30 junio, 2007

Vergüenzas nacionales


Fueron en su día dos vergüenzas superlativas, dos jornadas inolvidables por sus connotaciones de exceso. En la primera de ellas, el 22 de enero de 2005, un ministro de un Gobierno democrático -José Bono, responsable de Defensa-, fue agredido verbal y físicamente en el curso de una manifestación contra el terrorismo convocada por la AVT e instrumentalizada políticamente por el PP contra el Ejecutivo.

Tres días más tarde, la Policía detuvo y puso en libertad a dos militantes del partido de la oposición de la localidad madrileña de Las Rozas que aparecían en algunas imágenes en las que se recogía el incidente en actitud aparentemente agresiva.

En la segunda jornada de vergüenza, el 8 de mayo de 2006, la Audiencia Provincial de Madrid condenó por la 'detención ilegal' de los militantes del PP a tres policias a severas penas de cárcel y con especial dureza a Rodolfo Rubio, comisario jefe de la Brigada Provincial de Información de Madrid (cinco años y medio de cárcel y ocho años de inhabilitación).

Ningún personaje relevante del PP ha salido a la palestra todavía, a estas horas, para dignarse comentar la noticia, conocida ayer, de que el Tribunal Supremo ha anulado la condena de la Audiencia Provincial de Madrid. Ni Rajoy, ni Acebes, ni Zaplana, ni Astarloa, ni tantos otros de gatillo rápido para disparar insidias contra el Gobierno se ha dignado cumplir con esta obvia obligación política.

Se escudan, sin duda, en el hecho de que no se conoce todavía el contenido del fallo, pero no cabe esperar por su parte ninguna señal de contrición sea éste cual sea. No van a disculparse, como el Gobierno les pide, porque carecen de la caballerosidad, los escrúpulos y el sentido del ‘fair play’ necesarios para ello, como han evidenciado en numerosas -demasiadas- ocasiones. Sólo el portavoz adjunto de Interior del partido, Alejandro Ballestero, creyó oportuno ayer responder en caliente a las contundentes declaraciones que Bono hizo a raiz de conocer la sentencia.

Al principio me refería sólo a dos vergüenzas, pero lo cierto es que las aludidas sólo son las dos cumbres más destacadas dentro de un panorama repulsivo. El PP, que calificó de ‘política’ la detención de sus militantes, aprovechó para pedir la dimisión del ministro del Interior (el que hoy lo es de Defensa, José Antonio Alonso); el diputado Martínez-Pujalte desacató reiteradamente al presidente del Congreso y fue expulsado tras ser amonestado por tres veces y pedir él que viniera la Policía a detenerle; los diputados populares de la Asamblea de Madrid se presentaron en el pleno exhibiendo esposas y pidiendo ser detenidos… y el Delegado del Gobierno (que hoy culpa a Esperanza Aguirre) presentó su dimisión, aún consciente de que no había motivo para ello. Ver comentario de La Espiral sobre aquellas fechas.

La sentencia del Supremo restituye ahora la confianza en la Justicia, aunque sólo muy limitadamente mitiga el daño sufrido por los tres funcionarios condenados. Y cabe preguntarse si va a tener fin algún día la instrumentalización política de los jueces y de las instituciones judiciales. Ahora mismo hay varios responsables policiales imputados por falsedad en relación con el chusco caso del ‘acido bórico’. El juez Garzón, que había imputado previamente a los peritos, hubo de solicitar el amparo del CGPJ ante las críticas a su actuación por parte del PP y sus apoyos mediáticos. Y no lo obtuvo con el peregrino pretexto de que el propio juez se bastaba para defenderse.

Esto, lamentablemente, no ha terminado. Basta considerar que el Estatuto catalán, aprobado en referéndum, está recurrido ante el Tribunal Constitucional por el PP, que ha recusado con éxito a uno de sus jueces.

¿Cuándo terminará esta secuela de vergüenzas nacionales? La respuesta la tiene el Partido Popular, hoy enmudecido.

Nota de alcance (19,30 h.): Finalmente sí ha habido una 'figura' del PP que ha dicho esta boca es mía respecto al fallo del Tribunal Supremo. El nunca bien ponderado ex ministro del Interior, Ángel Acebes, se ha atrevido a afirmar, nada menos, que el Gobierno y el PSOE tenían que haber salido ayer a pedir perdón “a los dos militantes del PP, que fueron detenidos de manera antidemocrática, y a la Asociación de Víctimas del Terrorismo”. Inefable cinismo.

A los afectados de 'acebesfobia', mal al parecer incurable desde el 11-M, les recomiendo que se mantengan alejados de la televisión y la radio, así como de la completa información que proporciona la agencia EFE sobre la argumentación alucinante que realiza el secretario general del PP. Es altamente patógena.

Leer online: http://laspiral.blogspot.com

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