19 febrero, 2006

ETA: El parto de los montes

Hay autores que en voces misteriosas,
estilo fanfarrón y campanudo,
nos anuncian ideas portentosas;
pero suele a menudo
ser el gran parto de su pensamiento
después de tanto ruido, sólo viento.

Félix María Samaniego


Un jarro de agua fría. Eso es lo que los ‘sobrados’ y alucinados dirigentes de ETA han lanzado sobre las ilusionadas expectativas alimentadas por tirios y troyanos acerca de la proximidad de una tregua como “principio del fin” del terrorismo. ”La resolución del conflicto no llegará a través de pasos unilaterales», afirman, lavándose las manos sobre su responsabilidad esencial, para instar a continuación a los agentes políticos y sociales vascos a «dar algunos pasos y sin esperar a nadie», como si eso no fuera precisamente la unilateralidad en estado puro.

¿Estas son las “cosas buenas” que Ibarretxe preveía? Hay que ser muy optimista para pensarlo, sobre todo si se considera que la banda, en su comunicado, previene al PSOE y al PNV de que «la imposición de un nuevo ciclo autonómico a Euskal Herria traerá sólo la prolongación del conflicto». En resumen: o se asume de entrada el derecho a la autodeterminación («el derecho de los ciudadanos vascos a decidir») o coche bomba y tiro en la nuca al por mayor. Siguen anclados en sus tesis tradicionales, la principal de las cuales es la utilización de la violencia como instrumento político de presión (el chantaje criminal, en definitiva).

Cual Dios interpelando a los trémulos mortales, ETA pregunta al PNV y al PSOE «qué voluntad real tienen de implicarse en un proceso democrático, qué pasos están dispuestos a dar y cuál es su propuesta para que se respeten los derechos de Euskal Herria». Inefable. ¿Qué le hace a a ETA sentirse legitimada para hablar de democracia? Es ella quien debe ser interpelada y esta inversión perversa de papeles que protagoniza lo único que logra es poner una vez más en duda la verosimilitud de los propósitos de 'diálogo' que exhibe.

Asegura que la paz «estará basada en los derechos de los vascos o si no, no se dará». Tales derechos habrán de ser los que la banda determine, por supuesto. Esa es la paz de ETA. Esa es la superación del conflicto -del que sus acciones criminales son la esencia- que ‘democráticamente’ propone. Pistola en mano nos dice el clásico “estas son lentejas”. La diferencia es que si las dejas te vuela la cabeza. A eso le llaman democracia quienes dicen querer salvar a su pueblo y rechazan liberarlo de lo que más le oprime: el miedo y la ausencia de libertad que ellos generan.

En resumen, este comunicado, este ridículo parto de los montes, sólo merece que lo ignoremos.

En febrero, suspenso. Esperemos a junio, o tal vez a septiembre, o... ¡Qué pena y qué asco!

Leer online: www.tierradenadie.cc

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