08 diciembre, 2006

Para abrir los ojos


Sé muy bien que todo texto que supere las 10 líneas causa alergia a mucha gente, especialmente entre los jóvenes. Muchos de quienes se han criado desde bebés con el televisor como referente prioritario de ocio e información prefieren que todo mensaje quede envuelto en imágenes y que éstas puedan ser rápidamente cambiables por otras o bien detenidas cuando a uno le conviene. Nada que oponer. No se puede ir contra la historia, aunque quedan todos invitados a reconciliarse con la lectura. Sólo por una razón: sigue siendo el instrumento principal para la adquisición del conocimiento.

El caso es que hoy no me apetece escribir, quizás -por paradójico que parezca- porque sobran temas y -aquí desaparece la paradoja- porque son los de siempre. Hace demasiado tiempo que pasa lo de siempre y que somos impotentes para detener ese bucle. Ese es el problema: la impotencia asumida

Sin embargo esa conciencia no debe impedir que sigamos intentado la tarea esencial de descifrar el mundo y divulgando las visiones de quienes, con diversos medios y planteamientos, están comprometidos en ese esfuerzo desde planteamientos ajenos a la ‘corriente principal’, al pensamiento único, al flujo de mentiras e interpretaciones sesgadas que se nos ofrecen desde los principales medios.

A veces también los medios audiovisuales se salen del camino trillado y producen obras interesantes que nunca se exhibirán en ‘prime time’ y generalmente tampoco en horarios accesibles para la mayoría. Se supone que ‘no interesan’.

Aquí van dos ejemplos. Uno se debe a RTVE y a su programa “En Portada”. Su título es “El orden criminal del mundo” y constituye una reflexión sobre el presente de la mano del uruguayo Eduardo Galeano y del suizo Jean Ziegler y está dividido en tres partes:


Parte 1)

Parte 2)

Parte 3)

El otro es obra de la BBC y se titula “El poder de las pesadillas”. Está integrado por tres entregas de aproximadamente una hora de duración cada una:

El poder de las pesadillas 1)

El poder de las pesadillas 2)

El poder de las pesadillas y 3)


Abre los ojos. El mundo no es tan simple ni tan misterioso como tendemos a pensar, pero las cosas son mucho más graves de lo que solemos creer. Saber es el primer paso para evitar ser manipulado.

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