Aznar resucitó ayer en Nueva York para protagonizar una cóctel-conferencia en el lujoso y vetusto hotel Waldorf Astoria al módico precio de 70 dólares ‘per capita’. Apenas un centenar de personas se beneficiaron de las sabias enseñanzas de este ‘caudillo’ del neoconservadurismo ‘a la americana’. Por si las cotizaciones de estos eventos sirven como referencia, baste decir que el almuerzo-charla de Rodríguez Zapatero, paladín de la ‘alianza de civilizaciones’, se valoró en 3.000 dólares. El ‘star system’ político no se engaña.
Dije más arriba que Aznar resucitó, pero más bien fue exhumado de modo oportuno y deliberado para servir a los fines del ‘Tío Sam’. Su ‘speech’ estaba previsto inicialmente en Washington, pero en plena ‘cumbre de la ONU’ la capital estadounidense es un desierto político así que, desde el mes de abril, la actuación de Aznar había cambiado de escenario. De lo que se trataba era de tener en la ciudad que es sede de la ONU, aunque necesariamente fuera del foro, a alguien que le amargara la fiesta al presidente venezolano Hugo Chávez, bestia negra de la administración Bush y una de las obesiones predilectas de ‘la Sombra’ (la que dirige el PP, la que lo es de lo que fue).
También se trasladó a Nueva York, adelantándose a la fecha habitual -y con el mismo objetivo- la presentación del informe anual que el ‘gran gendarme’ mundial se permite elaborar, con sus propios cálculos y sesgos, sobre le tráfico de drogas internacional. Este año el informe en cuestión contenía un varapalo para Venezuela, pese a que los índices cuantitativos eran incluso inferiores a otros previos, que habían merecido una felicitación.
Aznar, el informe sobre tráfico de drogas y ciertos problemas artificialmente creados con los visados de los guardaespaldas de Chávez eran la bienvenida que Washington tenía preparada para el presidente venezolano, que se preveía -y se acertó- llegaba con el hacha entre las manos, especialmente después de que, con total impunidad, el ayatolá evangelista Pat Robertson hubiera pedido al gobierno estadounidense su preciada cabeza.
El pregón de Aznar fue el previsible porque el ex presidente del Gobierno español lo es hasta el hastío. Si habla de la revisión de los estatutos de autonomía saca a relucir el terrible fantasma de la ‘balcanización’ de España; si el tema es el terrorismo insiste en que no hay que preguntarse por sus causas (premisa que ya sólo el sostiene en todo el ancho y ajeno mundo) y en que no hay que negociar, sino derrotarlo; si el tema es la democracia, arremete contra el régimen castrista (con razón, en el sentido de que no es una democracia) y contra el ‘populismo bolivariano’ de Chávez (gratuitamente porque Venezuela mantiene el sistema parlamentario y su presidente ha sido elegido con elocuente consenso por el pueblo al que EE UU y Aznar quieren ‘salvar’).
‘Pinónfijo’ Aznar trató en su ‘coctelhomilía’ sobre "Los desafíos y oportunidades de América Latina", tema en el que es, como todo el mundo ignora, un ‘reconocido’ experto. Y por supuesto que le dio toda la tiza del mundo a Fidel Castro, ese provecto ‘dictador’ comunista, pero la prioridad de su látigo liberador/liberalizador fue Chávez, al que, siguiendo su costumbre -que ya parece una superstición- no nombró. El presidente venezolano fue descrito por nuestro gran ideólogo como “el problema más serio” que actualmente afronta Latinoamérica (desde la óptica estadounidense, claro). Habló nuestro profeta del “sueño de una revolución continental” financiada por el petróleo que exporta sus ideas "antiliberales y antidemocráticas" allá donde puede.
Y al hablar del petróleo mentó la bicha porque, seamos serios, ¿preocuparía tanto a Aznar y a sus amigos la ‘revolución bolivariana’ de Chávez si Venezuela no nadase en la abundancia de petróleo? Por supuesto que no. Chávez no sería otra cosa que una especie de inocuo ‘chiflado’ predicando en el desierto. Si preocupa a EE UU, cuyo abogado más caracterizado en la lengua de Cervantes es el ex presidente español, es porque tiene petróleo, precioso mineral que los 'halcones' de Washington pretenden controlar a toda costa. Y no sólo se trata de que Venezuela tenga petróleo, sino también de que Chávez lo utiliza como palanca para la redención de millones de sus conciudadanos, que se hallan bajo el umbral de la pobreza, y como instrumento económico de trueque y apoyo a los países del área, ninguno de los cuales anda sobrado de nada, como no sea de problemas.
La tranquila (si le dejan) ‘revolución bolivariana’ no preocupa seriamente a los auténticos defensores de la democracia, sino a los promotores de la globalización neoliberal y salvaje, resueltos a conquistar el mundo por la vía de la compra de sus recursos a precio de saldo y la colonización de las economías nacionales. Esas gentes -entre ellos Aznar- cuando hablan de libertad se refieren exclusivamente a la de mercado, que no tiene nada de libre en la medida en que se rige por la ley del más fuerte y utiliza la política y, si lo juzga preciso, la milicia (véase Irak) como instrumento ‘liberador’ al servicio de su fin depredador.
Como cabe esperar siempre que ´la sombra’ habla de peligrosos revolucionarios, tales que Castro o Chávez, no olvidó dedicar sus flores envenenadas a Rodríguez Zapatero, ese peligro público que, no conforme con su empeño en “romper España”, anda comiendo el coco al planeta con su inquietante “alianza de civilizaciones” (una idea pueril, dijo Rajoy que era en su día) frente al “choque de civilizaciones” que cierto ‘ideólogo a la violeta’ de nombre Huntington ha impuesto en el ideario ‘neocon’. Dijo el sin par que la bandera española ha pasado de estar entre la de las barras y las estrellas y la de la ‘Union Jack’ en las Azores a situarse entre Castro y Chávez, ese par de forajidos internacionales. Como retrato al minuto de brocha gorda estas imágenes no tienen precio, aunque su valor es aún mayor como autoencefalograma de quien las diseña. Todo un filósofo político el hombre que dirige la FAES.
Lo cierto es que hay una foto indeleble del ‘triángulo imperial’ de las Azores, con la mano de Bush tiernamente posada sobre el hombro de Aznar, pero no existe la otra, que el ex presidente ha pintado en su calenturienta imaginación. A cambio, la imagen de Zapatero junto a Erdogan y Annan, patrocinando un mundo de entendimiento teóricamente posible , sí que es una contraimagen elocuente de la de Azores, de la que tan absurdamente se ufana ´la Sombra’.
Patético Aznar, que, para colmo de males, leyó su conferencia en inglés con una pronunciación manifiestamente mejorable y asesinó la lengua de Shakespeare cuando tuvo que responder a las preguntas. ¿Sería demasiado pedirle a quien dijo hablar catalán en la intimidad y salió de una entrevista con Bush con un vergonzante acento de intérprete anglotexano que haga un curso de inmersión, que bien puede permitírselo con las gabelas de sus conferencias y charletas “all over the world”?
Sí, seguramente sería un desafío imprudente a su natural arrogancia. Y además 'la Sombra' podría argumentar que si su ‘amigo’ Bush jr preside Estados Unidos pese a sus ya legendarios gazapos en inglés ¿por qué no va él a chapurrearlo a nivel de primer curso de ESO?
Y quizás tenga razón. Mientras le paguen... Pero qué vergüenza, aunque sea ajena.
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