20 diciembre, 2006

Blogosfera: El fin de la inocencia III




He's a real nowhere Man,

Sitting in his Nowhere Land,
Making all his nowhere plans
for nobody.

Doesn't have a point of view,
Knows not where he's going to,
Isn't he a bit like you and me?
Nowhere Man, please listen,
You don't know what you're missing,
Nowhere Man, the world is at your command.

The Beatles en directo en el Circus Krone de Munich (1966)

El número de blogs en el mundo, según CNet, se duplica cada cinco meses y medio. En el mes de julio pasado Blog Herald registraba la existencia de 70 millones. Según eso, estamos al borde de los 140 millones. Es espectacular, pero ¿es de esa realidad de la que se habla cuando se polemiza, a veces ácidamente, sobre la blogosfera? Obviamente no.

Para conocer la modesta (que no irrelevante) realidad del fenómeno masivo de los blogs basta con ir a la portada de Blogger.com y pinchar en los enlaces que desfilan por su pequeña pantalla de ‘blogs actualizados recientemente’. Tras una hora de experiencia, se puede percibir que, con toda probabilidad, ese inmenso piélago de 140 millones de blogueros no se plantea informar de lo que se oculta, ni hace profundos y vitriólicos análisis políticos, ni se se le pasa por la cabeza cambiar el mundo. La mayoría se conformaría con mejorar un poco el suyo.

Todo lo pensable y aún lo impensable se puede encontrar en la blogosfera y, para tranquilidad de timoratos, predomina casi abusivamente lo anodino, lo estrictamente personal: diarios de adolescentes (o no adolescentes); recetas de cocina; comentarios y panegíricos (también alguna crítica) sobre la propia ciudad, pueblo, familia, amigos; cultivo de hobbies; relatos (y fotos) de viajes; culto a los ídolos del cine o la música…

La gente utiliza lo que tiene a mano para salir del anonimato y tratar de comunicarse. Alguien calificó, con fortuna, a este fenómeno como ‘escribicionismo’. Los blogs han puesto al alcance de cualquiera convertirse en ‘escribicionista’. ¿Y qué tiene malo o de inquietante? Nada, especialmente si eso les aleja de la hipnosis embrutecedora de la caja idiota y les ayuda a sentirse mejor. En el fondo, para mucha gente, el blog actúa como el diván del psiquiatra.

Cabe preguntarse qué futuro les espera a esos blogs (y a este). ¿Hasta cuándo va a durar la gratuidad, teniendo en cuenta que no producen ningún beneficio a quien los alberga? Si tomamos como precedente el alojamiento gratuito de webs personales (Geocities, hoy propiedad de Yahoo, o Angelfire, ahora en manos de Lycos, por ejemplo), que en su momento ofreció posibilidades bastante extensas, el futuro será de pago. O, en el mejor de los casos, el ‘escribicionista’ habrá de soportar que le pongan banners publicitarios en sus páginas. Y en los lugares más molestos, por supuesto.

No cabe ignorar los precedentes a la hora de plantearse las perspectivas de futuro de la blogosfera. El afán de lucro está detrás de todo lo que se mueve y prospera en la red y la gratuidad es casi siempre provisional, un anzuelo generosamente cebado para acabar realizando una ‘pesca milagrosa’. El ‘modelo’ funciona generalmente del mismo modo en la red. Incluso con lo que cuesta dinero. Cuando algo empieza todo es amabilidad, voluntad de servicio, interés por la satisfacción del cliente. Cuando eso mismo se consolida llegan los 902 que formulan la pregunta más probable en último lugar, la inaccesibilidad, la espera irritada.

La blogosfera actual, la de los 140 millones de usuarios (si es cierto que son tantos), está llena de ingenuidad, poblada por gentes que son felices por tantas facilidades, personas a las que todo el monte se les hace orégano. Pero el sueño podría empezar a terminarse cualquier día no muy lejano, especialmente si se pone fin a la 'net neutrality' (PDF).

No, definitivamente no son esos blogueros los que inquietan y preocupan, e incluso indignan, a un ‘establishment’ que se siente amenazado por la hipotética generalización de la libertad de expresión. Pero quería hablar hoy de ellos, de su presente y probable futuro porque son la mayoría. Ellos son la blogosfera real. Sin pretensiones, sin sueños de poder e influencia. Gente corriente. Nowhere men.

Leer en línea: http://laspiral.blogspot.com

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