01 abril, 2005

La mentira como verdad (o viceversa)


A quien va usted a creer, ¿A mi, o a sus propios ojos?

Groucho Marx

“La izquierda ya había sembrado las calles de odio y enfrentamiento”. Esa es una de las expresiones hiperbólicas que se deslizan en el video (*) que cierto Goebbels de vía estrecha ha elaborado bajo el dictado del presidente de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) y ex presidente del Gobierno, José María Aznar. La frase parece extraída de la más rancia propaganda sectaria del siglo pasado e incluso del antepasado y se inscribe en la depurada e irresponsable trayectoria intoxicadora y manipuladora de Miguel Ángel Rodríguez (alias MAR), servil periodistilla que Aznar trasplantó de Valladolid a Madrid para elevarlo a la categoría de secretario de Estado de Comunicación de su primer gobierno.

MAR dirige hoy en día la productora Splendens (latín: esplendorosa. Casi nada) Ibérica, que es la autora del panfleto audiovisual fruto del reencuentro de dos viejos ‘colegas’ que perecieron políticamente por sus excesos en el uso del poder. En el caso de Miguel Ángel Rodríguez son especialmente notorias sus intrigas para acabar con Sogecable o sus amenazas al difunto editor Antonio Asensio (aquel tristemente famoso “te vas a enterar”). Aznar y MAR comparten un concepto monopolista del poder que pasa por la inescrupulosa convicción de que el fin justifica los medios. Ambos comulgan, igualmente, con la idea goebbelsiana de que un gran mentira, repetida con insistencia y convicción, se convierte en verdad indiscutible en la percepción de la gente. Para Goebbels la verdad era el mayor enemigo del Estado. Para Aznar y MAR la verdad es un enemigo personal. ¿Y para Urdaci? Dice el procaz y lenguaraz Jiménez Losantos que el guión es obra del patético ex “comisario político” del PP en TVE. Si no es broma, ¡qué tres patas para un banco!

Las horas que median entre el 11 y el 14 de marzo de 2004 son la pesadilla de Aznar, que se la ha traspasado al partido que dirige en la sombra hasta convertirla en una razón de ser fundamental. Aznar y su partido saben que deben su derrota a la afirmación en aquellos días cruciales de que ETA, contra toda evidencia, era la autora de la brutal matanza del 11-M. Hacer creer que afirmaban tal cosa de buena fe y con base en indicios racionales es su caballo de batalla. Es consciente de que de otro modo la 'troika' sucesoria que él diseñó con la vista puesta en la continuidad del PP en el poder y de la suya en la teledirección se cae por su propia falta de crédito. El hombre que habló de los ‘hilillos’ del “Prestige”, el que afirmó que su presidente nunca había dicho que Irak poseía armas de destrucción masiva y el que, al borde del ataque de nervios, dijo primero “ha sido ETA" y más tarde “no se descarta la autoría de ETA” conforman una panoplia aspirante al poder que no admite que exista mejor defensa que un desproporcionado ataque.

Y esa es la cuestión, que el panfleto audiovisual no se conforma con reivindicar el honor cuestionado de un Gobierno, sino que se inventa una conspiración de largo recorrido temporal supuestamente destinada a sacar al PP del Gobierno. En ella se habrían unido en una inédita promiscuidad la izquierda parlamentaria y los antisistema (sic) y todo habría empezado en las movilizaciones contra la guerra de Irak, en las que coincidieron. Pero el blanco fundamental del ataque es Rodríguez Zapatero, que pasa de ser ninguneado como un inútil total a nivel político antes de las elecciones a ser descrito como una especie de Maquiavelo habilísimo y monstruoso un año después.

El vídeo en cuestión no es otra cosa que una sinopsis corregida y aumentada de las afirmaciones e insinuaciones paranoides que el propio Aznar hizo ante la comisión de investigación del 11-M. Es la consecuencia de un rencor incoercible y enfermizo que lleva al expresidente a lanzar sistemáticamente coces contra el aguijón de las verdades que le hieren, en un inútil empeño por cambiar la verdad histórica. Es, en definitiva, algo más que orgullo herido; es soberbia impotente en ejercicio, incandescente odio en práctica implacable, apenas controlada intelectualmente. Es una vergüenza para él, para la FAES y para el Partido Popular.

Cuando uno ha labrado su propia tumba política con una inimitable mezcla de torpeza y arrogancia debería reflexionar lo suficiente como para salir de ella sin signos evidentes de putrefacción y lo más aligerado de fango que sea posible. Lejos de ello, Aznar ha perdido los papeles y manotea y excava desesperadamente en el interior de la fosa ignorando que la dirección que él cree conduce a la superficie lleva en realidad al fuego del infierno.

Ayer mismo el presidente del PP tomaba distancias del vídeo del delito e insinuaba un golpe de timón de su partido hacia la nunca hollada dirección del centro reformista que se supone le es propio. Dados los precedentes y considerando la actual composición de la cúpula ‘popular’ es más que dudoso que tal deseo, en el supuesto de que sea sincero, resulte practicable a corto plazo, pero la afirmación de Rajoy da a entender que hay una corriente significativa dentro del PP consciente de que la política de oposición asilvestrada y destructiva que se viene realizando les aleja progresivamente de la meta irrenunciable de recuperar el poder. Otra cosa es que, como Rajoy llegó a sugerir, puedan ocupar el espectro del centro-izquierda, que, según su peculiar interpretación, habría abandonado el Gobierno. Incluso el carnaval tiene sus límites.

El “rediseño” del PP exigiría, como primera medida, ‘matar al padre’, o sea a Aznar, o al menos lograr que éste renuncie a sus obsesiones y a su insistencia en dirigir en la sombra el partido. Pero es de temer que el simbólico homicidio podría tener consecuencias muy traumáticas en una formación tan heterogénea y ya considerablemente conturbada por la imprevista pérdida del poder.

¿Podría llegar a dividirse el PP? La hipótesis, en abstracto, no es desdeñable, pero la ceguera en las filas ‘populares’ no es tanta como para matar a la ‘gallina de los huevos de oro’ que les proporcionó ocho años de Gobierno. Tendrán que someterse a una catarsis que parece, en principio, muy problemática. Cuando Rajoy demanda inteligencia, finura y ausencia de visceralidad en el ejercicio del papel de primer partido de la oposición está dibujando, de hecho, el antirretrato de una gran cantidad de sus actuales conmilitones y no se sabe hasta qué punto no está pidiéndole peras al olmo. La voluntad de poder tira mucho y puede conducir a que los montaraces hagan de tripas corazón, pero el proceso podría ser bastante largo y accidentado porque, como es bien sabido, la cabra siempre tira al monte.

Tenía dudas entre dos citas del ingenioso Groucho Marx (uno es marxista de toda la vida) para introducir este artículo y finalmente opté por la que figura arriba. ¿Pero quién ha dicho que no se puede concluir con una cita del mismo autor?

Ahí va y aplíquese a quien proceda:

"Él puede parecer un idiota y actuar como un idiota.Pero no se deje engañar. Es realmente un idiota".

(*) Para quien quiera contrastar las falacias del vídeo de la FAES: http://3diasdemarzo.blogspot.com

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