Y no se refieren a ninguna minoría extraparlamentaria y montaraz, sino al segundo partido más votado en el Estado.
Que se trata de algo más que de una hipótesis gratuita lo demuestra la ‘reacción’ del Partido Popular ante las declaraciones realizadas ayer por el teniente general Mena Aguado en relación con la grave responsabilidad militar en el caso de que el Estatuto catalán sobrepasase la Constitución, posibilidad a la que sólo el PP está empeñado en dar verosimilitud, en busca de la obtención de réditos políticos que tienen como primer objetivo el máximo deterioro del Gobierno.
El partido que representa teóricamente (cada día más teóricamente) a la franja ideológica del centro derecha asegura que ve “inevitables” declaraciones de ese jaez, porque son -según su peculiar interpretación- “reflejo de la situación que estamos viviendo”, situación (supongo que se refiere a la artificial alarma creada en torno al Estatut) que es precisamente obra suya.
Si ayer el secretario de Comunicación de los populares, Gabriel Elorriaga, se pronunciaba en tales términos y no condenaba la ilegal ingerencia del teniente general en asuntos políticos que no son de su competencia, hoy ha rizado el rizo del cinismo. Ha anunciado que el PP pedirá que el ministro de Defensa explique ante el Congreso el “desgobierno existente” en el Ministerio de Defensa, que justificaría, según él, las palabras del militar.
Llueve sobre mojado. No hace mucho que un coronel de artillería se permitía difundír a través de la intranet del Ministerio de Defensa un llamamiento dirigido a todos los despachos para evitar la “desmembración de España”. Como en el caso presente, se trataba de un militar a punto de pasar a la reserva. También, como ahora, recibió una sanción apenas simbólica.
No se juegan nada. Tiran con “pólvora del Rey”. Tras su 'hombrada' son jaleados por algunos de sus compañeros y cuentan con la comprensión del primer partido de la oposición. Luego se van a casa con la cabeza alta, el patriotismo enardecido y el retiro intacto. Es un lujo a su alcance y se lo dan.
Está claro que hay que poner mucho más caro el capricho de “mear fuera del tiesto” que tienta a algunos uniformados a modo de autofiesta de despedida. Pero mucho más caro.
En cuanto al PP, si los ciudadanos de este país son la mitad de sensatos de lo que se viene diciendo, ya recogerá en las urnas los frutos de su estrategia irresponsable, desleal y marrullera. Tiempo al tiempo.
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