10 marzo, 2005

'Tangentópolis' a la catalana

Quiere la tradición popular que se denomine ‘justicia catalana’ a la que se ejerce sin dilación ni miramiento especial de las reglas procesales y, en última instancia, el término alude a la vindicación que se practica por la propia mano y en caliente. Tal expresión tendría su origen en un remoto alcalde catalán que, tras sorprender a un homicida “in fraganti”, lo mandó ahorcar sin mayores trámites. “Justicia catalana no entiende de cuentos” fue la lapidaria sentencia que surgió de esta historia, supongo que verídica.

Ignoro si la Justicia catalana entiende a estas alturas de cuentos, aunque me da a mi que sí y que no poco, pero de lo que sin duda debería entender más es de cuentas. Concretamente, de las cuentas (secretas, claro) que presuntamente vinculan desde su origen al liderazgo de la Generalitat y a la coalición nacionalista (CiU) que la ha gobernado hasta ayer con el trasiego irregular de fondos con los más variados destinos y orígenes. Carlos Jiménez Villarejo, que fuera fiscal jefe de la Audiencia de Barcelona, podría hablar largo y tendido de lo que pudo ser y no fue, de lo que la Justicia catalana debió hacer y no hizo. El corrupto juez Estevill, que llegó de la mano de CiU hasta el Consejo General del Poder Judicial, sabe aún más, pues no en vano se hundió hasta los ojos en el hedor de la pomada, pero no cabe esperar que escriba sus memorias ni formule denuncia alguna quien llevó la prevaricación y la extorsión a niveles nunca hozados por juez alguno.

Hay mar de fondo en el generalmente apacible Mar Muerto de la política catalana desde que Maragall soltase inopinadamente la bomba en el Parlament. “Ustedes lo que tienen es un problema del tres por ciento”, le espetó el president al líder de la inédita oposición convergente-y-unida. “Usted acaba de mandar a hacer puñetas le legislatura”, le respondió un indignado y perplejo Artur Mas, exigiéndole una inmediata rectificación... Y Maragall dejó boquiabiertos a propios y extraños retirando lo dicho. Ya era demasiado tarde, por supuesto. No se lleva el viento lo que se dice en una asamblea pública con luces y taquígrafos y -lo que es peor- con la televisión como testigo.

Ignoro si la legislatura catalana se irá a hacer puñetas, pero lo que sí se fue desde ese día al garete fue el famoso ‘seny’ catalán, objeto de tanto panegírico. Los políticos catalanes, tan cordiales, elegantes e irónicos ellos, parecen haberse dado de común acuerdo a la dipsomanía. Maragall anda haciendo metáforas impropias a base de soufflés, vaselina y violencia de genero, como un delirante Dalí de la cosa pública. Mas parece poseído por un ataque de rabia y, cual kamikaze con barretina, ha puesto irresponsablemente en marcha el ventilador. Y no el de la inocua técnica guitarrera de la rumba catalana, sino el que proyecta la mierda en todas direcciones y lo deja todo hecho un asco.

A la Justicia catalana no le va a faltar trabajo si sigue todas las pistas que están surgiendo, incluída la alusión de Mas a la financiación irregular de ERC. El líder de CiU, notoriamente desbordado por la sospechosa herencia de Pujol, ha llegado a afirmar que si dijera todo lo que ha llegado a saber sobre las anomalías financieras de los republicanos la política catalana se convertiría en “un vertedero”. Estruendosa pérdida de papeles. Con tal afirmación no ha hecho sino confirmar lo que supuestamente no quiere decir. O sea, lo que gracias a unos y a otros ya sabemos todos: que el vertedero catalán es una realidad. Lo que me pregunto es por qué ningún fiscal ha llamado a Mas para que informe de lo que sabe sobre ERC. Me lo pregunto retóricamente, claro.

El ojo de la Justicia investiga ya la 'tangentópolis' catalana, pero, independientemente de la voluntad y determinación de los defensores de la ley, me temo que no cabe esperar mucho de su acción. Hay una no escrita y antiquísima ley del silencio en los tratos entre empresas y políticos. La connivencia y la no agresión son la regla de oro. Los únicos que han abierto la boca en este sonoro caso son un par de empresarios de medio pelo a los que el relevo del poder en la Generalitat les ha dejado con trabajos impagados de los que nadie se responsabiliza. Y ellos no hablan de un tres por ciento de comisión, sino de un veinte.

