29 diciembre, 2006

Lo amargo y lo dulce





Si nos preguntásemos por las tres voces femeninas más destacables del jazz del siglo XXI seguramente habría coincidencia en citar a Diana Krall, Madeleine Peyroux y quizás a Norah Jones. Desde que contemplé el video de un concierto difundido por la cadena Mezzo yo añado, sin lugar a dudas, a Cécile Verny y la situo en segundo lugar, tras Diana Krall. La cualidades vocales de Verny son, de hecho, superiores a las de cualquiera de las tres citadas.

Nacida en Costa de Marfil, criada en Francia y residente en Alemania, Cécile exhibe el fruto depurado de un fértil cruce de culturas e influencias.

Generalmente apoyada en un trío de músicos alemanes excelentes, entre los que destaca de modo muy especial el pianista Andreas Erchinger, junto a Bernd Heitzler (contrabajo) y Torsten Krill (batería), huye habitualmente de los standards para dar salida a las composiciones del grupo, de cuyas letras es autora.

La excepción a esa regla, muy digna de destacar, es su álbum European Songbook, en el que, con un grupo reforzado por jazzmen franceses e ingleses presenta un repertorio de temas que tienen en común la paternidad de autores europeos.

El vídeo, con el sonido claramente desincronizado, es el único que he logrado encontrar. Incomprensiblemente, no hay gran cosa sobre Cécile Verny en la red.

Algunas pequeñas muestras pueden escucharse en estas direcciones:

http://www.netimprove.fr/NewAlbum_CVQ.htm

http://www.jazzphone.ch/musique/musiques.htm

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