Aznar dice que ahora -y subraya el ahora- sabe que Irak no tenía armas de destrucción masiva. Entonces -dice- 'todos' pensaban que sí las tenía. Una vez más juega con nuestra desmemoria y prejuzga nuestra estupidez. Tras los meses que trascurrieron sin que los inquisitivos inspectores de la ONU encontrasen ni rastro de tales armas sólo creían en su existencia quienes habían decidido previamente afirmarla.
Aznar no dijo que 'pensaba' o que 'creía'. No dejó un sólo resquicio de duda cuando afirmó la peligrosidad del arsenal de Sadam. Ni él ni sus secuaces dudan nunca, especialmente respecto a las intenciones de quienes han decidido declarar sus enemigos. Siempre son las peores.
Zapatero -raramente se refieren al Gobierno- iba a romper España con el Estatuto Catalán, en cuya peligrosidad insisten aún, pese a haber consensuado para el de Andalucía cuestiones que objetan en aquél. Con el 'Plan Ibarretxe' y su debate en el Parlamento de Madrid ya habían montado antes un escándalo considerable, aun a sabiendas de que iba a ser rechazado y de que su viabilidad era nula.
En el asunto de la negociación con ETA los ríos apocalípticos se desbordaron. Zapatero ponía de rodillas a España ante la banda terrorista, etc. Y al final resulta que este Gobierno no cedió un milímetro, mientras el Gobierno 'popular' hizo en su momento concesiones a la banda que no se correspondían a ningún progreso en el diálogo mantenido.
Ahora han detectado la 'infiltración' en el Gobierno de un ministro "de extrema izquierda", de la “extrema izquierda judicial” para más señas, y andan rasgándose las vestiduras ante todos los micrófonos del país. Dicen que Fernández Bermejo siente animadversión hacia el Partido Popular y uno se pregunta si tal animadversión es mayor, menor o igual que la que ellos muestran contra Zapatero o el propio nuevo ministro de Justicia.
En cualquier caso, ya 'saben' (como siempre) lo que va a hacer el miniistro 'radical': Legalizar a Batasuna. Lo crean o no, lo afirman. Siempre podrán decir que 'todos pensaban...'
Son fieles seguidores del principio de las 'nobles mentiras' que expuso Leo Strauss, padre 'filosófico' de los llamados -inexactamente- 'neconservadores' (el prefijo más adecuado sería 'ultra'). Son gente que da por sentado que los ciudadanos no son de fiar y que es lícito engañarlos, manipularlos e intoxicarlos por un 'noble' fin: conseguir o mantener el poder y preservar los privilegios de los 'seres superiores', que nada casualmente son los más ricos y los menos escrupulosos.
¿Cuántas mentiras son precisas para saturar la tolerancia de los ciudadanos a esa 'noble' medicina envenenada? Ustedes, vosotros, cada uno sabrá.
Merecer la libertad empieza por saber defenderla.
Leer online: http://laspiral.blogspot.com
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