13 diciembre, 2012

Siempre Alemania.- La del alba sería cuando los ministros de Economía de la UE, tras catorce horas de discusión, llegaron a un acuerdo sobre el delicado y polémico asunto de la supervisión bancaria. Si la decisión se hubiera dejado exclusivamente en manos de Alemania desde el principio el resultado no habría sido muy diferente. Tecnicismos aparte, el tema crucial, la determinación de quiénes van a ser supervisados, estableció que sólo lo serán las entidades cuyos activos superen los 30.000 millones de euros, lo que excluye - tal como Schauble y Merkel querían - a los bancos de los landers alemanes. Para nadie es un secreto que dichos bancos se hallan en una delicada situación, similar a la de las Cajas de Ahorros españolas, pero Alemania rechaza que los detalles de su ruina sean sometidos a escrutinio, no sea que se pidan medidas como las que ella misma gusta de dictar cuando el 'enfermo' está fuera de sus fronteras. 

España y Francia, que querían que la supervisión no excluyera a nadie, han perdido una vez más. Mientras tanto, las temibles agencias de calificación ni ven ni oyen ni dicen nada negativo sobre la economía teutona. La razón es tan simple como injusta: Alemania manda y el que manda siempre tiene razón, haga lo que haga.

(Foto: Herr Wolfgang Schäuble, el lisiado de acero.)

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