23 octubre, 2007

La frivolidad se llama Mariano

No se cortan. Cual fanáticos 'camicaces' de la pseudoideología neoconservadora se estrellan alegremente contra cualquier objetivo. ¡Santiago y cierra España! ¡Broooom! ¡Cratracrac!

No pasa nada. Trabajan con red, claro. Cuentan con el infalible aplauso de varios millones de españoles dispuestos a volver a situarles en La Moncloa en olor de santidad pese a sus innumerables pecados, entre los que destacan estelarmente la mentira -a la que han dado una nueva dimensión, casi surrealista- y la irresponsabilidad, en la que han alcanzado un nivel inédito en toda la historia de la democracia restaurada.

Aún no estábamos recuperados del efecto causado por el conocimiento del insuperable descaro de Esperanza Aguirre pidiendo al Rey, a cara de perro y ante testigos, un “trato humano” (humanidad frente a alimañidad) para Federico Jiménez Losantos, cuando he aquí que el inefable Mariano Rajoy se pronuncia ‘ubi et orbe’ sobre el cambio climático.

Con el inestimable apoyo teórico de su primo, catedrático de Física Teórica de la Universidad de Sevilla que ahora estará maldiciendo la hora, Rajoy trivializó el cambio climático como hizo en su día con aquellos “hilillos, como de plastilina” que salían del ‘Prestige’ hundido y dejaron toda la costa gallega y cantábrica convertida en un negro fangal.

He aquí lo que Mariano y su primo (salvo que éste diga ahora lo contrario) piensan de uno de los problemas que más inquietan a toda la humanidad. Habla Rajoy:

"Yo sé poco de este asunto, pero mi primo supongo que sabrá. Y entonces dijo: 'He traído aquí a diez de los más importantes científicos del mundo y ninguno me ha garantizado el tiempo que hará mañana en Sevilla. ¿Cómo alguien puede decir lo que va a pasar en el mundo dentro de 300 años?'".

Inefable. Creo que sería gratuito por mi parte apostillar esta estupidez. Lo único que puedo decir es que si este buen hombre nos va a gobernar, apaga y vámonos.

Y encima le llama frívolo a Zapatero. ¿Quién da más?

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