Hay gente con un elevadísimo concepto de sí mismos, tan alto que se puede calificar sin hipérbole de mesiánico. No son pocos, aunque casi todos lo disimulen prudentemente. Los más mundanos de esta especie suelen dedicarse a la política mientras los casos más patológicos se vuelcan en la religión, donde lo mesiánico adquiere su auténtica dimensión mística.
Todo indica que Josep Lluis Carod-Rovira pertenece a esta especie (Aznar también, pero no es el caso de hablar de este personaje "providencial" que, afortunadamente, tiene la virtud -quizás la única- de cumplir su palabra y se va, aunque es de temer que no lo suficientemente lejos). El líder de Esquerra Republicana de Catalunya, que dice haber pesado decisivamente en su día para que Terra Lliure abandonase las armas, parecía pretender lo mismo de ETA, decidido a pasar a la historia como el "mesías" que trajo la paz.
Él ha dicho que su propuesta de tregua no se limitaba sólo a Cataluña, pero dado el clima que se ha creado tras la revelación hecha por ABC, diario en el que alguien parece mantener excelentes relaciones con los servicios de inteligencia, nadie quiere creerselo. También se ha dicho que la entrevista estaba solicitada desde bastante tiempo antes y que ETA aceptó el encuentro sólo cuando Carod-Rovira alcanzó la alta posición de "conseller en cap" de la Generalitat. Obviamente, si el "mesías" catalán no fuera el patético vanidoso que es, su ahora discutible inteligencia le hubiera hecho responder a la invitación con la frasecita que gusta de soltar el otro "mesías", el mesetario: "Ahora no toca".
Y no se trata de que no se pueda o deba dialogar con ETA, y menos con tan constructivos
propósitos, sino de que hacerlo en el momento en que lo hizo el consejero jefe, sin comunicarselo al presidente de la Generalitat y pretendiendo, con esquizofrénico desparpajo, que participó en la reunión como representante de ERC y no del gobierno catalán no sólo es una venial deslealtad, sino una mortal estupidez.
No podía ni debía ignorar Carod-Rovira todo lo que llovía desde el partido del Gobierno, en
un país que llevaba meses en una feroz campaña electoral no declarada, contra el pacto
"antiespañol" del PSC en Cataluña. El "gol de oro" que este tonto ecuménico ha servido al
enemigo de su amigo y a su propio enemigo mediante su reunión con los terroristas le
cualifica más que sobradamente para desaparecer del Gobierno de Cataluña.
No por loco, no por desleal. Simplemente por idiota.
Mañana más porque hay mucho más que hablar: la torpeza insuperable de Zapatero (que no tiene nada de mesías pero sí de vergonzante catecúmeno), la infiltración de ETA y el papel de los servicios de inteligencia en la campaña electoral, la herencia endemoniada de Aznar... En fin, que, como dijo aquél, volveré. Ya sé que algunos no se lo creen y no les faltan motivos para ello. Otro día hablaré de mis afanes y penitencias.
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