Cuando la crisis económica estalló los gurus del neoliberalismo estadounidense se apresuraron a subrayar que toda crisis, además de ser una desgracia para unos, contituye una oportunidad para otros. Los resultados espectaculares de Goldman Sachs serían la confirmación de esa tesis, al menos a nivel financiero. Sin embargo, a nivel social nadie ve la crisis como una oportunidad, especialmente en lo que respecta al empleo. Nadie salvo la patronal española, que, según todas las evidencias, se ha propuesto desmantelar el estado de bienestar en su propio beneficio.
Reclamar el despido libre y una reducción hasta del 6% en la aportación empresarial a la Seguridad Social nunca ha sido conveniente ni oportuno, pero ahora, en plena crisis y con el paro creciendo, lo es aún menos. Suena más bien a provocación gratuita e irresponsable y ha causado la indignación del Gobierno y los sindicatos, en la medida en que ha sido una patada tan arrogante como inaceptable a la mesa de diálogo, en la que los empresarios habían fingido negociar hasta ahora. En la cena celebrada anoche en La Moncloa fue imposible obtener una explicación acerca de los motivos del rechazo de parte del presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán.
Esta tarde se celebrará una nueva reunión, pero, dados los precedentes, lo único que cabe esperar razonablemente es que se certifique la muerte del diálogo social, pese a que nunca ha sido tan necesario como ahora. Todo indica que la patronal no ha jugado tanto a alcanzar unas metas, situadas deliberadamente en niveles imposibles en el último memento, como a deteriorar al Gobierno, sirviendo así a los intereses partidistas del PP más que a los de sus afiliados, especialmente en el caso de los pequeños y medianos empresarios.
Rajoy y Díaz Ferrán tienen muchos puntos en común, además de la obvia coincidencia en ser de derechas. Ambos fueron digitados, antidemocráticamente, por sus antecesores; ambos tienen un talante de autarcas que, en sus respectivos órganos, les inclina a actuar y decidir en la sombra, rehuyendo el debate, y ambos exhiben, cuando lo creen oportuno, una contundencia verbal y dicharachera en público que se transforma en diálogo sereno y 'constructivo' en privado.
El juego, en cualquiera caso, no engaña a nadie que no esté previamente -y deliberadamente- engañado. PP y CEOE se han confabulado contra el Gobierno y se declaran irresponsables respecto a la superación de la crisis e indiferentes respecto a las consecuencias de su irresponsabilidad en el destino de los españoles.
Nadie debería ignorarlo.
Santa Rita Barberá
Rita Barberá está muy preocupada por el paro. Tanto que ha expresado su temor de que ese tema quede eclipsado por el interés generado en torno a sus bolsos Louis Vuitton, los que le habría regalado "El bigotes".
Sería bueno que esa inquietud social sobrevenida se materializase en algún gesto elocuente por su parte. Por ejemplo, entregar los bolsos a alguna entidad benéfica -Cáritas, sin ir más lejos- para que sean subastados a beneficio de quienes comen de la caridad.
Pero ella, que es muy suya, debe decirse: "Lo que se da no se quita, santa Rita, Rita, Rita". Santa Rita Barberá.
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