Sonia Sotomayor, puertorriqueña de 55 años, es la tercera mujer y la primera hispana elegida juez en la historia del Tribunal Supremo de EE UU. Culmina de este modo una brillantísima carrera profesional regida por la voluntad, la responsabilidad y el trabajo y una biografía en la que el cumplimiento de 'lo imposible' ha sido la norma. Nacida en el Bronx neoyorquino y huérfana de padre desde los nueve años, nada permitía presagiar el extraordinario futuro que le esperaba.
Celina, su madre, a la que Sonia considera su "inspiración de vida", es, en gran medida, coautora del éxito, al poner especial énfasis en la necesidad de la educación y en la conveniencia de la integración, sumergiendo a sus hijos en la lengua inglesa y asumiendo así que, tras la muerte de su marido, no había camino de regreso a Puerto Rico.
Pese a todo, cuando Sonia ingresa en la universidad de Princeton en 1973 su inglés era bastante deficiente en relación con el nivel medio. Un año después ese handicap está superado merced al esfuerzo y al estudio. Tras un semestre de negativa a tomar la palabra en clase, Sotomayor reclamará y conseguirá la realización de un seminario sobre la historia política de Puerto Rico. Cuando termina en Princeton lo hace con un diploma 'summa cum laude', lo que le abre las puertas de la Facultad de Derecho de Yale, vivero clásico, junto con Harvard, de la clase dirigente estadounidense.
Nada es gratuito ni casual en la biografía de Sonia Sotomayor. Todo es obra del trabajo y de la capacidad. Sin duda por ello Obama decidió proponerla para cubrir la vacante en el Tribunal Supremo. Aun consciente de las dificultades que había de superar para su aprobación, sabía que Sotomayor está a la altura del cargo y confiaba en que superase todas las reticencias y objeciones, que no han sido pocas.
Para la administración demócrata, cuyo desembarco en la Casa Blanca se ha producido en coincidencia con una crisis económica de extraordinarias proporciones que dificulta el cumplimiento de buena parte de su programa, es absolutamente prioritario hacer visible la realidad de su divisa, aquel 'yes, we can' generador de tantas esperanzas entre los más desfavorecidos.
'Yes, Sonia can'. La historia de la nueva juez del Tribunal Supremo desmiente parcialmente las razones de la desesperanza y apuntala provisionalmente la credibilidad del país como 'Tierra de oportunidades'. Es, además, una compensación debida, aunque insuficiente, a la comunidad hispana, la de mayor y más rápido crecimiento de EE UU y, sin embargo, política y socialmente infrarrepresentada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario