‘Il cavaliere’ Silvio Berlusconi anunció ayer que ha decidido iniciar en septiembre la retirada de las tropas italianas de Irak. El anuncio no fue realizado en el Parlamento, como hubiera sido de esperar, sino ante las cámaras de televisión, escenario por el que el plutócrata siente predilección -sin duda porque lo controla aún más que a la Cámara- y al que pudo mostrar orgulloso su nueva pelambre, aportación más reciente del peculiar líder a su rediseño rejuvenecedor.
Estados Unidos se ha apresurado a matizar que tal decisión no obedece a la muerte de un agente secreto italiano por sus tropas con ocasión de la puesta en libertad de la periodista izquierdista italiana Giuliana Sgrena, asunto, por cierto, que es de temer que no se aclarará jamás. Ociosa matización, en cualquier caso. La causa de la decisión del líder de “Forza Italia” tiene una motivación mucho más electoralista que moral o puramente política.
A un año de las elecciones, el superempresario y emperador de los medios de comunicación tiene muy claro que si no retira las tropas le espera un voto de castigo que ríase usted del 14-M español. El ‘suceso Sgrena’ sólo ha sido la gota que colma el vaso de la paciencia y la frustración del pueblo italiano ante la particular aventura iraquí del curioso personaje que rige sus destinos. Italia ha estado en vilo demasiadas veces como consecuencia de la ‘porca guerra’ a la que Berlusconi le apuntó.
El líder italiano ha visto el cielo abierto con el optimismo propagandístico que se ha extendido en Occidente tras la ‘exitosa’ celebración de las elecciones en Irak. “Bueno, esto está prácticamente resuelto”, ha debido decirles con su desparpajo característico a sus amiguetes yanquis. “Entonces casi que nos vamos, ¿eh?”. Blair tiene un problema electoral similar y lo comprende. Bush, que, con una complicidad mediática inédita, ha superado la prueba electoral con éxito, seguramente lo comprende menos. Pero Bush comprende muy pocas cosas, como es sabido.
Es probable, incluso, que el propio Bush crea lo que dice, que “Irak va bien”. La prensa y los sondeos le son favorables tras las elecciones iraquíes, la distensión entre Israel y Palestina y el inicio de la retirada siria de Líbano (*). Pero lo cierto es que la “iraquización” (en Vietnam se le llamó ‘vietnamización’ al inicio de la derrota) tiene un semblante fatal. Los atentados y las acciones guerrilleras impunes y ubicuas no cesan. Ni la coalición ni el 'neoejército' iraquí controlan el territorio. El miedo y el asqueo dominan el ánimo de las tropas de la coalición ocupante, convencidas de que la paz empieza nunca en ese país hostil que sólo les permite una cierta sensación de seguridad en los cuarteles (su residencia habitual). Irak va bien de culo y contra el viento, resumiendo castizamente.
Hoy se ha reunido el mutilado Parlamento iraquí, por primera vez tras las elecciones. Lo ha hecho bajo extremas medidas de seguridad en el área más segura de Bagdad, la denominada "zona verde", en cuyo interior se han registrado algunas explosiones, que -se dice- no han causado víctimas. La sesión ha sido rigurosamente protocolaria. Ni se han elegido los cargos de la Asamblea ni se ha tratado de la formación del Gobierno, que sin duda será cooptado digitalmente por el “amigo americano”. Pese a todo, me juego el bigote a que la noticia y la foto serán extensamente publicitadas en casi todo el orbe como signo de la progresiva “normalización” de Irak. Por cierto, ¿qué se sabe de los suníes? ¿Han sido declarados apátridas?
Pero tranquilos: Irak Va bien. ¿Y el mundo? Para qué te voy a contar.
(*) Y a todo esto, ¿quién mató a Hariri? ¿Lo sabremos alguna vez? A Siria no le beneficiaba en absoluto tal acción, como la prueban las consecuencias, y el difunto no era ningún acérrimo enemigo suyo. Como en cualquier investigación criminal, en este caso hay que prenguntarse a quien beneficia. Lo cierto es que las tropas sirias abandonan Líbano mientras las israelíes siguen en los Altos del Golán. Otro signo de “normalización”. ¿O no?
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