28 julio, 2014

I Guerra Mundial: El horror precursor


Hace exactamente un siglo en esta fecha comenzó la I Guerra Mundial, cuyo balance de bajas marcó un punto de inflexión terrorífico respecto a todas las conflagraciones precedentes: casi 17 millones entre muertos y desaparecidos y más de 21 millones de heridos. Y todo por nada y para nada. 21 años después, y en gran parte como consecuencia de los resultados de la primera, estalló la II Guerra Mundial, cuyo balance está estimado en 61 millones de muertos, de los cuales 41 corresponden a civiles no combatientes, novedad inhumana de aquel desastre, al que hay que añadir el Holocausto y el empleo, por dos veces (y contra la población de dos ciudades japonesas) del arma terrorista por excelencia: la bomba atómica.

La humanidad deberia estar comprometida en una guerra permanente contra la guerra, pero lejos de ello, por unos o por otros, proliferan peligrosamente los conflictos localizados, que podrían llevar a un callejón sin salida, mientras la sofisticación tecnológica no cesa de crear nuevos instrumentos para el exterminio..Nadie debería ignorar que una tercera guerra mundial supondría la desaparición de una gran parte de la humanidad y un conjunto pavoroso de secuelas de larga duración para los supervivientes. La guerra -cualquiera que sea- debe dejar definitivamente de ser una opción y todos deberíamos ser partícipes de ese empeño.





JEAN JAURÈS, líder del Partido Socialista francés, se opuso fervientemente a la participación de su país en la I Guerra Mundial y pagó con la vida su posicionamento. Apenas 48 horas antes de ser asesinado, en su último discurso, realizado en Bruselas, Jaurés había pedido "poner en común, contra el monstruoso peligro de la guerra, todas nuestras fuerzas de voluntad y de razón". Hoy sus restos descansan en el Panteón de París, donde Francia rinde tributo a sus grandes hombres. Reconocimiento tardío, pero seguramente sincero, a quien sabía que son los pueblos, los ciudadanos, quienes pierden todas las guerras, incluidas aquellas que su nación gana.

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