El diario 'El Mundo' (Enlace al original) dedica hoy una extensa entrevista al escritor Arturo Pérez Reverte con ocasión del lanzamiento de su última entrega: "El Asedio", escenificada en un Cádiz cercado por los franceses que elaboró la primera Constitución democrática española. La provocativa gratuidad y el exceso de algunas de sus afirmaciones me ha llevado a apostillarlas puntualmente.
"Que un político analfabeto, sea del partido que sea, que no ha leído un libro en su vida, me hable de memoria histórica porque le contó su abuelo algo, no me vale para nada. Yo quiero a alguien culto que me diga que el 36 se explica en Asturias, y se explica en la I República, y se explica en el liberalismo y en el conservadurismo del XIX... Porque el español es históricamente un hijo de puta, ¿comprendes?"
- Pues no, no comprendo. "Hijo de puta" es una expresión impropia y de valor indeterminado desde un punto de vista histórico y dialéctico. El 36 fue un golpe de estado de la derecha más cavernícola, religiosamente integrista, políticamente autoritaria y económicamente feudal, contra una República democrática y un Gobierno elegido por el pueblo. Generalizar la hijoputez es, a su vez, una hijoputez o, para decirlo en términos cultos; una falacia insostenible.
"Yo soy de Cartagena, y en Cartagena, que era zona roja, hubo de todo, hubo represión brutal de los milicianos y represión brutal de los falangistas. Y a mí, cuando era pequeño, me contaron las dos represiones, las dos; por eso, hablar de unos buenos y otros malos a estas alturas... Cualquiera que haya leído historia de España sabe que aquí todos hemos sido igual de hijos de puta, TODOS".
- Cualquiera que haya leído la historia sabe que, desde los Reyes Católicos, hasta la fecha -con la Inquisición y el latifundismo mediante; con una aristocracia corrompida y abusiva, y la conquista de América como cortina de humo del conflicto interno-, el hijoputismo ha sido patrimonio del poder y de sus sicarios. La guerra civil -prolongada innecesariamente, según algunos analistas, para perpetrar una matanza genocida- fue un Acto de Fe inquisorial masivo. Pero esta vez los acusados se defendieron con las armas en la mano y respondieron aplicando la Ley del Talión. Perdieron, como todos sabemos. Por ello es posible leer hoy "explicaciones" como la que Pérez Reverte intenta perpetrar.
"El problema es que España es un país inculto, España es un país gozosamente inculto, es un país deliberadamente inculto, que disfruta siendo inculto, que hace ya mucho tiempo que alardea de ser inculto, y con gente así, esa Ley de Memoria Histórica es ponerle una pistola en la mano. No estamos preparados para leyes como ésas".
- España es -efectivamente- un país inculto, pero no lo es deliberadamente y mucho menos gozosamente. Cuando el español ha tenido la oportunidad de adquirir cultura lo ha hecho. El problema es que la cultura ha sido largamente monopolizada por una minoría, generalmente clasista y reaccionaria; que la generalización de la enseñanza ha sido deliberadamente tardía (aún viven analfabetos entre nosotros) y que, para colmo, la televisión -especialmente a partir de la introducción de las cadenas privadas- es una arma de destrucción masiva de la inteligencia. En cuannto a la Ley de Memoria histórica, es una ordalía imprescindible. Algo que los vencedores deben a los vencidos como muestra de reconciliación real. Ese "no estamos preparados" es algo que siempre ha dicho la derecha para negar todo cambio. En realidad lo que siempre ha significado es "no está preparado" (el populacho) y, en última instancia -y sobre todo-, "por encima de mi (nuestro) cadáver".
"Es que aquí nos faltó una guillotina al final del siglo XVIII. El problema de España, a diferencia de Francia, es que no hubo una guillotina en la Puerta del Sol que le picara el billete a los curas, a los reyes, a los obispos y a los aristócratas... y al que no quisiera ser libre le obligara a ser libre a la fuerza. Nos faltó eso, pasar por la cuchilla a media España para hacer libre a la otra media. Eso lo hemos hecho luego, hemos fusilado tarde y mal, y no ha servido de nada".
- Esta afirmación es un disparate de tal calibre que se autodesautoriza sin ayuda alguna. Ni siquiera en un debate tabernario de alta graduación sería de recibo. Por otra parte, el autor de la 'boutade' olvida que a la 'higiénica' guillotina le siguió Napoleón, que se autocoronó emperador y sacrificó a cientos de miles de franceses en sus imperiales guerras; que luego estalló la Comuna... En fin, que la guillotina no soluciona nada y que Pérez Reverte lee mucha historia -eso dice- pero la digiere a su manera, como la haría un voluntarioso inculto. La gran diferencia entre España y Francia en aquella época crucial no fue la guillotina sino la Enciclopedia.
"Desde hace 25 años veo dos películas diarias en mi casa".
- Eso podría explicarlo todo. Nuestro autor es una mezcla de John Wayne, James Bond y Harry el Sucio. Un chulapo sin sustancia que ha visto muchas de sus novelas trasladadas al cine; sin nada de Billy Wilder, ni de Orson Welles, ni de Alfred Hitchcock. La diferencia -para nuestro dolor- es que escribe y habla más que todos ellos juntos y les supera ampliamente en injustificable arrogancia intelectual.
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