19 diciembre, 2006

Blogosfera: El fin de la inocencia II



Say you want a revolution
We better get on right away
Well you get on your feet
And out on the street.

De ‘Power to the people’ (John Lennon)

Internet es un vasto océano, inabarcable, en el que navegan diariamente las ilusiones, esperanzas, curiosidades y ambiciones de decenas de millones de personas de todo el mundo. Es potencialmente una revolución, que ya es operativa de hecho, al menos a nivel de la cotidianeidad de innumerables personas a las que se les ha abierto una providencial ventana al exterior de sí mismas.

Hoy podemos acceder en segundos a informaciones que, sin la red, nos estarían vetadas o serían muy laboriosas y onerosas. Podemos comunicarnos, vía email, chat o teléfono VoIP gratuitamente, o a un precio comparativamente ridículo. Tenemos acceso libre a música y vídeos, también cada vez más a libros. Vivimos una especie de utopía en la que, paradójicamente, no debemos confiar.

Quienes han diseñado este paraíso artificial no son filántropos, ni mucho menos revolucionarios, sino empresarios que están en Internet para hacer dinero, cada vez más dinero. Para tener poder, cada vez más poder. Y eso implica no sólo aumentar sistemáticamente los beneficios económicos de sus empresas, sino también administrar y controlar en la mayor medida posible el gran capital intangible pero precioso que surca las redes: la información.

Hasta la aparición de los blogs el flujo de la información estaba considerablemente limitado y, salvo por lo que respecta a la existencia de los foros y grupos de discusión, era unidireccional y básicamente estático, con una fuente única: la web convencional, las páginas corporativas, institucionales o personales. El blog, con su fácil implementación, que ha facilitado la generalización de su uso, ha supuesto una explosión sólo comparable a la que se conoció con la fiebre ‘puntocom’, aunque aquella era fundamentalmente económica y, para más señas, especulativa.

Los blogs están en estos momentos en la cresta de la ola, son el gran éxito, la nueva moda de Internet. Su agilidad, su independencia y su frescura han producido un deslumbramiento general. Ahora todo el mundo quiere tener (o tiene) un blog. Su ‘descubrimiento’ por parte de los medios informativos convencionales y el uso que, cada vez en mayor medida, hacen de ellos los políticos es buena prueba de que la red ha descubierto un nuevo filón.

El hecho de que una empresa con tan acreditado fino olfato y tan evidente ambición como Google comprase en su momento Blogger.com, como más tarde hizo con Youtube.com, es buena prueba de que los blogs han llegado para quedarse. La perspectiva en estos momentos no puede ser otra que la de un crecimiento notable como consecuencia de la invasión de intereses hasta no hace mucho ajenos al 'mundo blog’.

Tal invasión, al tiempo que un éxito, significa un riesgo cierto de desnaturalización del fenómeno, en la medida en que éste pueda ser capitalizado y manipulado por los intereses representados por los medios que conforman ahora la corriente principal (mainstream). Hay demasiado poder en ellos y tras ellos como para que permitan una concurrencia en pie de igualdad y asuman la necesidad de coexistir horizontalmente con quienes les contestan desde la independencia.

En los último años, de modo progresivo, los grupos mediáticos, fuertemente vinculados a intereses financieros y políticos, han extendido y diversificado sus actividades a todo lo relativo a la comunicación, crecientemente conscientes de que el soporte papel vive en estos días el preludio del fin. La televisión e Internet están entre sus prioridades y pensar que eso no va a afectar en un plazo más corto o más largo a la ‘normalización’ de la red de redes parece ilusorio.

La llegada a la blogosfera de la corriente mediática principal y del mundo político era (es) lógica, inevitable. Ahora nos toca a los menesterosos de la blogosfera (*) mantener la guardia alta, defender el territorio, denunciar las falacias y fomentar la colaboración para evitar o minimizar la consecuencia previsible: que el pez grande se come al chico.

De lo contrario seguirán ocurriendo impunemente cosas como esta (picar en las imágenes para ampliar):




La revista estadounidense Time ha tenido la feliz idea de declarar personaje del año 2006 a ‘Tú” (yo, nosotros, vosotros, ellos), usuario de Internet. La portada ha tenido un efecto viral inmediato y ha dado la vuelta al mundo en minutos. No es la primera vez que el personaje del año es impersonal o material. En 1982 el ‘personaje’ fue el ordenador. La cuestión es que este año, según la votación popular organizada por la propia publicación, era Hugo Chávez el teórico destinatario de la portada, inmediatamente seguido por Ahmadineyad (la captura de pantalla fue realizada hoy, a las seis de la tarde en la web de Time).

¿Por qué razón no han dedicado la portada a Chávez y se han salido por peteneras, aunque la decisión final no sea del todo desafortunada? No será porque no hayan protagonizado el título de ‘personaje del año’ personajes tan polémicos como Hitler o Jomeini. ¿Ha pesado algo en ello el patrocinio de Chrysler? ¿Es el propósito de no disgustar a la Casa Blanca el motivo?

El caso es que todos los navegantes, blogueros, chateros etc. hemos tenido el 'alto honor' de ser declarados personaje del año del Time. Y el motivo es que… “Tú, sí tú. Tú controlas la era de la información. Bienvenido a tu mundo”.

Mentirosos por partida doble.

(*) Personalmente disiento del nombre 'blogosfera' porque la esfera es un volumen cerrado.

Leer online: http://laspiral.blogspot.com


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