07 mayo, 2007

Sí, Francia es conservadora

La respuesta es sí. Las urnas han respondido con elocuencia incuestionable a mi pregunta del pasado día 3: “¿Es Francia conservadora?”. Lo es, la mayoría de sus ciudadanos son de derecha y ello indica -al menos según las más estricta ortodoxia teórica- que tienen mucho más por defender que por conquistar.

Doce años de Chirac no les han bastado. Ahora han elegido el ‘cambio’ de Sarkozy, que lo es de rostro y de generación, pero no tiene fiabilidad alguna en los aspectos más críticos y dolorosos de una república decadente. El cambio que preconiza Sarkozy, si va a haberlo, es un giro hacia una política aún más derechista que la de su predecesor, de cuya gestión es corresponsable el nuevo presidente, en la medida en que ha ocupado las carteras de Finanzas e Interior.

Sarkozy es un neoconservador sin complejos, un pragmático sin prejuicios; un vendedor de aire capaz de ofrecer cualquier cosa según de dónde sople el viento; un ambicioso ególatra que sueña con la presidencia desde su juventud y ha sembrado de traiciones su ascensión.

Eso es lo que han elegido los franceses: un hábil e intrigante ‘aparatchik’ que, como ministro del Interior, ha puesto en evidencia su incompetencia hasta el extremo y que ha echado la culpa a la indulgencia de los jueces de los problemas de orden público en las periferias urbanas, que ni él ni Chirac supieron prevenir ni controlar.

Habrá tiempo sobrado para hablar de este personaje que ahora ofrece “apertura” de cara a la formación del Gobierno. Recordemos mientras tanto a la otra Francia, la del 47 por 100 que no cree ni quiere a Sarkozy. Esa es la Francia que yo amo, la que antepone la esperanza al miedo y lucha por una sociedad mejor para todos. Sin ella Europa es una palabra vacía de sentido.

Canta Juliette Gréco. Concierto en Vienne en 1988.






Le temps des cerises (Letra: Jean-Baptiste Clément. Música: Antoine Renard 1867)

Cuando cantemos el tiempo de las cerezas/ Y alegre ruiseñor y mirlo burlón/ Estén todos de fiesta/ Las bellas tendrán la locura en la cabeza/ Y los enamorados sol en el corazón./ Cuando cantemos el tiempo de las cerezas/ Silbará mucho mejor el mirlo burlón.

Pero es muy corto el tiempo de las cerezas/ En el que dos se van a arrancarlas soñando/ Pendientes de orejas/ Cerezas de amor de ropas parejas/ Cayendo bajo la hoja como gotas de sangre./ Pero es muy corto el tiempo de las cerezas/ Pendientes de coral que se arrancan soñando.

Cuando estéis en el tiempo de las cerezas/ Si tenéis miedo de las penas de amor/ Evitadlas, bellas./ Yo que no temo las penas crueles/ No viviré sin sufrir un día./ Cuando estéis en el tiempo de las cerezas/ Tendréis también penas de amor.

Yo siempre amaré el tiempo de las cerezas./ Es de ese tiempo del que guardo en el corazón/ Una herida abierta/ Y Dama Fortuna, si me la ofrecieran,/ No sabría nunca calmar mi dolor./ Yo siempre amaré el tiempo de las cerezas/ Y el recuerdo que guardo en el corazón.

Mon fils, chante (Maurice Fanon, Gérard Jouannest 1976)

Para quienes entran en la danza/ En nombre de la gran esperanza/ Con desprecio de su vida/ Canta, hijo mío./ Para los que luchan por la vida/ Sin otras armas que su vida/ Para que ellos vivan mucho tiempo/ Canta, hijo mío./ Para quienes combaten la noche/ Por el día en que el sol lucirá/ Para todos los hombres/ Canta, hijo mío./ Para quienes mueren en camisa/ Al alba del tiempo de las cerezas/ Bajo los ojos de los fusiles/ Canta, hijo mío.

Hijo mío y tu, el hijo/ Que nacerá de mi hijo/ Mientras que muere la libertad/ Para que la libertad/ Viva en todo el mundo/ Hijo mío, hay que cantar.

Para quienes empujan sin esperanza/ La puerta estrecha de la historia/ En nombre del ideal/ Canta, hijo mío/ Para quienes son arrastrados a la oscuridad/ Sobre el suelo del último corredor/ De las cámaras de tortura/ Canta, hijo mío./ Para los que no verán ya nunca/ El rojo sol de mayo/ En el puerto de El Pireo/ Canta, hijo mío./ Para quienes hasta la muerte/ Tienen la fuerza de vivir todavía/ Para los que van a vivir/ Canta, hijo mío.
Hijo mío y tu, el hijo…

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