¿Se puede llegar a través de ese frágil hilo al ovillo dorado? En el caso de la “tangentópolis” italiana así fue. Una minucia casi insignificante y el locuaz “arrepentimiento” de un pequeño canalla que sabía demasiado dio lugar a la operación judicial “manos limpias”, con el justiciero magistrado Di Pietro al frente. El resultado de la minuciosa operación de limpieza practicada por el poder judicial fue que, como diría Mas, se fue a hacer puñetas toda la partitocracia de la república y surgió el sonriente tiburón plutócrata llamado Berlusconi, formó un partido con nombre de asociación de ‘tiffosi’ (Forza Italia), y, por vía parlamentaria, se regaló a sí mismo toda la impunidad judicial que le convino, que era mucha. De Guatemala a Guatepeor.

Nadie debe haber más contrito a estas horas por haber abierto la caja de Pandora sin encomendarse ni a dios ni al diablo que el propio Maragall. Ni su partido está contento, ni La Moncloa lo está y no digamos CiU, abiertamente dispuesta a morir matando si las cosas le van aún peor. Ahora se pretende minimizar los daños y serenar las aguas. El debate, hoy, de la moción de censura contra Maragall, presentada oportunistamente por Piqué (¿recuerdan el caso Ertoil?), será la prueba de fuego. Pero aunque los políticos se aplaquen queda por saber lo que hará esa teórica variable independiente que es la Justicia, la catalana y la española.

Yo tengo escasas dudas al respecto. Todo se quedará en una tempestad en un vaso de agua, en un “calentón” (así se calificó en su día la sorprendente denuncia de Maragall) circunstancial y pasajero. Alguien caerá, claro. La cuestión es si ese ‘alguien’ se va a resignar a pagar el pato en solitario o va a poner sobre la mesa judicial datos ante los que no se puede hacer la vista gorda. Esperemos y veamos.

En el interregno se podría hacer una reflexión sobre un iluminador artículo que -supongo que no por azar- publicó el pasado domingo José Vidal Beneyto en “El País”. Tiene el sugerente título “¿Viva la corrupción?” y, naturalmente, no habla para nada de la ‘tangentópolis’ catalana. Glosa su autor el último hallazgo de Moisés Naim, un respetado “ideólogo” estadounidense, editor de la influyente publicación “Foreign Policy” (“Política Exterior”). Con perdón del autor -y confío en que con su tácito permiso- reproduzco un fragmento elocuente del artículo:

En línea con el supuesto básico del liberalismo radical de que no hay estímulo más eficaz para la transgresión que la prohibición, el autor nos propone la secuencia argumental clásica en este tipo de demostraciones: la corrupción es consustancial a la humanidad y por eso es tan antigua como ella, con lo que es imposible de determinar y de medir, y oponerse a ella no sólo es inútil sino perverso por los efectos negativos que esa oposición genera. Las leyes anticorrupción, los códigos de conducta empresarial, la acción de las ONGs que luchan por mantener comportamientos éticos en la actividad económica -Transparencia Internacional, etc.- son para Moisés Naim, que los cita explícitamente, causantes de múltiples daños colaterales pues "pretender restringir la cultura del soborno y la codicia... es una ilusión paralizante". O como escribe de forma aún más lapidaria: "La guerra contra la corrupción esta minando la democracia".

Tomen nota porque no hay virus nacido en Washington que no se extienda rápidamente por el mundo. ¿Acabaremos teniendo leyes anti-anticorrupción por el bien y la prosperidad de un concepto pervertido de democracia? Esperemos que no. Sería un descaro insufrible para los sufridos ciudadanos. Este país tiene una dilatada experiencia en la práctica cómplice y complaciente de hacer la vista gorda. Con eso basta y sobra. Y no es por el bien de la democracia, como a nadie se le oculta.

¿Comprenden mi radical escepticismo? Muchas gracias.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

EXCELENTÍSIMO SEÑOR DON ALFONSO HERNÁNDEZ PARDO

Cuando en 1977 se aprueba la Constitución es Presidente de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Barcelona. Y cuando en 1980 se denuncia el caso CONSORCIO DE LA ZONA FRANCA, el Gobierno Suárez ya lo ha nombrado PRESIDENTE DE LA AUDIENCIA. Más sutilezas y derivaciones paralelas.



