03 septiembre, 2006

Ante el nuevo curso político


24 horas antes del inicio del curso político todos los indicios apuntan a que vamos a tener más de lo mismo. Y posiblemente aumentado ante las inminencias electorales que ya hacen brillar los cuchillos. Personalmente creo que los ciudadanos -y no digamos la mayor parte de los periodistas- estamos hartos de las tácticas de confrontación permanente de la oposición, mentiras y alarmismos gratuitos mediante. Pero, ¿a quién le importa? Aznar está convencido de la utilidad política de su estrategia desleal. ¿Y quién es el machote que en el PP le va a poner el cascabel al gato?

Ni lo sueñen. Sólo el siniestro total podría hacer rectificar el rumbo de colisión emprendido por la “banda de los cuatro” (Aznar, Rajoy, Acebes y Zaplana) después de la ‘intolerable’ derrota electoral, que, con la impagable contribución de “El Mundo” y demás alcázares del rencor y del neoconservadurismo, atribuyen a una conspiración tan ultramaquiavélica como inverosímil.

Las portadas de hoy de los diarios que podrían reflejar a las dos españas en las que nos quieren volver a dividir los de siempre, quienes consideran el Estado como su particular cortijo, son elocuentes acerca de lo que nos espera.

Una España sueña:

“Zapatero dialogará con Rajoy para tratar de impulsar la reforma de la Constitución”, titula “El País”.

La otra miente e intriga por boca de un presunto delincuente, José Emilio Suárez Trashorras, el hombre que puso la dinamita del 11-M:

«Soy una víctima de un golpe de Estado encubierto tras un grupo de musulmanes», titula a toda página “El Mundo”.

Y subtitula:
- «Todo estaba controlado por los Cuerpos de Seguridad».
- «Existen complicidades que el juez no está dispuesto a descubrir».

La entrevista con el impresentable no se quedará en una entrega, no. Será una serie. El goteo miserable de insidias que constituye la marca de fábrica de Pedro J. Ramírez.

Qué pena. ¡Qué pena y que asco!

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Pero terminaré con una nota alentadora. Mientras escribo me entero de la victoria de la selección española en el mundial de baloncesto. Es una gran satisfacción.

Esta ya no es la patria de los españoles bajitos, morenos y cabreados, aunque todavía quede algún espécimen lleno de oscuros complejos y claras contradicciones. A ver si nos enteramos. Esta es la tierra de una gente más alta, más serena y más solidaria, capaz de unir esfuerzos y conciliar intereses por encima de estatutos y banderías sectarias.

Tomen nota, señores del PP. La única embarcación que aquí hace agua y va al garete es la suya, la “nave de los locos”. El único Apocalipsis que se avizora en el horizonte es el que ustedes están labrando para su partido.

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