El diseño, aunque importante, nunca me ha parecido parte esencial de lo mediático. Si lo es (o lo fuera) es (o sería) porque responde y trata de servir a un concepto o a una serie de conceptos que distan de ser meramente estéticos o visuales. Si hablamos de medios informativos -y eso es lo que vamos a hacer- es frecuente que nos encontremos con que el concepto y el diseño no siempre van de la mano, sin que la bondad o maldad de éste o aquél pueda prejuzgar al otro.
Si hablamos de periódicos o de webs informativas, creo que la ‘regla de oro’ debe obedecer básicamente a tres principios:
- Jerarquía: Que el lector perciba al primer golpe de vista lo que el medio considera importante, organizado de un modo decreciente por razón de mayor o menor importancia ‘subjetiva’ del emisor.
- Claridad: Evitar la acumulación de elementos que puedan causar la confusión del lector o dispersar su atención de modo que éste tenga dificultades para establecer su propio orden de prioridades de lectura.
- Funcionalidad: El lector debe poder acceder con la mayor rapidez posible a aquello que busca o le interesa. Eso depende en gran medida del cumplimiento de los dos principios previos de jerarquía y claridad, pero requiere también un esquema estable: que las cosas estén siempre en el lugar en que se espera hallarlas.
Un rediseño supone un riesgo, en la medida en que se fuerza al lector a asumir no sólo un nuevo aspecto del producto a nivel visual sino también nuevas rutinas de uso. Por esa razón la mayor parte de los rediseños tratan de evitar una ruptura demasiado brusca con lo anterior.
El premiado diseño de El País ha sido replanteado sin una ruptura excesiva con el precedente. La limpieza, el orden y la sobria elegancia han sido mantenidas e incluso mejoradas. El menú de navegación en horizontal supone una mejora notable de la funcionalidad y la ampliación al ancho de 1024 pixels permite un mayor y más eficaz despliegue de de los recursos tipográficos y gráficos, incluida la publicidad.
Pero lo importante es el concepto que subyace a esta revisión de la web que El País ha realizado sin apresuramientos y simultaneándola con un cambio de definición del dominio (de .es a .com) sin duda destinado a la internacionalización, en busca de una hegemonía que por ahora se le ha resistido. Y ese concepto tiene por nombre multimedia.
Ningún otro medio español -y pocos internacionales- está tan preparado para realizar ese decisivo salto en condiciones tan ventajosas. El grupo Prisa, con su variedad de recursos mediáticos, facilita el paso sin grandes problemas organizativos ni gravosos contratos con terceros.
El otro concepto prioritario del rediseño efectuado, dar entrada a la participación de los lectores, planteará seguramente más dificultades. Lo que para algunos blogs constituye un ‘plus’ que no plantea grandes problemas, precisamente por la difusión limitada de las bitácoras, es un desafío clave y complejo para un gran medio como El País. Nadie ha dado aún con una fórmula satisfactoria para instrumentar adecuadamente la participación, potencialmente torrencial, de los lectores.
La experiencia, tanto de El País como de otros medios, será decisiva para llegar a una solución de compromiso entre los extremos que van del caos a los filtros excesivamente rigurosos.
Nota: Por dos veces observo que la segunda columna de la web de El País se vacía y se desliza hacia abajo. Mantengo la definición de pantalla en 1280 x 1024, pero reduzco de 32 a 16 bits y parece que se normaliza, lo que no quiere decir que el problema esté resuelto. No hay estreno perfecto.
Leer online: www.tierradenadie.cc
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