Es un goteo sistemático, cotidiano, monótono, aburrido. Desde el día en que Cospedal se pasó siete pueblos no cejan. Los diversos líderes del PP se dan la vez para hablar de la persecución que sufren -en su imaginación- por parte del Gobierno, que utiliza -según ellos- las instituciones del Estado en esa despiadada "cacería".
Todos son Cospedal, como si Cospedal fuera Espartaco. Una vez que lograron sacar a Rajoy de su sesteo estival para apoyar a la secretaria general y mostrarse evasivo -cómo no- sobre la presentación formal, ante los jueces, de una denuncia por las supuestas escuchas ilegales realizadas a miembros del partido no implicados en la trama "Gürtel", todos recitan el mismo discurso.
Bueno, todos no. Hay que admitir que Ana Mato, la vicesecretaria de Organización, que debe estar de guardia veraniega, se ha mostrado más creativa que nadie, si exceptuamos a la propia Cospedal. Puesta a insistir en la denuncia de la "dictadura" que sufren, Mato ya describió a Zapatero hace unos días como "la persona más dictatorial del mundo". Tampoco es tan sorprendente teniendo en cuenta que algún otro "creativo" había equiparado la España de Zapatero con la Venezuela de Chávez.
Hoy, para su segunda intervención sobre el tema, Mato ha considerado conveniente aportar algún dato suplementario y es así como ha 'descubierto' que "los ciudadanos saben que se han producido escuchas ilegales". Con la misma lógica con la que denuncian sin pruebas aseguran lo que los españoles "saben". Una evidencia más -por si fuera precisa- del respeto que siempre ha manifestado el PP por la ciudadanía.
Decía Goebbels, cerebro propagandístico del nazismo, que "si no puedes negar las malas noticias inventa otras que les distraigan". En eso están los líderes del PP, en superponer a las malas noticias del caso Gürtel o del caso Espada la noticia inventada de las escuchas ilegales a las que les someten las instituciones del Estado por orden del pérfido Gobierno, a cuyo frente se halla "la persona más dictatorial del mundo". Y se quedan tan frescos.
El caso es que hoy, once días después de las gravísimas denuncias verbales de Cospedal, Ana Mato ha tenido que admitir que no podía presentar pruebas ni dar nombres en relación con las escuchas ilegales. Eso es lo que realmente saben los ciudadanos. Lo que pasa: once días desde que Cospedal formuló las más graves acusaciones en esta democracia sin aportar pruebas ante la Justicia. Seguiremos contando.
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