19 febrero, 2008

¿Quiere usted que gobierne la demagogia?

Donde no hay democracia la demagogia prospera y prevalece. El Partido Popular es paradigmático en este sentido. Por tradición inveterada, sus líderes no son elegidos por las bases, sino designados por el 'jefe', su presidente -habitualmente designado por su predecesor-, que se constituye en una autoridad omnímoda e indiscutible (si exceptuamos los casos singulares de Hernández Mancha –un error de Fraga- y Mariano Rajoy –un error de Aznar-, sustituido de hecho por el triunvirato que forma junto a Acebes y Zaplana).

En la medida en que no hay una línea ideológica clara -se rehuye sistemáticamente definirla- ni un liderazgo incuestionable, en el PP se improvisa constantemente. Ahora, en la precampaña, del mismo modo que se ha venido haciendo a lo largo de toda la legislatura a la hora de ejercer su papel de desleal oposición. Hasta ahora se improvisaban intoxicaciones, insidias y alarmas desproporcionadas cada día, especialmente tras la lectura y consideración de los contenidos de los medios ‘informativos’ afines.

La demagogia es ahora aún más chirriante y colorista. Lo que se improvisa, además de lo habitual, son promesas. Algunas contestan a las que hace el Gobierno y otras surgen de algún 'brainstorming' mañanero de esos que, con denominación netamente conventual, han dado en denominar 'maitines'.

La desaceleración económica, que afecta prácticamente a todos los países del mundo en estos momentos, ha sido objeto de una de las demagogias más falsarias en las que ha incurrido el PP. Todo sería culpa del Gobierno, que -faltaría más- se ha beneficiado de los réditos positivos del Gobierno del PP y los ha echado a perder. A ellos, que tanto admiran a Sarkozy, maestro de la improvisación -entre otros magisterios aún más inquietantes- , habría que preguntarles a qué atribuyen el fracaso económico de Francia, de consecuencias mucho más graves que las españolas, y si piensan copiar las recetas económicas, como han hecho con las relativas a la inmigración.

Algunos análisis estiman que ha sido precisamente el posicionamiento antiinmigración, demagógico por excelencia, el que ha motivado el aumento de la expectativa de voto al PP que registran los sondeos más recientes. La manipulación de este tema, tan caro a la ultraderecha xenófoba, es algo absolutamente indecente para un partido ‘de orden’ que aspira a gobernar, pero el PP no duda en utilizar el discurso más impresentable cuando se trata de sacar el voto allí donde habitan la ignorancia, el prejuicio e incluso el odio.

No obstante, Rajoy se resiste a explicar qué va a hacer con el millón de inmigrantes irregulares que, según él, hay en España. Se limita a asegurar que no los regularizará, como si eso fuera una solución en lugar del origen potencial de graves problemas. Tal vez están dispuestos a asumir explosiones socio-étnicas como las que detonaron bajo los muelles asientos de su Gobierno hace ocho años en El Ejido. Nadie ignora que la táctica del avestruz es una estupidez y una irresponsabilidad, pero ellos, aparentemente, aún no lo han aprendido.

A tres días de que comience la campaña electoral, este ‘post’ es lo único que voy a escribir sobre el tema. Tengo alergia a las campañas electorales y, considerando que el PP lleva en precampaña desde el 15 de marzo de 2004, hace mucho tiempo que he alcanzado la saturación. A quienes no tengan suficientemente claro aún por qué no deberían votar al PP les remito a la serie ‘Génesis y desarrollo de la crispación’ (I), (II) y (III). Hay mucho más, pero con eso pienso que es más que suficiente.


Leer online http://laspiral.blogspot.com


No hay comentarios: