Ted Haggard, presidente de la Asociación Nacional de Evangélicos de Estados Unidos, ha presentado su dimisión tras ser acusado de tener relaciones sexuales con un prostituto. Se da la circunstancia de que, en su ferviente actuación pública, quien es considerado una de las figures más influyentes del ‘evangelicalismo’, en el que se encuadra devotamente el presidente de la nación, ha expresado más allá de toda duda su oposición al matrimonio gay.El líder de la Iglesia de la Nueva Vida, padre de cinco hijos, negó contundentemente la acusación e hizo protestas de amor fiel a su esposa, pero finalmente renunció a su puesto arguyendo que no podía continuar en él “bajo la nube creada por las acusaciones”. Tales acusaciones provienen de un tal Mike Jones, quien asegura haber mantenido durante tres años relaciones sexuales remuneradas con el presunto ‘homófobo’.
Este ‘sepulcro blanqueado’ está directamente vinculado con la Casa Blanca y, según ’Harper’s Magazine’, todos los lunes mantiene una charla con George W. Bush o sus asesores. Nadie ignora hasta qué punto el apoyo de los cristianos evangélicos ha sido valioso para los republicanos. Haggard ha sido uno de los más activos reclutadores de votantes, especialmente en el estado de Colorado, donde tiene su reino, descrito como “la más poderosa megaiglesia”.
Mike Jones, su amante de alquiler, asegura haber revelado su relación con el ‘pastor’ vencido por la repugnancia que le causa la hipocresía de éste, que defiende una reforma de la Constitución de Colorado que corte tajantemente la vía al matrimonio entre personas del mismo sexo.
Estamos ante un nuevo y duro golpe a los intereses electorales del Partido Republicano, que el martes se enfrenta a una elecciones para renovar la mitad de los puestos de las cámaras. Por esa razón, Jerry Falwell, líder conservador cristiano y republicano incondicional, ha considerado necesario ‘aclarar’ que Haggard es irrelevante dentro del movimiento evangélico
Inútil esfuerzo cuando los escándalos de tipo diverso se van amontonando ante la fachada de la Casa Blanca e incluso en Irak, donde el fracaso es definitivamente indisimulable, existe una confrontación abierta entre el gobierno iraquí y el ‘amigo’ americano.
El martes veremos si los estadounidenses despiertan o si la mayoría de ellos sigue bajo el influjo de las mentiras y las manipulaciones de Bush, a quien ‘The New York Times’ calificaba ayer, en un editorial de considerable dureza, como ‘el divisor’ de los americanos.
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