Por Rafael del Barco Carreras



Si otros ya se manifestaban “demócratas”, o progresista, Eladio Escusol Barra (fiscal del caso), él se mantenía furibundo franquista. Sin aparente sintonía con otro de los miembros del Especial Tribunal que juzgará el caso, José Luis Barrera Cogollos (en cuya toma de posesión de Presidente de la Audiencia en el 2000 se elogia que en su época franquista se atreviera a clamar por los Derechos Humanos, e incomprensible la reelección en el 2005 cuando la Audiencia es un caos, los grandes casos con media de diez años hasta los juicios, y el 30% de bajas laborales según un estudio de la nueva Generalitat de izquierdas) o Adolfo Fernández Oubiña (“contratado” por el Bufete Piqué Vidal, y cuya vida y milagros merece un libro aparte). El futuro demostrará su especial talante, expedientados los dos, Barrera pasará a lo Civil, y Oubiña de Presidente de la Sección Primera a de nuevo juez de instrucción.

Don Alfonso, hombre de boina, pero su mujer luciendo brillantes en un Premio Planeta junto a Luis Pascual Estevill (por desgracia mi abogado). Otro letrado, en el colmo del cinismo, me espetó que por suerte para mí Don Alfonso me condenó solo a los dos años, diez meses y veintiún día pasados en prisión de los doce pedidos por Fiscalía, Ayuntamiento y Consorcio, pero yo nunca he sufrido el síndrome de Estocolmo, y desde entonces le he maldecido todos los días de mi vida, aunque nunca se me ocurrió el disparate de otra de sus víctimas que pistola en mano entró en el Palacio de Justicia dispuesto a matarlo. Lo abatieron antes de perderse por los tétricos pasillos.

A mi entender fue de los “duros” nombrados por Adolfo Suárez para mantener el ¨Orden”. Si el orden franquista como el de siglos del Imperio se basaba en Capitanía General, Virreinato, con el Ejército y sus ramificaciones Guardia Civil y Policía Nacional, la Audiencia formaba el segundo gran pilar institucional. El pilar de eso que Franco y los suyos definían el “Estado de Derecho”, donde la pirámide fascista del “ordeno y mando” funcionaba a la perfección. Los juicios se predeterminaban, los bienes se asignaban, y todo parecido con “Justicia” una burla. El Régimen lo abarcaba todo. Y si en lo Civil el Registro de la Propiedad nos descubriría sagas familiares acumulando fortunas (a pesar de los sueldos de miseria), en lo Penal, la Policía y Guardia Civil con sus torturas, y el “hábilmente interrogado”, decidían los sumarios y sus señorías firmaban las sentencias en juicios no más largos e inteligibles que una misa en latín.

Estrasburgo definiría la Audiencia de Barcelona revolcando los casos clave de aquella época, los asesinatos del ex alcalde franquista Viola, o del poderoso industrial Bultó, el incendio de la discoteca Escala, o la represión contra los alocados “rojos”. Sin olvidar los muertos en la Modelo entre los motines de 1977 y la represión hasta 1983. El Poder Absoluto degenera a quien lo ejerce. El “dolo” (voluntad de delinquir) no existía, el “desacato” mantenía firmes a cualquier, ya fuera abogados, testigos o culpables, los fiscales obedientes al Mando, y la SALA determinaba con su SOBERANÍA las pruebas que sustentarían el fallo (habitual que en los pasillos esperaran “testigos” profesionales a tanto la declaración), y la segunda instancia, pilar de la Justicia Democrática y obligada por la Carta de Derechos Humanos de la ONU firmada por España, no existía, pues el recurso al Supremo solo determinaría si el procedimiento se ajustaba a derecho, sin valorar las pruebas convertidas por la Sala en parte de su infalibilidad papal, y siempre se ajustaba, a menos que un “mando superior” entorpeciera el procedimiento.

Y Hernández Pardo, un fingido fanático de la divina procedencia del Poder, y cuando él solo debía mantener la maquinaria en funcionamiento (ya no juzgaba por Presidente de la Audiencia) se atribuye un caso “goloso”, el CONSORCIO DE LA ZONA FRANCA, para él solo, quitándoselo al juez legal y natural, el Presidente de la Sección Primera, Manuel Derqui Valbuena, como si la Constitución no existiera. Actuando a lo virrey se saca de la manga disposiciones del pasado siglo (referentes a sustituciones accidentales) y constituye una Sala para ese solo caso, y el “órgano colegiado” se convierte durante dos años en bicéfalo, firmando al mismo tiempo con dos composiciones. ¿Porqué?. Dinero, mucho dinero, aunque no era el caso más suculento del momento, 1.200 millones denunciados. La punta del iceberg, por debajo muchos miles de millones a mano, con el Banco Garriga Nogués y Javier de la Rosa Martí (y tras él el primer banco nacional, el Banesto, todo el franquismo de entonces y la Caixa…con su enorme Caja B, dinero negro). Sin olvidar que quien le nombra Presidente, el Gobierno Suárez, también está presente en el caso a través del Consorcio, y los suyos en Barcelona recibiendo créditos del Banco. Si los acusadores, Serra y Maragall con su abogado Rafael Jiménez de Parga (que también lo era de Banesto) ya lo habían descubierto, y hasta el instructor Ezequiel Miranda de Dios vivía en un hermoso piso del abogado de los De la Rosa, Juan Piqué Vidal (abogado también de JORDI PUJOL), el caso merecía su personal control, demostrando que el orden jerárquico franquista se hallaba por encima de la Constitución, y que el Presidente de una Sala (en teoría propietario de la plaza desde su nombramiento impreso en el BOE) era un simple muñeco de quita y pon. Y no solo se reservó el caso sino que nombró un Juez Especial, José Álvarez Martínez, para cerrar las peligrosas investigaciones que decretara Miranda de Dios ante mi insistencia. Y aquí, todos los abogados contestándome “se recurre al Supremo, al Constitucional…”, entre cretinos anda el juego… ya matizaré.

Con los años, considerando que Don Alfonso presidía la Junta Electoral Provincial de Barcelona, y en 1980 JORDI PUJOL desbanca a los alocados “rojos” con ganas de poner patas arriba todas las instituciones y máxime la Audiencia (sede de represión), imaginé la mano divina, no en vano, por encima de la LEY, obedecían al “Dios, Patria y Rey”. Si la alcaldía cayó en buenas manos, Narcís Serra del clan Samarach, y después Pascual Maragall del de Porcioles, olvidando el marxismo propio de los “hijos de papá” contestatarios, la incipiente y peligrosa Generalitat de Tarradellas, con vocación de Estado, es decir, de tragarse la Audiencia, debía librarse de rojos foráneos e incontrolados. Evidente que ante la izquierda furibunda y catalanistas nunca ganarían los corruptos de la Derecha Clásica, tipo Eduardo Bueno, el “bueno para Cataluña” (hombre de Banesto y por tanto de De la Rosa). Debía pues facilitarse la victoria a un banquero, que habría olvidado tres años de cárcel tras quince de ganar dinero con el franquismo, y de familia de “derechas de toda la vida”, o sea, fieles al Régimen. Un flautista para esa Cataluña de los sueños de un millón de catalanistas. Y ganó Pujol, y la Audiencia seguiría un largo camino sin ingerencias “rojas”, con tiempo para domesticar a las “ordas” a base de sueldos y chollos, y consolidar cargos, retiros y fortunas. Murió como su adorado Dictador, en la cama.

Ver detalles en www.elconsorcio.net

Rafael del Barco Carreras dijo...

JUICIO GRAN TIBIDABO

CONTABILIDAD

“INGENIERÍA FINANCIERA”

Y FISCALÍA



Rafael del Barco Carreras



Encajaría como título en una película del realismo italiano de los cincuenta, pero se refiere al 2008 y sobre el Caso Gran Tibidabo. Ente los contables que alcanzamos los tiempos de relleno del Libro Diario y Mayor con plumilla y redondilla (los manguitos y visera no los alcancé) y el bolígrafo sustituía la estilográfica (con fuerte oposición), corría el chiste, hoy ininteligible, del viejo contable al que el dueño observa abrir el cajón, y cerrar rápidamente, cada día, y durante décadas, al iniciar la jornada, descubriendo un día en uno de los lados un gran letrero advirtiendo, “LAS ENTRADAS AL DEBE, LAS SALIDAS AL HABER”.

