Pese a la prevención instintiva e incluso a la alergia que me causan la actual dirección del PP y su estrategia irresponsable, ni por asomo pensé que reaccionarían como lo han hecho a las palabras de Jesús de Polanco (ver enlace en el post anterior), presidente del Grupo Prisa. Ello prueba que, con incomprensible ingenuidad, yo aún confiaba más de lo razonable en la supervivencia del sentido común y del espíritu constructivo en el seno del Partido Popular.
Viven anclados en el melodrama; crean y rentabilizan sistemáticamente motivos de crispación; cuestionan a la Justicia cuando no satisface sus expectativas; utilizan la lucha antiterrorista como material (inflamable) de la confrontación partidista; se inhiben de su corresponsabilidad como primer partido de la oposición en cuestiones primordiales de Estado, ¿y pretenden que nadie hable de miedo?
Miedo es lo que provoca la visceralidad de una estrategia partidista basada en la mentira y el alarmismo y que, pese a escudarse en la idea de España y en el Estado de Derecho, no persigue otra cosa que recuperar el poder perdido desde la concepción inescrupulosa de que el fin justifica los medios. Les importan un bledo los daños colaterales: la ansiedad injustificable que crean en los ciudadanos o el aliento que prestan a la extrema derecha, entre los mayores de ellos.
Ahora declaran el boicot a los medios del Grupo Prisa, con lo cual atentan directamente contra el derecho a la información de millones de ciudadanos. Es un gesto melodramático más, como cuando rompieron relaciones con el Gobierno. Desde que perdieron las elecciones, intentan hacer creer a los españoles que la situación política es gravísima, cuando lo único que realmente parece gravísimo es su actuación como primer partido de la oposición, inédita en la democracia.
Calificar las declaraciones del presidente del Grupo Prisa de "intolerables" y afirmar que éste "imputa comportamientos, actuaciones e intenciones abiertamente antidemocráticos" al partido es perfectamente legítimo. Asegurar que "dichas declaraciones van mucho más allá del legítimo posicionamiento editorial y de la crítica ideológica" es más discutible, por cuanto cuestiona la libertad de expresión del ciudadano Jesús de Polanco. Concluir que dichas afirmaciones "desvanecen cualquier pretensión de imparcialidad del Grupo Prisa y comprometen la capacidad de cualquiera de los medios que lo integran de informar de manera veraz y objetiva" ya es pura gratuidad, e implica además desconocimiento deliberado de la mecánica interna de los diversos medios del grupo.
El Partido Popular no puede evitar que su línea de actuación apocalíptica sea percibida por innumerables ciudadanos, entre los cuales Polanco es uno más, aunque más relevante que la mayoría, con temor. Es lo que generan. Si ahora, ante la imposibilidad de matar al mensajero, le niegan la información no sólo se disparan irreflexivamente en el pie, sino que también corroboran que los temores no son infundados.
Lamentablemente para el PP, parece haber mucho más sentido común, equilibrio, objetividad y espíritu constructivo en el Comité de Redacción de El País (órgano democrático inexistente en otros medios informativos gratos al partido) que en su Junta Directiva. (Leer comunicado).
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