28 noviembre, 2006

Contra la equidistancia


Premisa 1: Se supone que el periodista, si es objetivo (y debería serlo), ha de permanecer políticamente neutral, equidistante, frío, ante la confrontación partidista.

Premisa 2: Se supone también que no hacerlo implica decantarse de modo objetable y culposo por alguna de la opciones en juego.

Premisa 3: Asimismo se supone que, a partir de ahí, un profesional pierde, de cara a los lectores, el deseable crédito y la fiabilidad que (se supone, una vez más) exigen y precisan aquéllos.

Se supone demasiado. Esa es la cuestión. Que un periodista que tiene como única misión informar lo haga del modo más cercano posible a la objetividad (si quienes le pagan se lo permiten, lo cual resulta infrecuente) es sumamente deseable. Debería ser una obligación -y lo es, aunque se ignore- ineludible.

Pero, como alguien dijo alguna vez, los hechos son sagrados y las opiniones, libres. Quienes opinan no están obligados a la equidistancia, al equilibrio, al pasteleo. Y además, los que son o dicen ser realmente independientes pueden y deben mostrar tal independencia precisamente decantándose en momentos puntuales por opciones o alternativas concretas.

Digo esto a propósito de las críticas que cosechó en primera instancia -antes incluso de verlo- el vídeo realizado por el PSOE sobre el diálogo que el gobierno de Aznar mantuvo en su día con el 'Movimiento Vasco... de Liberación' (en expresión insuperable del ex presidente), con menos paz y más generosidad que el actual Ejecutivo, es decir: con más 'rendición'.

El referido vídeo fue considerado improcedente por muchos independientes o deliberadamente equidistantes, que en teoría rechazan que la confrontación política pueda convertirse en algo casi exclusivamente mediático, cuando de hecho ya lo es.

Yo no creo que a estas alturas de la película, con todo lo que ha llovido, alguien deba sentirse obligado a probar su ecuánime independencia mediante un juicio salomónico que, lejos de esclarecer nada, intenta repartir las culpas por igual. Simplemente porque las culpas caen de modo abrumador sobre el Partido Popular.

Tal vez estamos cansados -yo al menos confieso estarlo- de denunciar todas las falacias, intoxicaciones, mentiras y profecías apocalípticas de una oposición que no sólo no está a la altura del compromiso que le corresponde como segundo partido más votado del Estado sino que además incurre en flagrante irresponsabilidad.

¿Se puede ser equidistante ante las evidencias acumuladas a lo largo de más de dos años de que al PP España le importa un pimiento y que lo que quiere es recuperar el poder perdido?

Yo me atrevo a afirmar rotundamente que no, sin que ello deba suponer el apoyo acrítico al Gobierno. Es la equidistancia -con frecuencia cobarde- lo que facilita que se insista impunemente en la mentira. El silencio, la hipotética ecuanimidad, el reparto salomónico de culpas son cómplices en la impunidad y el éxito de todas y cada una de las falacias que se han venido volcando sobre la ciudadanía.

Por ello el video del PSOE sobre el diálogo ETA-PP ,más allá de la hipotética eficacia en la lucha entre partidos rivales que sería su primer objetivo, constituye un servicio a los ciudadanos. Combatir la desmemoria es, además de un derecho, un deber. Tanto más cuando la historia que el vídeo recupera sólo tiene ocho años de antigüedad.

Leer online: www.tierradenadie.cc

No hay comentarios: