En el circo de Bush crecen los enanos. Y precisamente al borde de las elecciones que pueden hacer cambiar la mayoría parlamentaria, ahora republicana. Bob Ney, representante por Ohio, se ha declarado culpable dentro de la investigación sobre corrupción política que se realiza en torno a la lamentable figura de Jack Abramoff (enlace en inglés, sorry) , relevante republicano de la linea ultraderechista desde su juventud, al que atribuyen lazos significativos con la Casa Blanca.
El ‘conseguidor’ (*) habría beneficiado a Ney con regalías por valor de decenas de miles de dólares a cambio del apoyo de éste a sus intereses. Y Ney no es el único. Abramoff tiene el dudoso honor de haber merecido una de las ‘míticas’ portadas de la revista Time con el título “El hombre que compró Washington”. Hay mucha más basura republicana esperando la luz.
El problema para al menos una veintena de ‘probos’ representantes del pueblo de Estados Unidos es que, en enero, Abramoff llegó a un acuerdo con la Fiscalía para colaborar en la investigación a cambio de la reducción a un tercio de la condena de 30 años que se le pide, acusado de fraude, corrupción y evasión fiscal en grado más bien superlativo.
Ney tendrá que renunciar a su puesto de inmediato por exigencia de su grupo, que se ha apresurado a asegurar que “lo que el congresista Ney hizo no fue el reflejo del Partido Republicano”.
Mal año para los del elefante y prometedor para los del burro.
Que pase el siguiente.
(*) Prefiero esta expresion a la de ‘lobista’ o, peor, ‘lobbysta’, barbarismo que sugiere más alguna relación con los lobos que con el tráfico de influencias, aunque eso tiene su gracia.
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