Gréco tiene miliones en la voz, millones de poemas.
Jean-Paul Sartre
Hoy cumple 80 años Juliette Gréco, un monumento vivo de la mejor canción francesa. La suya ha sido una larga, densa e intensa carera artística en la música, el cine y el teatro desde que, casi adolescente, se convirtiera en la niña mimada de la intelectualidad parisina de la posguerra, hasta el punto de ser conocida como ‘la musa del existencialismo’.
En la proximidad de escritores de la talla de Sartre, Camus, Mauriac, Queneau o Lafforgue la natural inclinación artística de la joven encontró un referente imprescindible de exigencia intelectual y artística para la elección de las canciones a interpretar que ha sido clave en su dilatada y ejemplar trayectoria. Fue precisamente Sartre quien, paternalmente, le indicó algunos poemas que podría cantar y la encaminó hacia el compositor ideal para hacerlo: Joseph Kosma.
El fino olfato que generó la dama de negro (un vestido largo y sobrio de ese color ha sido siempre su ‘uniforme’ de combate en los escenarios) le ha conducido siempre a seleccionar aquello que realmente brillaba con luz propia y original entre la vulgaridad en la que siempre ha sido generosa la canción popular. A los poemas musicados no tardaron en relevarlos las canciones de poetas-músicos, señaladamente Jacques Brel, Boris Vian, Leo Ferré o Serge Gainsbourg.
Con su criterio poético y su espíritu libertario la ya octogenaria gran dama de la canción francesa ha construido un repertorio ejemplar. Sólido, bello, sensible, sensual. Un repertorio Gréco. Porque no hay nadie igual ni comparable a ella.
En
El título de ese disco es también un homenaje a un ‘rara avis’ de la canción francesa, Gérard Manset, de quien reproduce parte de un poema que reza “Aimez-vous les uns les autres ou bien disparaissez” (“amaos los unos a los otros o desapareced”). En declaraciones a ‘L’Humanité’ con ocasión de la presentación de ese disco en el Olympia Juliette justificó así la elección de tal título:
“Si no hay amor, respeto, sorpresa, maravillamiento, no hay nada en absoluto. Estamos haciendo una generación de gente que no se ven más que en el espejo. No miran a su alrededor. Están cada vez más solos, son cada vez más desconfiados, cada vez más inquietos. No desesperados, pero sin esperanza, lo que les conduce a convertirse en desesperados cualquier día. Yo estoy inquieta por ese mundo. Mi hija pequeña tiene la intención de tener un niño. Yo me pregunto qué mundo encontrará esa criatura.”
¿Cómo no compartir esa inquietud a la vista del signo oscuro de los tiempos?
Bon anniversaire, Juliette.
(*) En diciembre de
Leer online: http://laspiral.blogspot.com
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