26 diciembre, 2006

Blogosfera: El fin de la inocencia y VI




Mac Murphy (Nicholson): Le mataron, ¿eh?.
Chief Bromden (Will Sampson):
Yo no estoy diciendo que le mataron. Estaban ocupándose de él del modo que están ocupándose de ti.
Diálogo de “Alguien voló sobre el nido del cuco”. El indio, hasta entonces mudo, cuenta a Mac Murphy la historia de su padre, al que le compara.

Quien haya seguido hasta aquí esta serie habrá percibido que soy fundamentalmente escéptico. El escepticismo no equivale al pesimismo ni, al menos en mi caso, pretende desinflar los sueños o esperanzas ajenos. Yo también tengo esperanzas, pero intento fundarlas en realidades o en posibilidades reales.

Plantearse el futuro de la blogosfera equivale para mi a contemplar tanto expectativas ilusionantes como inquietantes motivos de suspicacia. El doble conocimiento de la condición humana y de la historia, que es su consecuencia, no invita especialmente al optimismo.

En su momento, la imprenta, la radio, el cine y la televisión aparecieron como instrumentos revolucionarios en tanto que tales y en cuanto a su potencial extraordinario, que podía alterar la conciencia de la realidad de sus receptores. Si analizamos brevemente la historia acabaremos admitiendo que quien ha llevado más lejos su potencialidad ha sido precisamente el más antiguo: la imprenta.

Tanto el libro como -más ocasionalmente- la prensa han iluminado a los hombres a lo largo de los siglos y han determinado en gran medida la evolución de la humanidad, promoviendo cambios históricos de importancia transcendental.

En el último siglo, sin embargo, una vez consolidados conceptos como el de ciudadanía y democracia, la prensa ha experimentado cambios esenciales que le han llevado a ser la extensión servil de un sistema dedicado en gran medida a la revisión a la baja de las conquistas sociales precedentes y a la consolidación de un orden y unos valores ajenos a las mayorías. Esa complicidad ha convertido a los diarios en medios esencialmente conservadores, anodinos, carentes de dinamismo intelectual y social y, como consecuencia última, de credibilidad.

En alguna medida Internet posee un potencial revolucionario similar al que tuvo la imprenta en su momento. Es además la síntesis de todos los medios de comunicación de masas precedentes, al unir escritura, sonido e imagen en un solo foco de emisión y además reducir los costes de producción hasta un punto que hasta hace pocos años nadie soñaba.

Es lógico que en torno a Internet y más concretamente a la democratización del instrumento que constituyen los blogs se hayan generado expectativas desproporcionadas e incluso utópicas. Y es aún más lógico que los medios de la corriente principal, una vez caídos del burro que sostenía, contra toda evidencia, la irrelevancia e inocuidad informativa de Internet, desembarquen con todas sus armas y pertrechos en el nuevo continente informativo.

Más aún: es lógico que quienes se mueven en el mundo financiero con el único objetivo de ganar la mayor cantidad de dinero posible y extender sus cuotas de poder hayan declarado a Internet objetivo preferente. Y cabe prever que las consecuencias de todo ello para todos nosotros no tardarán en manifestarse de maneras bastante desagradables.

Perder la inocencia no tiene nada de malo. Por el contrario, es lo más positivo que podía suceder para que la parte más dinámica de la multiforme blogosfera tome conciencia de que el futuro no es algo que se nos regala, que hay que luchar por él con lucidez y tenacidad y que será preciso desplegar una mayor creatividad, no sólo en la elaboración material de los blogs, sino en algo mucho más urgente: la búsqueda de fórmulas de asociación y colaboración que limiten los daños de la 'normalización' previsible.

Si esto es una red habrá que demostrárselo a quienes cuando dicen red piensan en la araña.

Leer online: http://laspiral.blogspot.com

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