Estamos en el cuarto día desde que Dolores de Cospedal formuló las gravísimas acusaciones sobre escuchas ilegales a sus dirigentes en las que implicaba al poder judicial, a los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado e incluso al CNI. Cuatro días han transcurrido sin que ningún juzgado de España haya recibido denuncia formal alguna sobre esa gigantesca 'conspiración antidemocrática' por parte de la secretaria general del PP o de cualquier otro miembro del partido.
El sábado pasado el secretario de Comunicación, Esteban González Pons, salió también a la palestra para asegurar que se presentarán las pruebas y para advertir que se está estudiando llevar el asunto al Parlamento Europeo. Y tendrán que aportar dichas pruebas antes de proponer en Bruselas el debate de su moción si no quieren que se les responda que sean serios y se dejen de niñerías. Aunque el PPE sea mayoritario no es fácil imaginar a Sarkozy y a Merkel dando luz verde a un debate sobre una cuestión basada en meras sospechas y planteada por un partido que no ha encontrado modo mejor de contrarrestar los ecos de la proliferación de casos de corrupción en su seno que generar irresponsables infundios.
Mientras Rajoy, de vacaciones, mantiene un silencio que retrata su pusilanimidad de cuerpo entero, Javier Arenas se decidió ayer a echar un capote a Cospedal al asegurar que todo el partido piensa o cree que el Gobierno está utilizando los medios del Estado contra ellos. Pensar o creer son conceptos sin peso jurídico alguno, como todo el mundo sabe. Ningún tribunal va a aceptar abrir un caso por meras sospechas o convicciones sin pruebas.
Mientras tanto la Justicia sigue dando los pasos precisos para dilucidar las profundas raices que el 'caso Gürtel' hunde en el interior del Partido Popular. Ayer el TSJ de Madrid solicitó a la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) los contratos relativos a las empresas de Correa durante la época en que Rita Barberá presidió la institución y Álvaro de la Cruz (que figura entre los perceptores de dinero de Correa) era el número dos. Al parecer los contratos no aparecen (¿por qué?) pero sí constan las facturas.
Quda mucha tela por cortar, por lo que parece. Seguiremos contando. Los días y las cosas.
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