12 noviembre, 2006

EE UU-Israel: Complicidad criminal




Ayer, gracias al veto estadounidense en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el mundo hubo de afrontar la decepción y la vergüenza de que la organización internacional en la que está representada la inmensa mayoría de los países del planeta no condene a Israel por la brutal matanza de civiles en la localidad palestina de Beit Hanún.

No tiene nada de sorprendente. Estados Unidos ha vetado históricamente, al menos bajo los mandatos republicanos, toda resolución de condena contra las acciones militares israelíes por atroces que fueran. De hecho es la segunda vez que veta este año la condena a Israel por actuaciones en Gaza.

Lo singular en este caso es que el veto se produce tras un cambio de la mayoría política en Estados Unidos, que deja al presidente Bush en una situación en la que debería pactar la práctica totalidad de su política con los demócratas. Pero aún es más singular que el actual embajador de EE UU en la ONU, John Bolton, está ejerciendo su cargo de modo interino, al no lograr en su momento que el Congreso confirmase su nombramiento, en el que Bush se empeñó de modo absoluto y personalísimo.

La negativa a confirmar a Bolton no procedió sólo de los demócratas, sino también de algún destacado republicano, en abierto desacato al presidente. Y las razones no son grano de anís. El mostachudo ultraderechista no sólo está caracterizado por su rechazo a la ONU, sino que se halla bajo la ferviente sospecha de manipular a los servicios de inteligencia en diversas ocasiones desde su anterior cargo como subsecretario de Estado para el Control del Armamento. La más señalada de esas manipulaciones incluye el tristemente famoso ‘bluff’ sobre el intento iraquí de comprar uranio en Nigeria, que se demostró totalmente falso, tan falso como la documentación con la que se trató de probar que era cierto.

Ahora, pese a sus discursos de buena voluntad y colaboración con los demócratas, Bush urge al Congreso a que confirme el nombramiento de Bolton antes de que tenga lugar el relevo parlamentario. La razón es muy simple: la interinidad del ‘amado’ embajador concluye el próximo mes de enero y es evidente que la mayoría demócrata no le va a confirmar en su puesto.

El empecinamiento de Bush en la confirmación de Bolton no sólo se debe al pago de la fidelidad perruna que el ‘halcón’ le ha demostrado mucho más allá del deber ( y de las leyes), sino también a que confía en él para que haga realidad uno de sus sueños más ambiciosos: reformar la ONU.

¿Para qué? Para que le sirva, en lugar de ser un obstáculo a sus ambiciones y arbitrariedades. El veto en el Consejo de Seguridad no le basta.




Quinta estrofa de la canción de Bob Dylan ‘Masters of war’, compuesta en 1963 y, desgraciadamente, tan vigente hoy como entonces.

You've thrown the worst fear
Habéis proyectado el peor temor
That can ever be hurled
Que pueda ser alguna vez lanzado
Fear to bring children
Miedo a traer niños
Into the world
A este mundo.
For threatening my baby
Por amenazar a mi pequeño
Unborn and unnamed
Nonato y sin nombre
You ain't worth the blood
No valéis lo que la sangre
That runs in your veins
Que corre por vuestras venas.

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