Hoy infinidad de “administrativos” con titulaciones y master no entienden el anunciado, la base y primer mandamiento de la contabilidad por partida doble (los ordenadores ahorran entender hasta sus menús), pero el otro de los chistes en el oficio se viene repitiendo desde antes incluso del invento por los siglos XV de las bases de toda buena y controlada administración. El cajero o contable se presenta compungido y arrepentido al dueño confesando que por las “mujeres o el juego” le ha robado. La cantidad debe ser importante respecto al bolsillo del dueño, y por lo tanto también la relativa solución. De entre la familia para que no le lleven a la cárcel ha reunido tanto… y el dueño acepta… de lo perdido a recuperar lo que se pueda…aunque los hubo, y hay, que prefirieron romper la cara al contable y encima meterlo en la cárcel.

Esta introducción un tanto enrevesada vale para limpiando de palabras, retórica, demagogia y cara dura, descubramos que en definitiva el “financiero y empresario modelo Javier de la Rosa” no es más que un contable charlatán y chorizo, pero que además ni se molestaba en abrir el cajón para contabilizar el movimiento de caja diario, sino que distrayendo al dueño en las bíblicas estafas piramidales, donde hasta parecía obtener ganancias, se quedaba poco a poco o mucho a mucho con todo. Es sencillo. Y en este caso entran en juego los fiscales, la Ley, y entre Carlos Jiménez Villarejo que nos dice en todos los periódicos y medios de comunicación, una y otra vez, lo complicado de las INGENIERÍAS FINANCIERAS de los casos “De la Rosa”, y su sucesor, compañero y segundo durante décadas, José María Mena Álvarez, que difunde lo de CASO AISLADO respecto a Pascual Estevill, “nos temimos una generalización” (en la corrupción judicial se entiende), está aviada la JUSTICIA EN BARCELONA.

Lo complicado es él, su Fiscalía con mandato vitalicio (para garantizar su independencia vociferaba cuando le suprimieron lo de VITALICIO) y los tortuosos caminos de la Justicia y la Corrupción Española. En Londres lo entendieron rápido, un año para determinar si el Juzgado tenía jurisdicción, muy importante dentro de un verdadero Estado de Derecho, y otro para condenarle. De allí derivan todas las pruebas contra De la Rosa, ver www.lagrancorrupcion.com El dinero se lo llevan siempre las manos por donde pasa, y no hay más, y encima esas manos destruían toda contabilidad, si es que la hubo, porque en varios casos los justificantes, que no los libros contables, se confeccionan después de llevárselo en crudo, tipo Consorcio de la Zona Franca. Talones en blanco firmados por el padre y dinero que desaparece a través del Banco Garriga y Nogués. No existe la INGENIERÍA FINANCIERA, solo la desvergüenza de un Sistema inmerso en la Corrupción, donde además y antes de pensar en cómo resarcir y aplacar al dueño (De la Rosa siempre dejaba alguna zanahoria para roer después del consabido “les compro el negocio”) pensaba en el coste de un “arreglo” si el dueño no se avenía y denunciaba. O sea, CASO GRAN TIBIDABO, del importe robado, una parte para que los dueños se peleen entre sí, y otra tan grande o más para el SISTEMA, y el resto hasta 30.000 millones a paraísos fiscales, Fundación Blomor y otras. De ahí la necesidad de JUAN PIQUÉ VIDAL, confundiendo trayectorias. Por eso, él, más abogado que contable, montó sus INGENIERÍAS pensando en los Carlos Jiménez Villarejo y José María Mena, y a quienes servían, a LOS DEL ESTADO (socios en el negocios del despiste descapitalizador), todos “abogados” de una gran escuela, la corrupta desde siglos DICTADURA FUNCIONARIAL ESPAÑOLA. Y para que no se enfaden los DECENTES, la mayoría (en este caso en cuanto a mí más peligrosos que los corruptos), diré que bastan las habilidades de los “genios del Derecho” sumadas a unos pocos corruptos para conseguir CATORCE AÑOS DE INSTRUCCIÓN, acusados de tercera división, y una condena inferior a la del LUTE por unas gallinas.