Batasuna, que no habla mucho en los últimos tiempos, a la espera de que las bombas de ETA lo hagan en su nombre con elocuencia insuperable, ha considerado necesario romper su silencio para denunciar lo que denomina “aceleración en el ámbito represivo” por parte de las autoridades francesas y españolas.
Ante la posibilidad de que la Justicia francesa condene a cadena perpetua (que, contra lo que su nombre indica, nunca excede de los 30 años) a los detenidos en Cahors, el dirigente abertzale Joseba Álvarez ha tenido el descaro inefable de comparar tal medida con la pena de muerte.
Es un sarcasmo desproporcionado e hiriente que quienes no condenan la violencia -sean cuales sean sus consecuencias- de los que les ‘representan’ hegemónicamente con las armas, hablen precisamente de pena de muerte. La muerte (la ajena, por supuesto) es su instrumento y lo emplean sin escrúpulo alguno y con indiferencia absoluta hacia sus víctimas.
Quienes ‘condenaron’ y ejecutaron friamente al joven concejal de Ermua Miguel Ángel Blanco, en medio de una pataleta infantil y demente tras la liberación de su rehén, Ortega Lara, no están cualificados y mucho menos legitimados para hablar de justicia. Quienes, en una demostración supuestamente simbólica de fuerza, causaron la muerte de dos inmigrantes en el aparcamiento de la T4 de Barajas sólo pueden inspirar repugnancia moral, política y personal.
Se permiten, además, apostrofar al PNV y al PSOE por dar apoyo a “recetas del pasado”. Lo hacen precisamente quienes no han revisado la estrategia de lucha armada empleada durante la dictadura más que para acentuarla en la democracia. Las referidas ‘recetas’, según el discurso autómata de Álvarez, “no han traído ninguna solución en 30 años”. Una vez más Batasuna ha perdido una gran oportunidad para permanecer callada o para llegar a la conclusión ineludible de que lo que afirma de las recetas ajenas es mucho más justamente aplicable a las suyas.
El terrorismo, simplemente, es una vía muerta: No lleva a ninguna parte. Sólo los fanáticos y los idiotas insisten en afirmar lo contrario.
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2 comentarios:
Estoy de acuerdo, pero creo que no es una buena política la de darles tanto margen de pantalla e información. Seguro que lo que más les j*** es que no hablen de ellos. Salud Séneca :-)
No está nada claro cuál podría ser una "buena política" con esta gente. Yo estoy contra el sobredimensionamiento informativo de los atentados de ETA, pero entre el exceso y la nada hay un lugar para poner en evidencia sus contradicciones, su inanidad ideológica y su falta de escrúpulos. Eso sí que les jode.
El silencio podrían interpretarlo interesadamente como un éxito de su política de intimidación y chantaje.
Salud, 'mad' Max. :-)
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