La mentira es como un 'boomerang' y se vuelve, tarde o temprano, contra quien la lanza. El modo en que se ha puesto de manifiesto durante el juicio por el 11-M la mentira oficial del Gobierno de Aznar sobre su autoría no deja lugar a dudas sobre ello.
Si a las seis de la tarde del mismo día 11 el ministro del Interior es informado de que el explosivo utilizado no es Titadyne -habitualmente empleado por la banda independentista- no puede decir dos horas después, en rueda de prensa, que se trata de dinamita pero no se ha determinado “la marca”, especialmente porque el periodista ha preguntado expresamente si se trata de Titadyne y el ya sabe que no. Sin embargo lo hizo. Mintió
Por la mañana, unas horas después del atentado, se había producido un hecho inédito. Arnaldo Otegui, portavoz de Batasuna, había saltado a la palestra para rechazar que -”ni siquiera como hipótesis”- ETA tuviera relación con el brutal ataque y señalar como más probable la mano de terroristas islámicos. Aznar se da cuenta de inmediato no sólo de la verosimilitud de lo afirmado por Otegui, sino también del daño electoral implícito.
Parece evidente que el Gobierno no tardó en intuir, como hicimos otros muchos, que la brutal desmesura, la indiscriminación y sincronización del ataque no llevaban el sello del terrorismo etarra, pero la insólita intervención de Otegui forzó al Ejecutivo a imprimir un subrayado excesivo sobre la hipótesis-prejuicio ETA, patente en la llamada telefónica personal de Aznar a los directores de los principales diarios del país.
Se mintió al insistir en asegurar o no descartar durante tres días, sin indicio alguno, la intervención etarra. Se perdieron las elecciones, no tanto por el atentado en sí como por la mentira. Y se siguió, desde entonces hasta hace unos días, alentando y alimentando la mentira en la Comisión de Investigación parlamentaria, en los medios informativos afines y a través de la AVT o los peculiares Peones Negros.
La reciente recogida de velas en la explotación de la 'conspiranoia' se ha hecho patente en Rajoy y en Astarloa, entre otros, precisamente cuando las sesiones del proceso han comenzado a centrarse en los testimonios de la cúpula policial de la época del atentado. La 'campanada' del ex director de Policía y hoy eurodiputado por el PP, Díaz de Mera, al negarse a revelar la fuente policial en la que dijo haberse apoyado para sostener la existencia de un informe que probaba la relación ETA-Yihad encendió todas las alarmas.
Vieron venir el 'boomerang' pero era demasiado tarde. Nuevamente la mentira (de hecho las mentiras sucesivas, delirantes y permanentes) les ha estallado en las manos. Ahora, ante la exigencia de responsabilidades a Aznar, Rajoy y Acebes por parte de la Ejecutiva del PSOE se tiran contra las paredes, claman al cielo y mientan a los GAL, en gratuita y elocuente lanzada a moro muerto (con perdón).
Aunque no tanto como la tarde del 11-M, están desesperados y furiosos. ¿Y qué creen ustedes que responden en resumen al PSOE? Que miente. Como siempre, dicen.
Si no fuera tan patético sería sumamente cómico. Qué pena.
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