¿Qué es un hombre? Un miserable montón de secretos.
André Malraux
Miserable, vil, mediocre, incompetente. Eso le ha llamado Acebes a su sucesor al frente del Ministerio del Interior. Y todo por una venial crítica a la "imprevisión política" del pretérito Gobierno en relación con los atentados del 11-M. El Ejecutivo, según Alonso, habría menospreciado el riesgo real de un ataque del terrorismo islámico en España, diagnóstico que, tras lo sucedido, parece incluso piadoso y prudente.
Puesto a montarla, curiosamente con un día de retraso respecto a la emisión de la "ofensa", no se puede negar que el PP se las ha apañado para crear una aparatosa tempestad en un vaso de agua, con carta de protesta incluída del jefe de la oposición, el inefable Rajoy, al presidente del Gobierno. Hoy mismo, el ex candidato derrotado ha pedido la reunión del Pacto Antiterrorista con el argumento de que el ministro habría vulnerado el compromiso de mantener el tema del terrorismo ajeno al debate partidista. El hecho de que ese punto del pacto hubiera sido consensuado teniendo en cuenta exclusivamente la cuestión vasca no parece ser un impedimento para que el partido de la oposición plantee tal exigencia. Y la cuestión es: ¿por qué tanto ruido por tan poca cosa?
Ciertamente el PP tiene la piel muy fina, y más tras su caída libre desde la mayoría absoluta a la oposición, y es patente su hipersensibilidad respecto al 11-M, que a 72 horas de unos comicios en los que su victoria estaba cantada, les condujo al precipicio desde el que, con sus mentiras sobre la autoría, se lanzaron directamente al infierno. No menos cierto es que los indicios acerca de lo que va a ser su política de oposición, a sólo unos días de la toma de posesión del nuevo Ejecutivo, sugieren que el partido defenestrado está dispuesto a hacer gigantescas montañas sobre mínimos granos de arena. ¿Pero es eso todo? ¿Basta para explicar la desproporcionada y tardía respuesta del ex ministro del Interior a la crítica de su sucesor, equiparándole con Arnaldo Otegui, al que dedicó el mismo epíteto ("miserable") cuando en la aciaga jornada de los atentados el líder de Batasuna señaló al extremismo islámico como el autor más verosímil? ¿Llama Acebes miserable a todo el que pone el dedo en la llaga?
En algún momento, tras los atentados de Madrid, he llegado a plantearme la posibilidad de que la inteligencia española, y por ende el Gobierno "popular", hubieran estado jugando un peligroso papel de "aprendiz de brujo" (el de quien maneja instrumentos o recursos potencialmente destructivos y que no conoce ni controla suficientemente), tolerando las actividades de los fundamentalistas magrebíes en la confiada y reconfortante creencia de que sus actividades sólo podían dirigirse contra Marruecos, país con el que -por razones que nunca ha explicado ni explicará- el Ejecutivo de Aznar mantuvo una confrontación a primera vista irrazonable.
Tal hipótesis me parecía hasta ahora escasamente probable, más propia de un delirio de política-ficción que de un intento de análisis serio de los hechos. Ahora ya no me lo parece tanto, no sólo por la reacción excesiva del PP a la inocua acusación de imprevisión formulada por el nuevo ministro del Interior sino por los datos inquietantes que aporta el diario El Mundo al presentar a dos de los implicados en los atentados como confidentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado.
Especialmente preocupante es que entre los confidentes se halle Emilio Suárez Trashorras,
el hombre que proporcionó a los terroristas islámicos 200 kilos de goma dos. ¿No comunicó
esta sospechosísima transacción a cambio de hachís a la Policía Nacional? ¿Si lo hizo, cuál
fue el destino de dicha confidencia? ¿Se menospreció en la confianza culpable de que el
explosivo iba a ser utilizado fuera de España?
Atemos más cabos. ¿por qué los informes del CNI que en su día utilizó el Gobierno en descargo de su "honor" comprometido minimizaron la pista islámica magrebí cuando las FSE estaban siguiendo precisamente esa pista desde las primeras horas del 11-M? ¿Por qué la Policía fue a buscar al "Tunecino", jefe del comando, esa misma mañana, a su lugar de trabajo, al que no acudía desde días atrás, según publicó en su momento "El Mundo"?
Hay un gran agujero negro en relación con el 11-M que tal vez nunca pueda aclararse, pese a que hacerlo es una candente exigencia en un sistema democrático digno de tal nombre. En una "Espiral" del mes pasado consideraba necesario someter la ejecutoria del CNI al escrutinio de una comisión de investigación "para tranquilidad de los españoles y servicio a la verdad histórica". Ahora me parece que la creación de esa comisión es urgente porque existen indicios de que el Gobierno del PP podría haber incurrido en algo algo mucho menos disculpable que la mera "imprevisión política" que tan ardientemente rechaza.
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