Como cada cuarto jueves de noviembre desde 1941 los ciudadanos de Estados Unidos celebrarán mañana su fiesta nacional, el Día de Acción de Gracias, que evoca la odisea de los puritanos pasajeros del Mayflower, ‘núcleo fundacional’ de la nación. Con tal motivo, la siempre cáustica Wonkette no se ha resistido a contraponer, sin mayores comentarios, dos visiones bien diferentes de la efemérides y su significado.
La oficial, del presidente Bush, es la esperable y se sintetiza en esta singular afirmación: “Estamos agradecidos por las libertades garantizadas por nuestra Constitución”.
¿Y la ‘Patriot Act’? ¿Y los superpoderes conspirativos y vitalicios de Edgard H. Hoover? ¿Y la caza de brujas? Etc., etc…
¿Siguen soñando los estadounidenses el Sueño Americano? ¿Siguen en la higuera pese a todas las evidencias?
Todo indica que una parte nada insignificante de ellos se encuentra precisamente en ese estado de levitación que impide reconocer los perfiles auténticos de la realidad.
Frente a esa América autocomplaciente y presuntamente sana e ingenua está la América harta de mentiras y de traiciones, la nación airada e inconforme. A ella pertenecía William s. Burroughs, miembro de la generación ‘beat’, que en 1986 escribió la amarga ‘oración’ del Día de Acción de Gracias que aquí se reproduce. La dedicatoria no puede ser más sarcástica: “A John Dillinger, en la esperanza de que aún viva”.
Gracias por el pavo salvaje y las aves migratorias, destinados a hacerse mierda a través de las saludables vísceras americanas
Gracias por un continente para expoliar y envenenar
Gracias por los indios para aportar un ápice de desafío y peligro
Gracias por los vastos rebaños de bisontes para matar y desollar, abandonando los restos hasta pudrirse
Gracias por la generosidad en lobos y coyotes
Gracias por el SUEÑO AMERICANO para vulgarizar y falsificar hasta que la verdad desnuda brilla a su través
Gracias por el KKK, por los agentes del orden matanegros sintiendo sus muescas, por las decentes mujeres que van a la iglesia con sus mezquinos, pellizcados, amargos, perversos rostros
Gracias por las pegatinas “Mata a un maricón por Cristo”
Gracias por el SIDA de laboratorio
Gracias por la Ley Seca y la Guerra Contra las Drogas
Gracias por un país donde a nadie se le permite ocuparse de sus propios asuntos
Gracias por una nación de soplones, sí
Gracias por todos los recuerdos…muy bien, veamos tus brazos… siempre fuiste un quebradero de cabeza y siempre fuiste un aguafiestas
Gracias por la última y mayor traición al más grande de los sueños humanos.
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